Historia

De Goya a Dalí: el arte perdido durante la Guerra Civil

Algunas obras maestras de la pintura desaparecieron sin dejar rastro entre 1936 y 1939

El desaparecido retrato de Maria de Abadal, por Salvador Dalí
El desaparecido retrato de Maria de Abadal, por Salvador DalíFundació Gala-Salvador Dalí

Las guerras, además de las pérdidas humanas, conllevan otro tipo de destrucciones, incluso de tipo artístico. Durante la Guerra Civil, pese a los esfuerzos de muchos por salvar el tesoro patrimonial, algunas obras se perdieron para siempre. Estas son algunas de las que se han perdido para siempre entre 1936 y 1939.

La primera obra de Goya. Francisco de Goya dejó una muestra de su talento en la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción, en su Fuendetodos natal, la misma en la que fue bautizado. Fue allí donde estuvo durante décadas guardada la que se ha considerado como la primera obra original de Goya, las únicas que se guardaban en la tierra natal del artista. Por desgracia, durante la Guerra Civil los bombardeos se ocuparon de destruir tanto el templo como lo que había en su interior. Es el caso del conjunto goyesco que contaba con 24 metros cuadrados, un grandioso mural de temática religiosa y que estaba situado en el altar de las reliquias. La escena principal era una representación de la venida de la Virgen del Pilar a Zaragoza y su aparición al apóstol Santiago y los convertidos. Lo único que ha llegado del conjunto son fotografías en blanco y negro. Recientemente la Diputación de Zaragoza llevó a cabo una reconstrucción digital de lo destruido.

Retrato de Maria Abadal, por Dalí. Es evidente que Salvador Dalí es célebre por ser uno de los pilares del surrealismo gracias a la creación de un imaginario propio basado en imágenes oníricas. Sin embargo, Dalí también fue realista como demostró en muchos retratos. Eso es lo que demostró en una pintura de la que no se sabe nada desde la Guerra Civil. Es el titulado como “Retrato de Maria de Abadal” que Dalí realizó por encargo en 1927, aunque no lo completó hasta el año siguiente. Es una de las grandes obras maestras del Dalí retratista que aprovecha también la ocasión para jugar con el espacio y plasmar un paisaje de masía mironiana. El hecho de que fuera un óleo sobre madera probablemente hizo que fuera más fácil su desaparición. Incluso se desconocen sus medidas. Rafael Santos Torroella, el gran especialista en el artista ampurdanés, le dijo al autor de estas líneas que era probable que el cuadro hubiera sido víctima del fuego bélico, aunque también añadía que “la esperanza es lo último que se pierde”.

El segador, por Miró.El Pabellón de la República Española en la Exposición Universal de París, en 1937, es especialmente célebre por haber sido el primer hogar del “Guernica” de Picasso. Sin embargo, el conjunto de obras presentes en aquel espacio diseñado por Sert y en apoyo de una República herida de muerte sigue siendo hoy impresionante. Además de Picasso, se contaba con Calder, Alberto, Buñuel o Miró. Este último fue el responsable de una gran pintura titulada “El segador” y que podía rivalizar en cuanto a tamaño y fuerza con el mismísimo “Guernica”. Una vez concluida la Exposición Universal, la obra de 5,50 por 3,65 metros, viajó a España donde se perdió para siempre su rastro. En la actualidad se desconoce si fue destruida o simplemente extraviada.

Los Bayeu en la Moncloa. Si hay una saga familiar íntimamente ligada con Goya y su tiempo esa es la de los Bayeu. El gran pintor aragonés se formó junto a esta familia, una de las más importantes de su tiempo en cuanto a encargos artísticos. Antes del estallido de la Guerra Civil, una sobresaliente muestra de su trabajo se guardaba en el Real Sitio de la Moncloa, un palacete situado en el noreste de Madrid y que en aquel tiempo pertenecía al Ministerio de Fomento. Además de pinturas de los Bayeu, un depósito del Museo del Prado, el edificio también albergaba obras de José del Castillo o Antonio González Velázquez. Todo ello despareció para siempre en 1939.En la actualidad el espacio ocupado por ese edificio lo ocupa el Palacio de la Moncloa, sede de la presidencia del Gobierno.