Opinión

Libros, bolígrafo y papel

Señalan directamente a las pantallas y dispositivos digitales como causa de los malos resultados de la enseñanza

Las principales asociaciones pediátricas aconsejan evitar la exposición a las pantallas antes de los 18-24 meses
Dos niños ante pantallasDREAMSTIMELA RAZÓN

Con alarmante regularidad vienen apareciendo en los periódicos noticias que llaman la atención sobre el estado de la enseñanza, que es de descrédito y desmoronamiento con amenaza de ruina, y de abandono por parte de los poderes encargados de velar por ella, de mantenerla en pie y de devolverle el crédito y la firmeza que tuvo y se merece.

Entre las más recientes, una de este mismo periódico, cuyo titular rezaba así: “Un mayor uso de pantallas en la primera infancia está relacionado con peores resultados en lectura y matemáticas”, y que hacía referencia a un estudio realizado por un equipo de investigadores canadienses. A ella se sumaba otra, publicada por las mismas fechas en un diario de tirada nacional, sobre el movimiento de padres en favor de la vuelta a los libros de texto, un movimiento que lleva años luchando contra el experimento educativo que ha supuesto la introducción masiva e indiscriminada de los dispositivos digitales en las aulas. Y a principios de este mes de octubre se conocían los resultados de una macroencuesta, según la cual, en España, uno de cada cinco docentes de Secundaria se plantea seriamente dejar la enseñanza en los próximos cinco años.

Pero vayamos hoy solo a las dos primeras, esto es, a las que señalan directamente a las pantallas y dispositivos digitales como causa de los malos resultados de la enseñanza, confirmados puntualmente, en el caso de Cataluña (y de manera especial en comprensión lectora y matemáticas, los dos puntales del aprendizaje), en los informes PISA que se publican cada año. Algo en lo que están de acuerdo la mayoría de los expertos en cuestiones pedagógicas, y también algunos gobiernos, como el de Suecia, un país admirado por su sistema educativo, que ya en 2023 paralizó la implantación de la tecnología digital tras detectar los pobrísimos niveles alcanzados y abrió la puerta a volver a los libros de texto.

Y de eso se trata, de priorizar los libros, el bolígrafo y el papel sobre las pantallas y los teclados. Los libros, porque en ellos está todo lo que el alumno debe saber, y convenientemente ordenado y magníficamente presentado e ilustrado, y porque su uso contribuiría a restituir los conocimientos como eje central del aprendizaje (hoy, mentira parece, centrado en las competencias o el trabajo por proyectos) y a recuperar de paso el valor de la memoria; el bolígrafo y el papel, porque al escribir a mano, aseguran estudios recientes, el cerebro se activa mucho más que cuando se hace en un teclado, lo cual ayuda a fijar y retener las ideas, a concentrar el pensamiento y no distraer la atención, y también porque acaso sea esta la única manera de que las generaciones más jóvenes no acaben perdiendo una de las destrezas básicas del ser humano, y tan valorada antes de la tiranía de las nuevas tecnologías.