Curiosidades
¿Sabes qué palabra en español contiene los cuatro signos ortográficos?
Un idioma universal de una gran riqueza en el que los hispanohablantes pueden utilizar del orden de las cien mil palabras
El español lo hablan en el mundo más de 600 millones de personas. Casi nada. O casi todo. Un idioma universal de una gran riqueza en el que los hispanohablantes pueden utilizar del orden de las cien mil palabras, según el Diccionario de la Lengua, incluyendo unos 19.000 americanismos, y que cuenta con hasta 15.000 verbos, algo que la hace única.
Una lengua, además, limpia y que lee y escribe tal cual se pronuncia, rica y variada en conceptos y que es la más rápida de hablar. O lo que es lo mismo, en el español se pueden decir más sílabas por segundo que en cualquier otro idioma. Dispone de palabras y frases que pueden leerse de igual forma a derecha o a izquierda, los palíndromos, como por ejemplo la palabra reconocer.
Igualmente, existe en el español otra palabra que podemos escribir pero no pronunciar. El singular del imperativo salirse, escrito lo leeríamos salle en lugar de sal-le, por el dígrafo ll.
Y, para más inri, el español cuenta con otra palabra en español única y excepcional, por cuanto tiene los cuatro signos ortográficos que un término puede tener en nuestro idioma: la virgulilla de la ñ, la diéresis sobre la ü, la tilde del acento y el punto sobre la i: pedigüeñería.
Pero es que, además, el español es rico por su refranero popular o por un montón de frases con las que se pueden definir ciertos comportamientos o actuaciones. Es el caso de “Tomar las de Villadiego”, que popularmente se refiere de forma coloquial a aquella persona que huye apresuradamente de algún lugar o situación, porque siente miedo a que le ocurra algo y no se atreve a enfrentarse a esta circunstancia u otra más personal que le resulta incómoda o porque huye de algún compromiso, detrás de la cual se adivina la intención de no volver de ninguna manera. O lo que es lo mismo: largarse de improviso, de forma atropellada con prisas y sin decir nada ni dar una explicación. Como aquella otra frase del hombre que fue a comprar tabaco y no volvió.
Una expresión cuyo origen, parece ser, estás en las calzas, una especie de pantalones hasta la rodilla que se fabricaban en un pueblo de Burgos, llamado justamente Villadiego, pero con un gran impronta literaria, puesto que aparece en algunos pasajes de nuestros clásicos, como en El Quijote de Miguel de Cervantes, que la usa al describir el momento en el que el barbero fue derribado de su asno por el ingenioso hidalgo:«puso los pies en polvorosa y cogió las de Villadiego». También en otra de sus grandes obras, como La Gran Sultana, Cervantes emplea otra variante: «pondré pies en polvorosa y tomaré las calzas de Villadiego».
También Ruiz de Alarcón en su comedia «Los pechos privilegiados» escribe: «Culpa a un bravo bigotudo rostriamargo y hombrituerto, que en sacando las de Juanes, toma las de Villadiego» Y en La Celestina, la Tragicomedia de Calisto y Melibea escrita en el año 1499 y atribuida a Fernando de Rojas y debió de ser muy popular, ya que la encontramos frecuentemente en nuestros clásicos. En este libro en concreto se utiliza la frase “Tomar las calzas de Villadiego”.
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