Agricultura y Ganadería

La reforma laboral, el cierre de explotaciones y la mecanización hunden la contratación en el sector primario un 20% este verano

Castilla y León registra 20.788 contratos de trabajo en agricultura y ganadería en julio, el 65% indefinido, 6.000 menos que en 2021, cuando tres de cada cuatro eran por "obra y servicio"

Explotación ganadera en la localidad burgalesa de Cavia
Explotación ganadera en la localidad burgalesa de CaviaRicardo OrdoñezAgencia ICAL

La reforma laboral, el cierre de explotaciones agrarias, y principalmente ganaderas, así como la entrada con fuerza de la mecanización, por otro lado positiva para mejorar la calidad de vida de los que continúan, han hundido la contratación en el sector primario un 20,3 por ciento este verano en relación con el periodo estival de 2021, aunque al menos es la mitad que la caída nacional, donde rozó el 39 por ciento. Castilla y León registró 20.788 contratos de trabajo en agricultura y ganadería en el mes de julio de este año, el 65 por ciento de los mismos, indefinidos, una de las consecuencias de la reforma laboral, en un sector en el que existe gran porcentaje de temporalidad por circunstancias de la producción.

Esta cifra global supone 6.000 contratos menos que en 2021, un año, previo a la entrada de la reforma labora, efectiva desde el 1 de abril de 2022, cuando tres de cada cuatro trabajadores por cuenta ajena en el sector lo eran por ‘obra y servicio’, es decir, por el tiempo establecido de la duración de los trabajos concretos, una figura que sobre todo se utilizaba en agricultura en temporadas de vendimia, de regadío o de recogida de cultivos, como la patata.

Ahora, el escenario es bien diferente. El presidente de Asaja Castilla y León, Donaciano Dujo, aseguró que con carácter general, al empresario agrario y ganadero “le está siendo muy difícil encontrar mano de obra para trabajar en el campo”, algo que se complica aún más si la demanda es de empleo “cualificado y nacional”. “Es necesario contar con trabajadores sin conocimiento del tema, que nunca antes han hecho ese trabajo y no tienen experiencia, a los que se les enseña su trabajo en la explotación el día que empiezan. Para ciertas actividades de temporada, cuando el trabajador ha aprendido ya se ha terminado el trabajo”, lamentó Dujo en declaraciones a Ical.

El responsable sindical achacó a otras tres razones la caída notable de la contratación, además de la reforma laboral. La primera, en la que el sector insiste desde hace décadas, es la crisis galopante que vive la agricultura y ganadería y que ha obligado a cerrar “bastantes explotaciones, en el mayor número de casos, de ganaderos”. “Si se cierra, ya no contrata mano de obra. Esos empleos se pierden”, explicó.

En segundo lugar, se encuentra la consolidada mecanización de las explotaciones, “cada vez más”, como por ejemplo en la ganadería de vacuno de leche, donde se han instalado robots de ordeño “que lo hacen solos o salas grandes que requieren de menos mano de obra”. Esta mecanización, obviamente, ha llegado también a la agricultura, donde la vendimia o la recogida de patata es cada vez menos manual.

Cierres de explotaciones

Por último, en un año “tan catastrófico” como 2023, con sequía y un notable incremento de gastos por el alza de los precios, el agricultor y ganadero “se apaña como puede”, prosiguió Donaciano Dujo, “e intenta tener los menos gastos posibles”. En este apartado figura también reducir la contratación de personal y pedir favores a familiares o amigos en momentos puntuales de las diferentes campañas. También ha tenido que ver el hecho de que numerosas explotaciones ganaderas hayan reducido la cifra de su cabaña con el sacrificio de animales. “Quien antes necesitaba tres trabajadores ahora solo dos”, justificó.

El presidente regional de Asaja alertó de que “son muchas las causas que van reduciendo poco a poco el número de trabajadores eventuales del sector”. Sin embargo, a pesar de estas condiciones, Dujo destacó la dinámica del sector, pues mientras los datos de afiliados a la Seguridad Social por cuenta propia se reducen, crece el personal fijo asegurado por cuenta ajena. “Es la realidad de Castilla y León”, reflexionó a Ical.