Barcelona quiere ser más cervantina

«Archivo de la cortesía, albergue de los estranjeros, hospital de los pobres, patria de los valientes, venganza de los ofendidos y correspondencia grata de firmes amistades, y en sitio y en belleza, única». Con estas palabras tan conocidas como celebradas y aparecidas en la segunda parte de «Don Quijote de la Mancha», Miguel de Cervantes Saavedra dedicaba uno de los mayores elogios que ha recibido jamás la ciudad de Barcelona.

La capital catalana ha vivido durante siglos bajo la estela del paso del gran escritor. A veces se ha volcado en recordar su estancia, como cuando en 2005 conmemoró el Año del Libro y la Lectura, cuarto centenario de la publicación de la primera parte de «Don Quijote de la Mancha». Pero luego, tras los fastos, las cosas han vuelto a su sitio hasta el punto que hoy, la que fuera residencia de Cervantes, es hoy un triste supermercado.

Ayer, coincidiendo con la apertura de la Reunión Anual de Directores del Instituto Cervantes, el alcalde de Barcelona, Jaume Collboni, y el director del Instituto Cervantes, Luis García Montero, hablaron de la conexión de la ciudad con el gran novelista. A este respecto, Collboni aprovechó para anunciar toda una batería de iniciativas con las que se quiere reforzar ese matrimonio entre el padre de Alonso Quijano y la ciudad de lo acogió, un episodio que en su momento fue estudiado con detalle y pasión por el especialista Martí de Riquer.

En este sentido, el alcalde habló de la creación de un Premio Cervantes con una dotación de 6.000 euros y que servirá para recomprensar una investigación sobre la relación de Cervantes con Barcelona y Cataluña. A él podrán participar tanto investigadores como docentes universitarios y el resultado final será editado por las Publicacions de l’Ajuntament de Barcelona.

Por otra parte, el Ayuntamiento ha obtenido en depósito por parte del Museo Nacional d’Art de Catalunya (Mnac) la escultura «Don Quijote», de Juli González, que se exhibirá en el patio de esculturas del edificio consistorial, junto con las de Clarà, Llimona, Miró o Gargallo. La pieza original de 1930, de unos 43 cetímetros de altura, cuenta con réplicas en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía de Madrid y en el Centre Pompidou de París.

Todavía se hizo pública otra propuesta más dedicada al escritor de Alcalá de Henares al convertirse Barcelona en la futura sede de la reunión de ciudades cervantinas el año que viene. Esta red está formada en la actualidad por 32 ciudades españolas y latinoamericanas.

Por ahora, sin embargo, el Ayuntamiento no tiene prevista ninguna actividad o iniciativa para salvaguardar la vivienda de Miguel de Cervantes en Barcelona donde, desde hace tiempo, falta una placa municipal al mismo nivel de las que se han dedicado recientemente, por ejemplo, a George Orwell o Jaime Gil de Biedma.

Por otro lado, y ya en el Saló de Cent del Ayuntamiento, García Montero recordó que Barcelona sigue siendo «archivo de cortesía». El Cervantes, que cuenta con 100 centros repartidos por 47 países, es, según García Montero, relativamente reciente en comparación con el British Council, la Alianza Francesa o el Goethe Institute, pero «el Instituto Cervantes solo podía tener sentido si se creaba dentro de una democracia consolidada, después de que la dictadura franquista utilizara la lengua desde una perspectiva imperialista».

El director del Instituto Cervantes celebró el hecho de que este organismo haya pasado de los 50 millones de euros de presupuesto durante los peores años de la crisis, en 2012, hasta los 80 millones actuales, un hecho que ha permitido abrir en fecha reciente tres nuevos centros, en Dakar, Los Ángeles y Seúl.

Por otro lado, ilustran las buenas relaciones entre las lenguas cooficiales del Estado datos como que «en el curso 2022-23 se organizaron en el exterior 96 cursos en catalán y todos los años se programan 8.000 actividades culturales, de las cuales unos 4.250 relacionadas con la lengua y la cultura en catalán».

La Reina Letizia, habitual en estos encuentros, presidirá hoy una sesión de trabajo con todos los directores en el Ayuntamiento de Barcelona, centrada en el multilingüismo, en una jornada en la que también se abordará la relación entre el español y las lenguas indígenas americanas.

Todo ello servirá para promover que la ciudad sigue siendo un eje del mundo cervantino, pese al supermercado en la casa del escritor.