Historia

El misterio del cráneo atravesado por una daga en el puente que comunica con la Generalitat

Uno de los edificios más emblemáticos del Barri Gòtic sigue conservando uno de los principales enigmas de Barcelona

Una imagen del Pont del Bisbe de Barcelona
Una imagen del Pont del Bisbe de BarcelonaWikimedia

Forma parte del paisaje de la ciudad, pero hay que mirar hacia arriba para saber de él. Es en el conocido como Pont del Bisbe, el puente que une el Palau de la Generalitat con la Casa dels Canonges en la calle del Bisbe de la capital catalana. Es allí donde reposa desde hace años un cráneo atravesado por una daga como si fuera un elemento arquitectónico. Sobre todo esto se han construido historias y leyendas que han tratado de dar explicación a lo que es uno de los grandes enigmas de Barcelona.

El puente es original de 1928 a partir de un proyecto del arquitecto modernista Joan Rubió i Bellver, un artista que trabajó con Gaudí en la Sagrada Familia, la Casa Batlló o el Park Güell. Además de artista, Rubió fue concejal en el Ayuntamiento de Barcelona por la Lliga Regionalista de Cambó, tiempo en el que se encargó de la remodelación del Barri Gòtic. Su capacidad para recrear estilos queda evidente, por ejemplo, en el Palau de la Balmesiana, aunque es en el Pont del Bisbe donde, además de plasmar su personal sello, también introdujo un enigma sin resolver.

El Pont del Bisbe, pese a su aparente antigüedad, no ha celebrado todavía su centenario. Rubió logró imitar la manera de hacer neogótica, aunque no siempre contó con el respaldo de la prensa de la época que crítico duramente, incluso con despiadadas caricaturas, aquella construcción, como puede verse en las páginas de “L’Esquella de la Torratxa”. A Rubió no le importó, como tampoco se preocupó de dar una explicación al motivo por el que instaló un cráneo atravesado por una daga bajo el puente. Eso ha generado numerosas leyendas, como la que afirma que si se extrae la daga, el puente puede acabar colapsado o la que asegura que el cráneo es real. Igualmente se especula que cualquiera que pasa bajo el cráneo y lo mira tiene la posibilidad de pedirle un deseo, pese a que estamos ante lo que evidentemente es un símbolo de muerte.

No se puede olvidar que Rubió había trabajado codo con codo con Gaudí, un arquitecto que se inspiraba en la propia naturaleza humana para imaginar algunos de sus más destacados proyectos. ¿Puede ser que el discípulo tuviera en cuenta lo que le enseñó su maestro, muerto dos años antes en un fatal accidente de tranvía? Por desgracia no se tiene una respuesta firme y el protagonista de esta historia prefirió alimentar la leyenda.

Joan Rubió i Bellver falleció el 30 de noviembre de 1952 en Barcelona. Habían pasado 24 años desde que había logrado poner ese cráneo atravesado por una daga. Se llevó con él a la tumba una pregunta que sigue sin tener respuesta.