Salud

“En seis meses habrá tratamientos que reduzcan las muertes por covid a niveles de la gripe”

Bonaventura Clotet y Valentí Fuster auguran que no habrá ninguna vacuna fiable hasta 2022 y confían en que antes habrán terapias eficaces para frenar la infección

Vista del departamento de producción de Biofabri, del grupo Zendal, que prevé fabricar "cientos de millones" de dosis de la vacuna de la Covid-19 en la que trabaja la farmacéutica estadounidense Novavax, con la que cerró un acuerdo para producirla en la Unión Europea- EFE/Salvador Sas
Vista del departamento de producción de Biofabri, del grupo Zendal, que prevé fabricar "cientos de millones" de dosis de la vacuna de la Covid-19 en la que trabaja la farmacéutica estadounidense Novavax, con la que cerró un acuerdo para producirla en la Unión Europea- EFE/Salvador SasSalvador SasEFE

Hace dos años, el doctor Valentí Fuster, que dirige el área cardiovascular del hospital neoyorkino Mount Sinai, y otros médicos y científicos que trabajan en los Estados Unidos iban a entregar a Donald Trump un documento donde alertaban de que el mundo no estaba preparado para afrontar una pandemia. Por motivos que no vienen al caso, finalmente, no llegaron a entregar el informe, y a los Estados Unidos, igual que al resto del mundo, la Covid-19 le cogió sin los deberes hechos. En el primer debate del ciclo HealthinSight, organizado por la Fundació “la Caixa”, Fuster, que repasó junto al doctor Bonaventura Clotet el éxito de los tratamientos disponibles para pacientes con covid, admitió que no le sorprendió la eclosión de esta pandemia que llegó en forma de coronavirus. “En los últimos años, habíamos tenido avisos", dijo. El SARS, el MERS o el ébola son sólo tres ejemplos. Lo que sorprendió al doctor Fuster fue el alud de ingresos a los que se enfrentó en marzo, que iban de la mano de una “enorme” mortalidad cada día. Entonces, Fuster estaba en el hospital de Nueva York en el que trabaja reorganizando la actividad del centro para poder asistir a los pacientes que llegaban. “Nunca había visto ni leído nada igual”, admite.

El mismo recuerdo tiene el doctor Clotet de los primeros días de la pandemia. El jefe de enfermedades infecciosas del Hospital Germans Trias i Pujol, que ha reenfocado su actividad al estudio de la covid después de muchos años de dedicarse al VIH, ahora visto con perspectiva admite que se reaccionó tarde cuando la situación en China era dramática. “El subconsciente nos llevó a pensar que seríamos más fuertes, pero nos equivocamos", dice. Diez meses después de convivir con la covid, la comunidad médica empieza a conocer el virus y este aprendizaje a base de observar y escuchar a los pacientes, ahora evita muchas muertes. “Para superar la pandemia hemos de ser resilientes y tener paciencia”, dice Fuster.

El cardiólogo cuenta que la enfermedad tiene cuatro fases. Un 40% es asintomático, luego hay un grupo importante de personas que tiene síntomas leves y no requiere hospitalización, otro que ya requiere ingreso porque el virus ha entrado en la sangre y el organismo se inflama, y una última fase en la que la inflamación y la coagulación se complica como respuesta del sistema inmunitario al virus y el paciente requiere cuidados intensivos y ayuda para respirar.

Tres tratamientos para combatir virus

Observando a dos pacientes en fase 3 con coágulos en las arterias, Fuster empezó a administrar a este grupo anticoagulantes y logró reducir un 50% la mortalidad. Los resultados de un estudio a partir de esta experiencia saldrán en breve. Es un ejemplo de cómo la medicina ha ido adecuando los tratamientos para evitar que un caso de covid acabe en la UCI. Clotet añade que desde el punto de vista terapéutico, los médicos tienen tres armas. La primera son los antivirales, como redemsivir, que fueron los primeros fármacos en suministrarse. Luego están los anticoagulantes para evitar trombosis, entre otras cosas. Y, finalmente, los antiinflamatorios, como la dexametasona, un corticosteroide, que ayuda a reducir la inflamación y a evitar la famosa tormenta de citoquinas, una reacción incontrolada del sistema inmunológico que puede dañar la órganos vitales. En el caso de la Covid-19, Fuster explica que además del pulmón, “en las autopsias, estamos encontrando más afectaciones en los riñones y el cerebro, donde estamos viendo que el daño de los vasos sanguíneos causa microembolias”. Hasta ahora estos fármacos se utilizan por separado, pero Clotet y Fuster avanzaron que se están haciendo ensayos clínicos con una “pluripíldora” que agrupe los tres medicamentos y conseguir un tratamiento más efectivo. Lo ideal es atajar con antivirales que el virus se replique antes de que tener una inflamación que desarrolle otros estadios de la enfermedad.

En esta línea, Clotet auguró que “en seis meses habrá una terapia que reduzca la mortalidad por covid a los niveles de la gripe”. Fuster y Clotet confían más en esta línea para atajar la pandemia que en la vacuna. No creen que haya una vacuna fiable antes de dos años, dicen, tras desdeñar que las autoridades políticas se metan en asuntos de ciencia. “Hay que separar ciencia y política”, aconsejan.

Asturias, un ejemplo a seguir

Tanto Fuster como Clotet evitaron criticar la estrategia política en España para frenar la covid. Fuster puso como ejemplo de gestión Taiwan, Singapur, Nueva Zelanda y, más cerca, Asturias. Una regulación estricta, el acceso a una información clara y el rastreo y los test de detección rápida como herramientas de control son claves para contener el virus