El desafío independentista
ERC exige a Sánchez una mesa de diálogo entre “gobiernos”
La mesa de negociación que proponen los republicanos para poder facilitar la investidura del candidato socialista debe ser “entre iguales”
ERC ha estrechado hoy el margen del PSOE para alcanzar un pacto de investidura: los republicanos han aclarado que la mesa de negociación que plantea debe estar formada por los gobiernos (Moncloa y Generalitat) y no por los partidos, como habían asumido los socialistas. Además de ese matiz, han recordado que el diálogo debe incorporar otras tres condiciones, que también parecen lejos de allanar el camino hacia un acuerdo: no pueden haber vetos a los contenidos que se aborden –cada actor planteará sus propuestas–; se debe fijar un calendario –para que la búsqueda de soluciones no se eternice en el tiempo–; y, reclaman mecanismos de control que garanticen que los acuerdos se cumplen.
A pesar de todo, el partido de Oriol Junqueras, que está manteniendo encuentros con JxCat para consensuar también un posicionamiento común, no se ha alineado del todo con las tesis del partido de Carles Puigdemont, todavía más inasumibles para el PSOE –el viernes, por ejemplo, Elsa Artadi reclamaba el reconocimiento como interlocutor de Puigdemont–. Los republicanos se han limitado a exigir unas condiciones para fijar las bases de un diálogo aunque también han avisado, en relación al contenido, que también exigen que se deje la puerta abierta a que cada actor pueda presentar sus propuestas, una circunstancia que puede convertirse en el mayor escollo para el acuerdo.
Los republicanos ya han asegurado, como es natural, que plantearán el derecho de autodeterminación y la amnistía, dos puntos que rebasan las líneas rojas marcadas por el PSOE, que insiste en que cualquier diálogo debe basarse en el respeto al marco constitucional. Estas diferencias, por tanto, no invitan al optimismo en el seno de los republicanos. «Ahora estamos a una distancia sideral», ha asegurado hoy Sergi Sabrià, en una entrevista en «Rac1». El propio Sabrià, además, ha advertido de que Quim Torra debe liderar el diálogo, por una cuestión de «respeto institucional», al ser el presidente de la Generalitat.
En todo caso, ERC también tiene ante sí una oportunidad para ganar impulso antes las elecciones catalanas. Si el PSOE acaba cediendo a sus exigencias, los republicanos pueden presentarse como un partido responsable, capaz de desbloquear la política española, y útil para el independentismo, que ahora, momentáneamente, ha dejado en un segundo plano los desafíos rupturistas para avanzar hacia la independencia y se ha parado a exigir diálogo al Estado –bajo el lema «Spain, sit and talk»–. «Nosotros no somos los del veto, somos los del diálogo», ha precisado Sabrià.
ERC, además de plantear sus cuatro condiciones, contará a partir del lunes por la tarde con un nuevo argumento de peso para exigir un acuerdo al PSOE: la voz de las bases. Los militantes de Esquerra votarán el lunes en una consulta que plantea la siguiente pregunta: «¿Está de acuerdo con rechazar la investidura de Pedro Sánchez si previamente no hay un acuerdo para abordar el conflicto político con el Estado a través de una mesa de negociación?». La respuesta será previsiblemente un masivo «sí».
El partido de Junqueras, que en julio puso todas las facilidades para que fructificara la investidura de Sánchez, ha cambiado el paso ahora ante un escenario mucho más comprometido. La proximidad de las elecciones autonómicas en Cataluña y el aviso que le dio el electorado independentista el 10-N –Esquerra retrocedió mientras JxCat y la CUP crecieron– ha obligado a la formación a endurecer las negociaciones con el PSOE.
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