Seguridad vial

Estas son las carreteras más peligrosas en Cataluña

Los motoristas están involucrados en casi la mitad de accidentes graves o mortales

El exceso de velocidad conlleva sanción económica de 100 a 600 euros y pérdida de 2, 4 ó 6 puntos del permiso de conducir | Fuente: Alberto Ortega / Europa Press
El exceso de velocidad conlleva sanción económica de 100 a 600 euros y pérdida de 2, 4 ó 6 puntos del permiso de conducir | Fuente: Alberto Ortega / Europa PressAlberto OrtegaEuropa Press

El RACC ha presentado esta mañana un nuevo informe sobre la seguridad vial en Cataluña que pone el acento en la situación de los motoristas y en las carreteras más peligrosas de la comunidad. Así, pese a que este colectivo representa apenas el 2,4% de los vehículos circulantes, las motos están involucradas en el 44% de accidentes graves o mortales. Respecto a las carreteras, depende del tipo de vehículo, si se trata de un coche, un camión o una moto, pero la Arrabassada aparece siempre en todas la quinielas y desde hace años.

Así las cosas, el informe European Road Assessment Programme (EuropRAP) analiza los accidentes de tráfico ocurren en los tramos de carreteras, autovías y autopistas que concentran el 75% de siniestros en Cataluña, y compara los datos con los de los últimos tres años.

Respecto a las motos y los ciclomotores, en 2020 estuvieron involucrados en 1.354 accidentes y en 195 de éstos hubo muertos o heridos graves, mientras que 2005 los hubo en 451 de los 873 accidentes con motos implicadas, por lo que, a pesar de que la accidentalidad de los motoristas ha “aumentado de manera sustancial”, hay menos víctimas, ha explicado el director del área de movilidad del RACC, Cristian Bardají. En los 10 tramos con más accidentes los últimos tres años hay una “elevadísima presencia” de motoristas, que están implicados en el 75% de accidentes con muertos o heridos graves y son el 50% de víctimas mortales en estos puntos negros.

Como en otras ediciones, el estudio alerta de la diferencia de riesgo según el tipo de vía -cuatro veces más en carreteras que en autovías y autopistas-, de manera que aunque en los últimos 15 años el riesgo ha bajado cerca del 60% en todas las vías, la comparativa entre ellas sigue siendo “desproporcionada”, según la ha calificado Bardají.

En total, el 29% de la red viaria catalana tiene, valorando el volumen de tráfico y el número de accidentes, un índice de riesgo alto o muy alto de accidentalidad -casi todas en carreteras de un carril por sentido- y el más alto es el de la carretera de la Arrabassada, con 13 accidentes graves el último trienio, todos con al menos un motorista afectado.

Para los camiones, el tramo con más accidentes es la carretera GI-600 entre Tordera y Blanes (Girona), y de la N-340 en Tarragona, un foco habitual de siniestros de vehículos pesados, solo está en la lista de más accidentalidad la variante de Torredembarra. El tramo de la carretera BV 5224 entre Manlleu y Torelló ha pasado del octavo lugar en la edición pasada al segundo con el riesgo más alto en esta edición. Por sexto año consecutivo, el tramo que acumula más accidentalidad grave (sin tener en cuenta el tráfico que pasa) se encuentra en la C-58 entre Barcelona y Cerdanyola.

De los 10 tramos de esta lista, 5 pertenecen a la provincia de Barcelona, 4 a la provincia de Girona y 1 a la provincia Lleida. Este año no hay ninguno de la provincia de Tarragona.

Fallecidos

El estudio detalla que hasta noviembre de este año han muerto 122 personas en 116 accidentes en Cataluña, un 26,9% menos que en el mismo periodo de 2019, y entre 2018 y 2020 los accidentes graves o mortales se han reducido un 10,6% y el riesgo ha caído un 4,9%. El balance tras 20 años de estudio, no obstante, es que en el año 2000 hubo casi 700 muertes en las carreteras catalanas, por lo que en estas dos décadas el riesgo ha bajado un 73% en el conjunto de la red viaria.

En las conclusiones, los responsables del estudio recuerdan que en 2010 la UE fijó como objetivo reducir las muertes por tráfico un 50% antes de 2020, y en Cataluña hasta 2019 bajaron un 25%.

La tendencia a la baja se rompió en 2014, lo que “habría hecho muy difícil conseguir el objetivo”, pero las restricciones de movilidad en 2020 llevaron a una reducción de la mortalidad del 54% al terminar la década.