Entrevista
«El problema es que, en la carrera, el contacto con el mundo real es muy pobre»
Olga Díez, CEO de The Onion Inside y psicóloga social
El informe Ruta 44: visión sobre el futuro laboral de los Zetas universitarios, realizado por The Onion Inside y promovido por BTOB y la Universidad Complutense de Madrid con el objetivo de usarlo como base para el lanzamiento de un programa universitario que busca reducir la brecha entre formación y mercado laboral, pone de manifiesto el desencanto y la desesperanza de los jóvenes universitarios catalanes en relación a su entrada en el mundo laboral.
¿Qué grado de importancia tiene el título universitario para los jóvenes catalanes? ¿Es para ellos garantía de acceso al mercado laboral?
Para ellos tiene una importancia relevante. Más de la mitad de los jóvenes catalanes considera que es imprescindible para acceder al mercado laboral, pero en nuestro estudio hemos visto también que creen que el tener el título no les garantiza la preparación que consideran necesaria para empezar en el mundo laboral
¿Por qué existe este pesimismo? ¿Cuál es la causa?
Según lo que manifiestan los jóvenes, el principal problema es que, en la carrera, el contacto con las empresas y el mundo real es muy pobre. Un 46,4% de estos jóvenes no ha accedido a prácticas ni ha tenido contacto con empresas ni con el mundo laboral y aquellos que han podido hacer esas prácticas reconocen que les faltan contenidos, que no han accedido al conocimiento que tienen que tener en el momento de acceder al mercado. Para ellos la carrera es demasiado teórica. Y el problema es, como ellos mismos señalan, que al acceder a los primeros empleos les piden el título y experiencia, que ellos no tienen y es imposible que tengan porque no han accedido a prácticas, lo cual es contradictorio. Es decir que los jóvenes indican que las empresas les piden competencias que no tienen y no pueden tener si no han hecho prácticas. Por ello, en el proyecto Ruta 44 apostamos por empezar prácticas desde los primeros cursos porque ni siquiera tiene sentido esperar a los últimos cursos para empezarlas. Lo idóneo es detectar ese talento joven desde el principio. En definitiva, este proyecto pretende dar estas muestras de realidad a los estudiantes y no solo a través de prácticas, sino también mediante salidas de un día a las empresas para recibir briefing reales.
¿Cuáles son las preferencias de estos jóvenes en relación a su futuro laboral? ¿Dónde quieren trabajar? ¿Qué papel juega el emprendimiento? ¿Cuáles son sus prioridades?
La mayoría están pensando en trabajar en pequeñas y medianas empresas. Eso denota un cambio en las sinergias en relación a las expectativas laborales de los jóvenes, que antes aspiraban a trabajar en grandes multinacionales. Sin embargo, ahora su prioridad es entrar en empresas que les permitan una evolución, en un contexto laboral en el que se puedan implicar, sean escuchados y tomen decisiones. Eso parece normal en los Zetas, una generación de la que decimos que es creadora de contenidos y se expresa. Por otro lado, solo el 14,3% se plantea emprender, algo que parece estar más relacionado con los milennials. Así, para los jóvenes catalanes de hoy en día, a la hora de orientar su futuro profesional prima el poder desarrollarse y crecer personalmente, algo que parece contradecir la visión general que tenemos de ellos, a los que consideramos personas poco implicadas, con escaso compromiso y desvinculados del contexto laboral. En cuanto a las variables que para ellos son más importantes a la hora de escoger una empresa en la que trabajar figura el salario, el buen ambiente laboral, la posibilidad de crecimiento y un horario flexible, que se pueda conjugar con su vida privada, así como las políticas de inclusión de la compañía. Es decir, optar por un empleo adaptado a su código y a cómo son ellos.
¿Han cambiado las demandas de los jóvenes universitarios en relación con su empleo? ¿Es un perfil diferente respecto al de generaciones anteriores?
Sí, el sueldo sigue siendo un ítem, una variable fundamental, como siempre lo ha sido, pero hay otros elementos, como por ejemplo las políticas de inclusión o la flexibilidad horaria y la puerta abierta para tomar decisiones, que son muy identitarios y muy característicos de la generación Zeta, que necesita empezar desde sus primeros años en el mundo laboral con este nivel de implicación más elevado. Eso tiene mucho sentido porque es una generación que ha crecido creando comunidades y estando en grupos diversos, comunicándose por distintos canales...Es decir, están plasmando lo que hacen en su día a día en el contexto laboral y eso es lo natural.
Por lo tanto, ¿existe un desencanto en relación con su entrada en el mundo laboral? ¿Eso en qué se traduce, cuál es la consecuencia?
Claro, existe cierto desencanto y cierto temor porque se sienten poco preparados, algo en lo que las empresas pueden hacer mucho y poner mucho de su parte acompañándoles en estos primeros procesos. Y esto se traduce en la necesidad que sienten estos jóvenes de emigrar. Según el estudio, el 83,9% de los estudiantes catalanes afirma que, una vez finalizada la carrera, emigrarían a otros países para empezar a labrarse un futuro laboral, lo cual implica que se está escapando talento de una forma escandalosa si no hacemos algo para remediarlo. Básicamente se plantean emigrar a países europeos, donde ofrecen unas condiciones laborales mucho mejores de las que esperan encontrar en España, cambiando así la tendencia de generaciones anteriores, que tenían más aspiraciones hacia América. De hecho, estos jóvenes afirman que en España las empresas no están apostando por el talento joven y así lo indica el 73,2%, un dato que confirma este descontento y esa necesidad de que los acompañen.