Exposición imprescindible

Fernando Vicente, un pintor del Prado a Barcelona

El artista inaugura una exposición en la Galería Jorge Alcolea

Una de las obras que pueden verse en la exposición
Una de las obras que pueden verse en la exposiciónGalería Jorge Alcolea

Fernando Vicente es capaz de ilustrarlo todo. Su arte se ha puesto al servicio de lo mejor de la literatura, ya esté firmada por Bram Stoker, Lewis Carroll, Federico García Lorca o Arthur Conan Doyle. Él cree que se puede ilustrar todo, incluso la guía telefónica donde hay, qué duda cabe, numerosos personajes. Pero a eso se le suma su gran labor como pintor, una faceta que no se ha podido disfrutar hasta la fecha en Barcelona. La Galería Jorge Alcolea, en la capital catalana, ha derribado ese muro dedicando una importante exposición a este creador, un verdadero disfrute para los ojos donde podemos ver la fuerza del pincel de Fernando Vicente, su envidiable talento para convertir lo clásico en algo verdaderamente moderno.

Todo esto coincide en un momento en el que el artista se ha reencontrado con la pintura más clásica gracias a las sesiones que está realizando como copista en el Museo del Prado, una oportunidad para aprender de los grandes maestros en la pinacoteca por excelencia. En conversación con este diario, Fernando Vicente comentó respecto a su experiencia que allí «pinto cosas que me gustan mucho como Velázquez, Van Dyck, Fortuny. Busco que haya textura de piel, como ahora estoy haciendo con Guido Reni. El Prado es un buen aprendizaje. Me paso el día pintando al óleo que es lo que me hacía falta».

La presencia en la Galería Jorge Alcolea supone la primera exposición de este creador en Barcelona en cuatro décadas, algo que deseaba desde hacía tiempo Vicente. Es también su manera de presentarse como un artista que trabaja con el óleo y que deja para estas composiciones el acrílico, la técnica con la que realizar la mayoría de ilustraciones. ¿Por qué el óleo ahora? «No ha surgido ahora sino que apareció durante la época del confinamiento». Cuando se le pregunta por la diferencia entre las dos técnicas, el artista comenta que «con el óleo tienes que buscar una impresión en un papel muy bueno para que se vean los detalles. En cambio el acrílico es más gráfico».

En los cuadros de la exposición se nos aparecen personajes literarios, como la Julieta de Shakespeare o la Caperucita Roja de Perrault, pero llevadas a nuestro tiempo. Fernando Vicente incorpora a esas mujeres fuertes que interpelan al espectador en soporte ovalado, pero las lleva a nuestro tiempo al dibujar tatuajes sobre la piel de cada una de ellas.

Pese a que el artista es de formación autodidacta y que no ha pasado por la Facultad de Bellas Artes, reconoce que «en mi familia nosotros teníamos oído para la pintura. He dibujado de siempre, desde que era crío. Mi madre, ahora, con 70 años cumplidos se ha puesto a pintar. Por todo ello, para mis padres, lo más importante que he hecho hasta ahora es ser copista en el Museo del Prado». Cuando hace esta afirmación, Fernando Vicente enseña al autor de estas líneas imágenes de algunos de los cuadros que realiza su madre y se puede asegurar que es impresionante su capacidad para recrear con exactitud matemática el «Jardín de las delicias» del Bosco.

En la muestra, además de pintura, hay unas pocas ilustraciones de su personal mirada a «Alicia en el país de las maravillas», el gran clásico de Lewis Carroll. Una de esas imágenes ha sido recientemente reproducida en un muro del Barri Gòtic barcelonés, lo que demuestra que la iconografía de Fernando Vicente tiene un impacto que va más allá de la reproducción en un libro. El cartel que realizó para la Feria del Libro de Madrid, con una mujer feliz que sostiene un libro atravesado por una flecha propia de Cupido es ya mítico. «Para el de Alicia no me pidieron permiso para copiarlo, pero sí con la imagen del cartel de la Feria del Libro que se ha reproducido en la pared de un edificio en Colonia. Me impacta ver que hay gente que también la lleva tatuada. En este tiempo me debo haber encontrado medio centenar de personas que la tienen tatuada», explica Vicente.

Todo esto pasa en un momento en el que reconoce que los encargos has disminuido un poco, hecho que le permite seguir acudiendo al Museo del Prado. Pese a ello, hay algunas propuestas sobre su mesa de trabajo, alguna vinculada con novelas clásicas que merecen una nueva lectura de la mano de su pincel.

Fernando Vicente sigue siendo la alegría de pintar, un respeto a la técnica, una mirada que nos atrae. Por eso poder ver su trabajo en la Galería Jorge Alcolea, tenerlo tan cerca en Barcelona, es una buena noticia.