Cataluña
Un 88 % más de personas duermen en la calle en Barcelona que en 2008
Un 85 % son hombres y la medida de edad es de 41 años
Barcelona registra más de 1.239 personas que viven en la calle, lo que representa un 88,3% más que hace 12 años --respecto a las 658 de 2008-- según el informe ‘Viure al carrer a Barcelona. Radiografia d’una ciutat sense llar’, de la Fundació Arrels.
En rueda de prensa este jueves, el director de la entidad Ferran Busquets, ha añadido que el ‘sinhogarismo’ no solamente incluye las personas que duermen en la calle, sino que también hay 2.171 alojadas en recursos públicos, y 836 personas que viven en asentamientos --solares, fábricas y locales en desuso--, lo que arroja un total de 4.246 personas sin hogar en la ciudad.
Según estos datos, la diferencia entre hombres y mujeres sigue siendo “constante”, con un 85% de varones, y con una media de edad global de 40,9 años.
Busquets ha remarcado el incremento de las personas sin hogar de entre 16 y 25 años: el 95% son migrantes de otros países y muchos han pasado por centros de menores, centros de protección, pero “a los 18 años han sido abocados por el sistema directamente a la calle”.
En Barcelona, la estancia media de tiempo de permanencia en la calle es de tres años y cinco meses, “una auténtica barbaridad”, y según Busquets la vulnerabilidad de estas personas crece con el tiempo, especialmente a partir de los seis meses.
Según la educadora Gemma Gassó, en seis meses la autoestima se ve minada y la persona se siente excluida; cuando las personas llegan a la calle “lo primero que se deteriora es la autoestima”, lo que genera un sentimiento de falta de confianza.
Otro factor es el deterioro de la salud física y mental porque estas personas están centradas en sobrevivir y no realizan ningún seguimiento médico, presentando cuadros de llagas y úlceras que no se tratan en urgencias hasta que la situación es "insostenible".
Busquets ha diferenciado tres tipos de vulnerabilidad: alta, media y baja, y ha cifrado que el 80% de las personas que viven en la calle se encuentra en la franja media-alta.
De hecho, la vulnerabilidad es más baja entre quienes llevan menos de seis meses, cuando "sube muchísimo" porque su situación se cronifica de forma clara, ha lamentado Busquets.
Gassó ha destacado que otro de los factores de vulnerabilidad de estas personas es el género, "el hecho de ser mujer", al correr un mayor riesgo de agresiones sexuales en las calles y estar sometidas a una gran presión sexual por parte de hombres que les ofrecen ayuda con contrapartidas.
Ante esta situación, la entidad ha propuesto abrir pequeños espacios en la ciudad para que estas personas "se sientan bien, cómodas y puedan descansar", y a medio y largo plazo prevenir que acaben en la calle, entre otras.
La crisis sanitaria del coronavirus ha sido para el colectivo una fuente de desprotección y de soledad porque estas personas se han quedado sin acceso a comedores sociales, duchas y espacios de descanso como estaciones: “La gente lo ha pasado mal”.
Este colectivo se ha visto sometido a una decena de sanciones policiales --registradas por la entidad-- por no seguir el confinamiento por el estado de alarma, lo que ha motivado durante estas semanas que la entidad extendiera unas 500 acreditaciones como persona sin hogar para este colectivo.
Según Busquets, la preocupación de estas personas durante el estado de alarma no ha sido el coronavirus, sino poder cubrir sus necesidades básicas: “La salud queda en segundo término y lo han vivido de forma diferente”.
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