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¿Conoce el origen de estos cuatro refranes típicos españoles?

Algunas expresiones habituales en España cuentan con una gran historia detrás
RAE
La Razón

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Existen muchas formas distintas de hablar un idioma. Hay quien prefiere hacerlo de una forma totalmente formal. En cambio, otros se dan al lenguaje más neutro que con el paso de los años consigue modificar algunos de los puntos más destacados de las lenguas.
Así, con el tiempo algunas palabras se modifican o modernizan adaptándose a los nuevos tiempos. Por ello, existen una serie de normas que se dedican a controlar la forma correcta del lenguaje pese a que siempre se trabaja para modernizarlo.
En ese sentido en España, además, contamos con un gran ejemplo gracias a la gran repercusión que tiene nuestro idioma. El español es una de las lenguas más habladas en todo el mundo. Su gran presencia e historia alrededor del globo le ha dotado de una fuerza y prestigio superior a muchos otros idiomas. Más de 400 millones de personas hablan español algo que solo otras tres lenguas son capaces de superar, según las últimas investigaciones.
Así las cosas, según los datos más recientes del Instituto Cervantes en la actualidad hablan español alrededor de 585 millones de personas en todo el mundo. Este dato pone de relieve el gran número de habitantes en el planeta que conocen la lengua, un dato muy a tener en cuenta.
Además, la institución ha previsto en sus últimos informes, en los que analiza el futuro del español, que esta cifra de hispanohablantes pueda alcanzar su cénit en el año 2068. Según el Instituto Cervantes, en esa fecha habrá unos 700 millones de personas que hablen español, casi 200 más en apenas 40 años.
Volviendo al campo de la riqueza del idioma cabe destacar que con el paso de los años las lenguas se fueron perfeccionando hasta el punto de aparecer diccionarios o instituciones que regulaban su uso. En el caso del español esto es cosa de la Real Academia de la Lengua Española (RAE) cuyas normas marcan la forma correcta de escribir y hablar. Incluso, como los idiomas están vivos cada año se incorporan nuevas palabras que enriquecen todavía más las lenguas.
Uno de los detalles que hacen más especial al español son los refranes. Según la RAE, un refrán es un “dicho agudo y sentencioso de uso común”, aunque también se define como una aquella frase popular repetida tradicionalmente que puede expresar un pensamiento moral, un consejo o una enseñanza.
El origen de los refranes españoles
Dentro de los muchos refranes o frases hechas hay algunos que utilizamos prácticamente a diario. Por ello, a continuación destacamos el origen de cuatro de ellos que en algunas ocasiones cuentan con historia y otros con curiosidades desconocidas para la mayoría.
  • “No dar palo al agua”: esta expresión tan utilizada para aquellos que no hacen nada tiene su origen en el mar. Esta era una frase utilizada antaño por los marineros a aquellas personas que no llegaban a acercarse al agua para tirar la caña que proporcionara alimento. Además, también hay estudios que destacan que la expresión se relaciona a la tripulación de barcos que no hacía esfuerzo para remar.
  • “Irse por los cerros de Úbeda”: en más de una ocasión seguro que hemos espetado esta oración a alguien que no es claro con una explicación. Así, esta frase nació en 1233 en plena batalla entre cristianos y almohades en Úbeda cuando uno de los mandos, Álvar Fáñez, no se presentó a la pelea. La excusa de este fue que se había perdido aunque no muchos le creyeron dando lugar a esta expresión.
  • “A buenas horas, mangas verdes”: aquellos que suelen demorarse en una cita escuchan esta frase de forma recurrente. Su origen reside en una hermandad que capturaba bandidos en la época de los Reyes Católicos. Gracias a su vestimenta, con mangas de color verde, nació esta expresión tan odiada por muchos.
  • “Quien se fue a Sevilla, perdió su silla”: popular entre los más pequeños, este refrán también tiene un origen histórico como en los casos anteriores. Aunque todos hemos usado este refrán tras quitarle el sitio a alguien, su creación reside en una disputa entre dos. Una disputa entre dos hombres que querían hacerse con el Arzobispado de Sevilla. Así, el primero de ellos partió a Santiago de Compostela para preparar el cargo del otro pero al volver a Sevilla este ya había usurpado su sitio dejando una frase hecha para la historia.