Entrevista
Juan Milián: “Colau es una brújula estropeada. Siempre marca la dirección incorrecta”
Entrevista con Juan Milián, número dos del PP en la candidatura de Barcelona y autor del libro "¡Liberaos!" (Deusto)
Juan Milián (1981, Morella) ha sido esta semana nombrado número dos de la candidatura del PP, que lidera Daniel Sirera, y ha publicado recientemente “¡Liberaos!” (Deusto), un libro en el que desgrana claves del fracaso del populismo en España y hace una reivindicación del liberalismo humanista como vía para el retorno de la responsabilidad. Esta nueva publicación llega después del éxito que obtuvo con “El proceso español”, muy citado entre espacios políticos del constitucionalismo por la deriva que ha tomado la política nacional. Milián también es coordinador general del PP de Cataluña.
Concluye que la indignación como motor de cambio político ha fracasado, ¿por qué?
La indignación como emoción ya no sirve a los objetivos que se había planteado la izquierda populista en España. Ellos prometieron que con la indignación conseguirían el cambio político y conseguirían regenerar las instituciones. Una década después, vemos que no ha sido así, sino lo contrario. La democracia está peor, ha degenerado. El objetivo publico era regenerar la democracia en una época de desafección política a nivel global, pero el objetivo que había detrás era alcanzar y mantener el poder. Han fracasado en el objetivo público y ahora están fracasando en el objetivo de mantener el poder.
¿Cómo interpreta el relevo de Podemos con Yolanda Díaz para mantener a ese espacio a la izquierda del PSOE en el poder?
Vemos que la sobreactuación de indignación y rabia de políticos como Pablo Iglesias o Irene Montero no está funcionando y por eso están mirando hacia otro tipo de emoción, como la cursilería de Yolanda Díaz para mantener un electorado cautivo y vinculado con las malas ideas. La indignación, como emoción para cambiar la política, fracasa, pero las malas ideas que se asociaron a la indignación (cultura de la cancelación, políticas de identidad...) permanecen. Considero que la indignación ha fracasado y cuando hablo del retorno de responsabilidad es más un deseo, pero veo signos de que va a volver.
La indignación ha fracasado, pero sigue presente en la sociedad y hay otros partidos protesta como Vox que tratan de recogerla.
Sí, la indignación, como toda emoción, no es buena o mala “per se”, sino para qué la usas. Las ideas mueven el mundo, pero son las emociones las que eligen esas ideas. La izquierda populista usó la indignación al poner al servicio de unas ideas populistas que laminaban todos los pilares de la democracia liberal, pero las causas de la indignación podían ser justas. De hecho, muchas de ellas, lo eran: la lucha contra la crisis económica de un Gobierno del PSOE que la negaba o el mal gobierno. El problema es que ante el populismo de izquierdas no sirve una respuesta simétrica: sirve para ganar votos, pero no sirve para resolver los problemas. El populismo no es solo una retórica, sino también un proyecto político que pone por delante a un líder y quiere cargarse todo lo que hay entre ese líder y la sociedad.
¿Cómo escapa España del populismo? Habla del retorno de la responsabilidad.
Lo que hace falta es recuperar la responsabilidad y asociar las emociones a un proyecto responsable. En el libro hablo de un liberalismo humanista, que es un regreso a los principales pilares del liberalismo clásico, que en los últimos años han sido socavados (Estado de Derecho, la verdad, la educación, la cultura del esfuerzo...). De todas maneras, creo que la fase populista en España ha pasado sin haber tomado ninguna decisión irreversible (otros países, como el Reino Unido, en su momento populista tomaron la decisión del Brexit). En España, el PSOE se ha convertido en un partido semileal a la democracia y está degradando las instituciones. Cabe tener en cuenta el daño institucional y cultural: lo que está provocando es una fragmentación de la sociedad que va implícito en el populismo: una vez entras en el Gobierno, divides la sociedad entre buenos y malos porque quieren tener una sociedad estresada para que no pida rendición de cuentas.
¿Colau es la única que resiste a ese fracaso de la indignación?
Yo creo que Colau será pasado a partir del 28-M en Barcelona. Colau ha hecho de Barcelona su laboratorio ideológico. Barcelona es una ciudad maravillosa, pero con Colau hemos tenido el peor gobierno municipal de España. El problema es que el PSC ha abierto la puerta. El populismo también tiene sus colaboradores en un partido que antes era más o menos serio como el PSC, pero que en los últimos 20 años se ha convertido en la puerta de entrada a la mala política, con el procés, el derecho a decidir y ahora la peor alcaldesa de Barcelona.
¿Cuál considera el área más criticable de la gestión de Colau?
Colau ha degradado la ciudad en todos sus ámbitos: seguridad, okupas, movilidad y falta de oportunidades económicas. Quizás el que más afecta a los ciudadanos es la seguridad: es como si hubiéramos perdido el derecho a vivir tranquilos en nuestra propia ciudad y es un área que depende del PSC. Con Colau, también hay una ideología hegemónica en el ayuntamiento contraria a la propiedad privada, que fomenta las okupaciones. También hay un problema con las ocurrencias ideológicas, con temas como las «superilla», que están provocando que haya desigualdad y atascos en una ciudad que en gran parte es cuadriculada y fácil para la movilidad. Colau es como una brujula estropeada, siempre marca la dirección incorrecta. Si quieres saber qué es lo correcto, apunta en dirección contraria.
El PSC ataca a Trias por su independentismo, otra versión populista fracasada. ¿Resta en estas elecciones ser separatista?
Sí, y de hecho el separatismo lo ve e intenta maquillarse, pero debemos ser conscientes que JxCat y Trias es un partido independentista que quiere pactar con ERC y su objetivo primordial es la independencia. Trias defendió a Artur Mas y Puigdemont en el procés en todo momento. Podemos salir de la pesadilla de Colau y meternos en otra peor que es la pesadilla del independentismo.
¿Cuáles son las causas del paso de la aclamación a Colau e Iglesias al abucheo en menos de diez años?
En ese tipo de mala política ya existe el germen de la autodestrucción porque actúa como falsas religiones, con sus falsos profetas y sus nuevas inquisiciones y hace herejes y purgas, pero también con sus promesas de paraíso en la tierra. Cuando gobiernan, crean decepción porque sitúan las expectativas muy altas o, en lugar de crear un paraíso, crean un infierno de impuestos y mala gestión. Tenían buenos eslóganes pero no buenas ideas. Una vez en el gobierno, la sociedad percibe que están siendo un desastre, empeorando la calidad de vida, las instituciones, que se han convertido en la peor versión de la casta que denunciaban. También hay otro tema que la indignación que usaban comporta odio y rabia hacia otro colectivo y al final la sociedad también se cansan de odiar, como hemos visto en Cataluña con el procés. Tú puedes odiar unos años, pero llega un momento en que te cansas y de una politica que solo se basa en sobreactuación, rabia e ira tiene un limite y más en una sociedad razonable como la española, que no tolera esta alta emocionalidad. En sus discursos, además, han perdido credibilidad en gran medida por la falta de ejemplaridad, como el chalet de Iglesias.
Las formas de Colau y Podemos son más brutas, pero también señala que Sánchez conduce a España a una transición antidemocrática.
Pedro Sánchez no tiene un pensamiento elaborado para conducir a España hacia un proyecto que él tenga. Es un significante vacío, sin grandes principios políticos, pero con mucha ambición. Y esa ambición anula cualquier sensibilidad hacia la idea de limitar su acción política. Es capaz de asumir los principios de cualquier aliado para sobrevivir en el Gobierno. España, gracias al marco constitucional o la Unión Europea, hace que Sánchez no use una brutalización directa de las instituciones, sino una desvitalización progresiva, es decir, poco a poco, paso a paso va cometiendo atrocidades contra la democracia y cuando ves el conjunto, te das cuenta de la degradación democrática que vive España. Todavía parece que no existe una respuesta muy clara de la sociedad a esa transición antidemocrática de Sánchez. No quiero creer que quiera una dictadura, pero también creo que no quiere cuidar la democracia: le trae sin cuidado la calidad de la democracia. Hará lo que haga falta para mantenerse en el poder y lo que le permitan los contrapoderes y el marco de la UE.
Según queda recogido en el libro, «la política debería limitarse a pactar unos mínimos que nos permitan un ambiente de seguridad y cordialidad, sin desatender nunca a las personas más vulnerables». ¿Qué significa seguridad, cordialidad y vulnerabilidad en la práctica?
La idea de liberalismo humanista va más allá del liberalismo económico. Creo que el Estado tiene un gran papel que jugar. Cuando hablo de fortalecer el Estado de Derecho, me refiero a que el Estado tiene que hacer pocas leyes, pero buenas y que se cumplan. Un Estado que no sea grande, pero sí fuerte y haga cumplir las leyes que promulga. Tiene un papel fundamental y cada vez lo va a tener más en la educación. En educación, estamos yendo también hacia atrás, como en la democracia. El papel del Estado no debe ser tampoco proveer toda la educación a través de un sistema público ya que puede ser privada o concertada, pero debe ser garantista, que garantice que todo el mundo tenga una educación de alta calidad. Esa es la riqueza de las naciones, el capital humano. Sin embargo, la izquierda, con una mala educación que trata de ser igualitaria a la baja, se está cargando la igualdad porque a las propias familias humildes les interesa estándares educativos altos en la escuela pública porque no tiene recursos para refuerzos de sus hijos.
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