Coronavirus

El confinamiento en uno de los pueblos más pequeños de España: “No nos ha afectado nada porque nunca nos vemos en la calle”

Gisclareny tiene ahora catorce habitantes y su máxima preocupación es que vayan turistas en verano

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Gisclareny está situado en un paraje privilegiado, nada menos que el bello valle del Pedraforca, la montaña más peculiar de Cataluña por su forma, y una de las más emblemáticas y famosas. Pese a que su población habitual oscila entre los 25 y 27 habitantes,ahora mismo solo hay catorce habitantes. Es el pueblo con menos residentes de la comunidad autónoma, y uno de los más pequeños de España. Está en la comarca del Berguedà, muy al norte de la provincia de Barcelona.

No hay ninguna tienda ni bar, apenas un restaurante, pero si hay un hotel rural que se llama Rústic Vilella. Su propietario, Oriol Baños, explica a LA RAZÓN como va el confinamiento. Empieza describiendo el pueblo. “Son casos aisladas”, dice, por lo que no existe lo que se entiende como un centro.

“El confinamiento por el coronavirus casi no lo hemos notado”, añade Baños, y lo justifica por la escasísima población actual. “No lo notamos porque no nos vemos casi nunca, al tratarse de casas aisladas”, añade. No hay ningún caso por positivo. Es decir, ya antes de la pandemia, los habitantes de Gisclareny ya casi no se movían de casa, o como máximo paseaban por los alrededores de la vivienda. Es muy difícil encontrar a alguien por la calle. Una de las pocas salidas se deben a salir a sacar el perro.

Sin embargo, si que se comunican. Explica Baños que lo hacen a través de un grupo de Whatsapp. A nivel presencial, todo es diferente. “Como máximo, nos encontramos en algún punto en común, como los contenedores para lanzar la basura”, señala. Por lo tanto, es imprescindible el uso del coche, con y sin coronavirus. Para ir a comprar, tienen que ir hasta Bagà, que está a 20 kilómetros en coche por una carretera de montaña.

Obviamente, la máxima preocupación es el turismo, eliminado ahora por completo, aunque en realidad solo afecta al citado restaurante, al hotel rural y a un refugio de montaña cercano. Por Semana Santa no fue nadie y la incógnita es lo que sucederá este verano. De todas maneras, confían un poco en la gente residente en Cataluña.