Movilidad
El 46% de los motoristas ve peligroso circular por Barcelona
El RACC recomienda revisar los cruces con carril bici en doble dirección, los cojines berlineses y la pintura del asfalto. Además, aboga por impulsar el uso de la moto eléctrica y el motosharing
“Barcelona es una ciudad de motos”, aseguró Josep Mateu, director general del RACC, durante la presentación del informe que la entidad ha elaborado acerca del uso de este vehículo en la ciudad, en el cual se pone de relieve que Barcelona es la ciudad Europea que más motos tiene por habitante y por superficie. En 2020, había censadas 271.090 motocicletas, lo que representa el 33% del parque móvil y supone un incremento del 6,7% respecto a 2010, siendo así el único medio de transporte que ha crecido, junto a las furgonetas.
Así las cosas, pese a que Roma lidera el ránking europeo de ciudades con más motos, Barcelona, con cerca de 450.000 desplazamientos diarios en este tipo de vehículo, es la que cuenta con una mayor ratio de motos por habitante (0,17), por delante de la capital italiana (0,13), Milán (013), Valencia (0,12) o Madrid (0,08), así como de motos por kilómetro cuadrado de superficie (2.660).
Ante estos datos, Ricard Casalins, responsable de Proyectos de Movilidad del RACC, señalaba que “las cifras que ostenta Barcelona en cuanto al uso de la moto son muy altas y eso, bien gestionado, puede ser una ventaja estratégica para la ciudad”, entre otras cosas porque éste vehículo supone una menor ocupación del espacio público, es de alta ocupación, su electrificación es sencilla y además existe un servicio de motosharing consolidado.
Por otro lado, tal y como indicó Mateu, la flexibilidad que este medio de transporte proporciona a sus usuarios, así como su bajo coste, hacen que la moto se convierta a día de hoy en una buena opción para los desplazamientos en la ciudad, especialmente en un momento en el que el gobierno municipal ha apostado por reducir los carriles de circulación, complicando así la fluidez del tránsito.
Seguridad
Pero para poder sacar partido de este elevado uso de la moto, Barcelona tiene que emprender una serie de medidas para garantizar que ello suceda de forma segura y eficiente. Para empezar, hay que tener en cuenta que ese elevado uso de la moto va acompañado de una alta siniestralidad. Y es que entre 2010 y 2020 más de la mitad de las víctimas mortales en accidentes de tráfico en la ciudad fueron motoristas y, de hecho, el año pasado, 8 de los 12 fallecidos en accidente circulaban en moto. Al respecto, Casalins señaló que “de todos los vehículos implicados en accidentes de tráfico en Barcelona en la última década, un 36% fueron motos o ciclomotores, así que, si tenemos en cuenta que los desplazamientos en este tipo de vehículo representan el 6,2%, el riesgo de sufrir un accidente en moto es seis veces mayor que en coche”.
En este contexto, cabe destacar que los puntos de mayor concentración de accidentes con víctimas mortales de motoristas en la Ciudad Condal son los cruces de las calles (37%), las vías secundarias (24%), las Rondas (13%) y los accesos a la ciudad (6%), mientras que el día con mayor accidentalidad de motoristas es el viernes (20%) y la franja horaria, entre las 6 horas y las 14 horas (44%). En este sentido, hay que tener en cuenta que el 46% de los motoristas encuestados en el marco de este informe cree que es peligroso circular en moto por Barcelona, el 22% considera que es muy peligroso y el 25%, bastante peligrosos, especialmente por los giros en cruces con carriles bici de doble sentido (53%), los cojines berlineses y la pintura en el asfalto, elementos que el 52% consideran peligrosos.
Pero más allá de los que se refiere a la necesidad de emprender medidas para reducir esa siniestralidad, es necesario también garantizar una oferta racional de plazas de aparcamiento para motos. A día de hoy, Barcelona dispone de 82.000 plazas señalizadas para motocicletas, de las cuales el 94% están en la calzada y el 6% en la acera. Así pues, la ciudad tiene una media de 3,3 motos por plaza, aunque esa proporción varia en función del distrito y hay algunos, como Ciutat Vella (6,3) o Nou Barris (5,4), que tienen un importante déficit. Además, hay zonas en las que directamente no hay aparcamientos para motos señalizados, como los barrios de montaña Collserola, Montjuïc o Zona Franca.
Hacia el motosharing y la electrificación
Y si bien el RACC apuesta por favorecer el uso de la motocicleta en la ciudad, ya que, como señalaba Mateu, “ésta evita que se genere una mayor problema de movilidad en la ciudad”, considera que ello debe pasar por impulsar electrificación de la moto y el motosharing.
Al respecto, cabe mencionar que a día de hoy los hábitos y el perfil del usuario de la moto privada difiere del de la compartida. Así, mientras que entre los primeros, el 59% tiene más de 5 años de experiencia circulando por la ciudad, entre los segundos ese porcentaje cae hasta el 45%, pero además, los propietarios de las motos privadas la usan más de cuatro días a la semana (45%) y, principalmente, para ir a la trabajo o centro de estudios (69%) y, sin embargo, los usuarios de las moto compartida la usan un solo día (47%) y sobre todo para actividades de ocio (68%) y compras (45%). De cualquier forma, en ambos casos, se trata de conductores jóvenes, en su mayoría menores de 40 años, lo que podría explicar que el 76% de los usuarios que ahora se desplaza en moto, antes lo hiciera en transporte público, mientras que el 17% se pasó del coche a la moto.
Sobre el fomento del servicio de motosharing, que en Barcelona cuenta con unas 7 mil motos, siendo así la ciudad europea líder en este ámbito, Mateu indicaba que “es importante ampliar su alcance al ámbito metropolitano y modificar el actual sistema, en el que muchas empresas gestionan pocas motos de uso compartido, para que el parque de cada una de estas empresas sea mayor y, por lo tanto, resulte más rentable para ellas y dé mejor servicio a los usuarios”.
Por su parte, Casalins considera que “aprovechando que en Barcelona hay un grupo considerable de personas que van en moto, hay que intentar que sigan haciéndolo y no se pasen al coche, pero ello debe pasar por el fomento del uso de la moto eléctrica”, algo que en el caso de las motos es relativamente sencillo, ya que no es necesario instalar puntos de carga a domicilio ni construir infraestructuras, puesto que existen otras alternativas como la carga de la batería portátil a través de un enchufe doméstico.
En el ámbito de la sostenibilidad, es importante señalar el envejecimiento del parque de motos de la ciudad, de las cuales el 49% tienen más de 11 años de antigüedad, una cifra que entre los ciclomotores alcanza el 66%. De hecho, del total de vehículos de dos ruedas, el 13% tiene más de 20 años. Así pues, con la puesta en marcha de la Zona de Bajas Emisiones, Barcelona ha sacado de la circulación a un 15% del sus motos, mientras que en torno al 20% circula con etiqueta amarilla, que es la siguiente sobre la que pesará esa prohibición
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