Salud

Identifican seis variables genéticas que aumentan el riesgo de sufrir adicción al juego

Un estudio desarrollado por investigadores de IDIBELL y el Hospital de Bellvitge confirma que los genes de los factores neurotróficos están asociados al trastorno del juego, lo cual supondría un paso más hacia la personalización de los tratamientos para mejorar los resultados de la terapéutica

Se estima que entre el 0.02% y el 2% de la población adulta va a sufrir alguna adicción al juego en algún momento de su vida y la incidencia va al alza
Se estima que entre el 0.02% y el 2% de la población adulta va a sufrir alguna adicción al juego en algún momento de su vida y la incidencia va al alzaIevgen Chabanov

En 2015, en torno al 0,9% de la población había tenido o tenía adicción al juego, mientras que cerca del 4,4% evidenciaba alguna conducta de riesgo de cara a desarrollar esta adicción. Estas cifras se mantienen estables a día de hoy, aunque ha cambiado el perfil, ya que aumentan los casos entre los pacientes más jóvenes, ha ganado peso el juego on line y el estratégico se está imponiendo al no estratégico.

Pero lo realmente significativo es que del total de personas que inician tratamiento, un 70% responde bien a la terapia, sin embargo, el 30% restante fracasa y abandona la terapia o bien acaba recayendo. Estos datos ponen de manifiesto que es necesario mejorar los programas de tratamiento y, en este sentido, adquiere especial relevancia la terapéutica de precisión.

“El objetivo es tratar a cada pacientes con técnicas, fármacos o terapias concretas, las que más se adecuen a su perfil, yendo así a la diana en lugar de usar un protocolo estándar para todos”, señala Susana Jiménez, jefa del grupo del IDIBELL y Coordinadora de la Unidad de Juego Patológico del Hospital de Bellvitge, quien, en este sentido, señala que “es importante identificar esos predictores de fracaso terapéutico para poder actuar con programas específicos de tratamiento que sean más eficaces para ellos”. “La idea es tener modelos predicativos que, en el momento en el que paciente llega a la primera entrevista, nos ayuden a identificar esas variables que nos van a hacer fracasar o no en el tratamiento y poder así implementar tratamientos más eficaces”, añade.

Así pues, como indica la doctora Jiménez, “es posible mejorar los resultados de la terapéutica si aplicamos tratamientos que van justo a aquellas dianas, a aquellos factores de riesgo de cada paciente”, pero, si bien en las adicciones a sustancias y trastornos mentales existen muchas evidencias sobre factores de riesgo neurobiológico, genético, en adicciones comportamentales hay bastante menos. “A nivel de estudios genéticos, había algo, pero con evidencias muy escasas”, comenta, de manera que desde el Instituto de Investigación Biomédica de Bellvitge (IDIBELL) y el Hospital Universitario de Bellvitge se propusieron llevar a cabo un estudio de genes candidatos que permitiera arrojar algo de luz acerca de la vulnerabilidad a sufrir adicción al juego, en la que si bien interactúan factores de diversa índole, como los sociales o los psicológicos, también juegan un papel destacado los factores biológicos.

“No hemos hecho todo el genoma, sino que seleccionamos las neurotrofinas, que son unas proteínas que regulan supervivencia y crecimiento de las neuronas, porque en adicciones a sustancias y otros trastornos psiquiátricos se había visto que estaban implicadas como factores de riesgo”, explica Susana Jiménez, quien al respecto añade que, en el contexto de este estudio, que se ha publicado en la revista Scientific Reports, “se ha explorado a más de 300 individuos, de los cuales 166 tenían diagnóstico de adicción al juego de apuesta y 191 controles”. “Hemos genotipado la secuencia genética de las neurotrofinas y hemos visto seis cambios, que se observan con más frecuencia en los individuos que tienen trastorno de juego respecto a los que no lo tienen”.

Estos resultados indicarían que estas variaciones podrían estar implicadas en el desarrollo y mantenimiento del trastorno de juego, siempre en interacción con otras variables de riesgo, y además, se observó que estas variables, concretamente, estaban situadas en la secuencia de tres neurotrofinas y una de ellas está justo situada en el receptor del BDNF, que está implicado en procesos de aprendizaje, de memoria, de pensamiento, de estado emocional y que también se ha visto en adicciones a sustancias y otros trastornos psiquiátricos, como los de alimentación, por ejemplo.

A tenor de estos resultados, “hay que seguir en esta línea y ver la asociación de estos genes con la severidad del trastorno y tenemos ya varios proyectos en la línea de identificación de biomarcadores, también hormonales y neurocognitivos, ya que la de adicciones comportamentales es una línea de investigación que está menos explorada”, indica Jiménez, líder de esta investigación, quien al respecto señala que “este trabajo es una pequeña contribución y hay que seguir explorando en esta misma línea, pero el objetivo de todas estas investigaciones es tener identificados esos subtipos, esas características concretas de pacientes para poder hacer terapéutica de precisión aplicando tratamientos que van justo a las dianas de aquellos factores de riesgo de cada paciente, y mejorar así los resultados”