Día Internacional de las Mujeres

El sesgo de género condiciona el pronóstico de las pacientes

Con el objetivo de aplicar la perspectiva de género en la atención, desde 2021 una comisión trabaja en Vall d'Hebron para tratar de mejorar la igualad de la atención sanitaria a la mujer

La doctora Sambola con una paciente, en consulta
La doctora Sambola con una paciente, en consultaVall d'Hebron

Pese a que en salud existe una tendencia cada vez más consolidada hacia la medicina personalizada, a día de hoy el androcentrismo sigue muy presente, principalmente porque se interpreta al hombre como modelo sujeto de estudio, lo que excluye o margina a las mujeres de los ensayos clínicos y ello conlleva una ausencia de investigación diferencial.

Eso se refleja en el abordaje de diferentes patologías, en las que ellas cuentan con un peor pronóstico por el sesgo de género. Es el caso de la enfermedad cardiovascular, que es la principal causa de muerte entre las mujeres europeas y mata cada año a 6 mil mujeres más que hombres. "En España, la primera causa de enfermedad cardiovascular es el ictus y la segunda, el infarto, cuya mortalidad en mujeres (18%) duplica a la de los hombres (9%)", señala la doctora Antonia Sambola, presidenta de la Comisión de Perspectiva de Género en Salud y adjunta de la Unidad de Curas Agudas Cardiológicas del Hospital Vall d'Hebron, quien al respecto comenta que "pese a ello, existe una falta de concienciación entre la mayoría de la ciudadanía y algunos profesionales acerca de la enfermedad cardiovascular en la mujer".

Más muertes por enfermedad cardiovascular

Esa falta de conocimiento acerca del impacto de esta patología entre la población femenina provoca, en muchos casos, una deficiente atención a las pacientes. "No existe concienciación acerca de la importancia de la prevención y frecuentemente ni ellas están alertas a los factores de riesgo ni los profesionales presentan atención a los mismos, de manera que en ocasiones no se tratan factores como la hipertensión o la dislipemia", explica Sambola, quien, en la misma línea, se refiere también a lo relativo a la sintomatología como una de las causas de ese sesgo de género en el abordaje de estas patologías.

"En el contexto de un infarto, el síntoma principal es el dolor torácico, tanto en hombres como en mujeres, y éste debe ser la señal de alerta. Sin embargo, como en el caso de las mujeres éste también puede venir acompañado con cierta frecuencia de otra sintomatología, como náuseas, vómitos, sudoración...en ocasiones no se le presenta la suficiente atención a ese dolor torácico y se relaciona con otras patología como la ansiedad, incluso entre los profesionales de la medicina", comenta la doctora, para a continuación dejar claro que "siempre, ante un dolor torácico, sea el paciente hombre o mujer y haya o no otros síntomas, hay que hacer un electrocardiograma y otras exploraciones complementarias para descartar que se trate de una enfermedad coronaria".

"Es importante educar a los profesionales desde la facultad a que ante un mismo síntoma, un mismo diagnóstico. No puede ser que un hombre llegue a Urgencias con un dolor torácico y se le haga un electro y demás pruebas, mientras que a la mujer, con el mismo síntoma, se le administre un ansiolítico o paracetamol", denuncia Sambola.

Y es que un diagnóstico erróneo o tardío estaría detrás de la mayor mortalidad de las mujeres, unido al hecho de que, por su forma de ser, éstas anteponen sus responsabilidades familiares a la salud, razón por la cual muchas veces no acuden a consulta ante problemas o molestias de salud o bien retrasan en exceso ese momento. En definitiva, un infradiagnóstico lleva a un infratratamiento y ello puede conllevar la muerte de la paciente.

Mayor discapacidad por ictus

Algo similar sucede en el abordaje del ictus. "Hay patologías que son más frecuentes en mujeres que en hombres cuya forma de presentación puede simular a la del ictus en fase aguda, como la migraña, de manera que cuando éstas presentan una sintomatología que podría corresponder a cualquiera de estas enfermedades, ni siquiera se piensa en el ictus, sino que se tiende a pensar que es migraña", comenta la doctora Marta Rubiera, del grupo de ictus y enfermedades vasculares del Vall d'Hebron Institut de Recerca (VHIR), quien al respecto señala que "ello sucede especialmente cuando se trata de mujeres jóvenes".

Así pues existe retraso en el diagnóstico, lo cual se traduce muchas veces en un demora en el inicio del tratamiento y eso empeora el pronóstico. "Hay estudios que indican que, en algunos países, las mujeres reciben menos tratamiento de reperfusión, que es la estrategia indicada para deshacer el trombo que obstruye la arteria en el ictus, que los hombres, pero en Cataluña se ha visto que eso no pasa", aclara Rubiera, quien sin embargo apunta que "por lo general, ellas tienen un peor pronóstico funcional después del ictus". "No está claro si eso se debe a la biología o a factores sociales relacionados con las mujeres, como la soledad, ya que ellas suelen vivir más que ellos; un peor nivel económico; otras patologías como la depresión..., pero por lo general ellas se recuperan peor después de un ictus".

En definitiva. ese sesgo de género provoca más discapacidad, por lo que, igual que en el caso del infarto y otras patologías cardiovasculares, es necesario intervenir con políticas y estrategias para fomentar una atención con perspectiva de género y, con ese fin, en 2021 el Hospital de la Vall d'Hebron puso en marcha la Comisión de Perspectiva de Género en Salud, cuya misión es la de "mejorar la igualdad de la atención sanitaria a la mujer de forma transversal en todo el hospital".

Eliminar el sesgo de género

"La comisión juega un papel activo para reducir los sesgos de género y garantizar igual tiempo de demora y espera desde los primeros síntomas hasta la atención sanitaria entre hombres y mujeres, mismas estrategias terapéuticas para la misma patología, mismo consumo y gasto de medicamentos por sexos de acuerdo con la patología tratada y evitar la sobreprescripción analgésica en mujeres", explica la doctora Sambola, presidenta de la comisión,

Así pues, entre otras acciones, ésta impulsa la formación y entrenamiento de los profesionales del hospital, así como también promueve una participación equitativa de hombres y mujeres en los ensayos clínicos. Al respecto, recuerda que "las mujeres ni siquiera llegan a representar el 30% de los participantes en los ensayos clínicos, de manera que los resultados de los mismos, con una participación mayoritaria de hombres, se extrapolan también a ellas cuando quizá no debería ser así". "Por ejemplo, un estudio determina que es necesaria una determinada dosis de un fármaco para que el tratamiento sea efectivo y tolerable, sin embargo esos parámetros surgen de un análisis centrado en los hombres, por lo que podrían no ser la dosis más adecuadas para las mujeres", concluye