
Historia
Esta es la única catedral del mundo con un escudo del Barça en sus vitrinas: no es la de Barcelona ni la Sagrada Familia
La historia de Barcelona está llena de detalles

Cuando uno entra en Santa Maria del Mar, la majestuosa basílica gótica del barrio del Born en Barcelona, encuentra silencio, historia y espiritualidad. Lo que no espera, desde luego, es descubrir un escudo del Fútbol Club Barcelona incrustado en una de sus vidrieras. Sin embargo, ahí está. El emblema blaugrana, casi como una aparición, se deja ver si se alza la vista con atención hacia uno de los ventanales laterales. Y aunque más de un visitante se frota los ojos pensando que está viendo una alucinación, lo cierto es que se trata de un escudo completamente real. ¿Qué hace el símbolo de un club de fútbol en uno de los templos más antiguos y emblemáticos de la ciudad?
La respuesta nos lleva a uno de los episodios más oscuros y dolorosos del siglo XX español: la Guerra Civil. El 17 de julio de 1936, justo al estallar el conflicto, un incendio provocado por los republicanos arrasó el interior de Santa Maria del Mar. Las llamas se prolongaron durante once días, destruyendo la mayoría de elementos litúrgicos, las imágenes, los retablos barrocos añadidos a lo largo de los siglos… y, por supuesto, las vidrieras. El daño fue tan grave que la Generalitat, una vez extinguido el fuego, optó por tapiar todas las entradas salvo una, la que da al paseo del Born, para evitar saqueos. El humo dejó marcas negras todavía visibles en los muros y el techo del templo.
Una restauración posible gracias a gremios, entidades... y al Barça
La restauración de la basílica no se produjo de inmediato. Tras la guerra, se inició una lenta recuperación del edificio, impulsada por intelectuales y artistas como el escultor Frederic Marès. Una de las principales tareas fue devolverle su luz. Las vidrieras, muchas de las cuales se habían perdido, comenzaron a reponerse en los años 60. Pero la financiación era complicada. Por eso, se organizó una campaña de patrocinio en la que participaron diversos gremios, instituciones, entidades públicas y privadas. Entre ellas, el Fútbol Club Barcelona.
El club, profundamente enraizado en la historia de la ciudad y comprometido con su patrimonio, quiso sumarse al esfuerzo colectivo para rehabilitar Santa Maria del Mar. A finales de los años 60, la directiva destinó unas 100.000 pesetas de la época (equivalentes a unos 600 euros actuales) para costear una de las nuevas vidrieras, diseñadas por el artista Pere Cánovas Aparicio. Como gesto de agradecimiento y para dejar constancia de su aportación, el escudo del Barça fue incluido en la parte inferior del ventanal.
Una firma en vidrio emplomado
El escudo mide 50 cm por 40 cm y está integrado con discreción en el diseño de la vidriera. Se encuentra a la izquierda del altar, y aunque no es fácil de localizar a simple vista, quien lo descubre rara vez olvida la sorpresa. Es una firma silenciosa, una muestra del vínculo entre el club y la ciudad, más allá del fútbol. Una anécdota para los culés, un tesoro para los historiadores, una curiosidad para los turistas.
Santa Maria del Mar, conocida popularmente como "la catedral del mar" por la novela homónima de Ildefonso Falcones, es una de las iglesias más queridas de Barcelona. No solo por su belleza gótica, con una nave central diáfana que sigue admirando a los expertos en arquitectura, sino por su simbolismo. Fue construida entre 1329 y 1383 por los vecinos del barrio de la Ribera, en especial por los bastaixos, los descargadores del puerto, que cargaban sobre sus espaldas las piedras desde Montjuïc. A diferencia de la catedral oficial de Barcelona, que fue impulsada por la nobleza y el alto clero, Santa Maria del Mar es el templo del pueblo llano.
A lo largo de los siglos, Santa Maria del Mar ha vivido terremotos, incendios, reformas, bodas reales, pasadizos secretos y saqueos. Pero quizás uno de los detalles más insólitos de toda su historia, y desde luego uno de los más contemporáneos, es este escudo azulgrana que adorna una de sus vidrieras. Un pequeño gesto de apoyo convertido en curiosidad monumental.
Paradójicamente, aunque se encuentra en Barcelona, esta basílica no es la catedral de la ciudad (título que corresponde a la Catedral de la Santa Cruz y Santa Eulalia). Aun así, es la única catedral o iglesia del mundo conocida que lleva un escudo del Barça entre sus vitrales. Una mezcla singular de espiritualidad, historia y fútbol que solo podía suceder en una ciudad como esta.
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