Tiempo

Los días durarán cada vez menos para no estropear la informática

Los “segundos bisiestos” que de vez en cuando se añaden a nuestros relojes dejarán de existir en 2035

Una mujer subida a los números de un reloj y manipulando las agujas
A partir de 2035 no hará falta ajustar nuestros relojes tan a menudoDominio público

24 horas no son lo que dura una rotación completa de la Tierra. Aunque, a casi todos los efectos, podamos calcular la duración un día en función de la rotación de nuestro planeta, desde 1967 nuestro tiempo pende de algo mucho más pequeño: las oscilaciones de un átomo de cesio. Este es el elemento que guía a los relojes atómicos, precisos hasta la décima parte de una milmillonésima de segundo.

Pero la rotación de la Tierra se está frenando progresivamente, y compensar esta tendencia añadiendo un segundo de vez en cuando, como se hace desde 1972, causa más problemas de los que arregla. Esa ha sido la conclusión de la Oficina Internacional de Pesos y Medidas (BIPM, por sus siglas en francés), que ha decidido dejar de añadir “segundos bisiestos” desde 2035.

De la astronomía a los átomos

Durante siglos, la duración de un segundo se deducía a partir de las observaciones astronómicas sobre la rotación de la Tierra. Pero la llegada del reloj atómico revolucionó la coordinación entre los relojes de todo el mundo, posibilitando la invención del GPS, el funcionamiento de las redes móviles y el control del tráfico aéreo en los aeropuertos más ajetreados del planeta.

Estos relojes toman como referencia una propiedad del átomo de cesio llamada “frecuencia de transición”. Esta propiedad también se utiliza para definir una gran cantidad de parámetros como el metro, el kilogramo o el grado Kelvin. Ahora, incluso las finanzas o los servicios de emergencia dependen de estas máquinas hiperprecisas: un millón de veces más precisas que la rotación de la Tierra.

La precisión es tal, que los relojes atómicos se están descompensando del ciclo de día y noche. A medida que la gravedad de la Luna mueve los océanos creando las mareas, se crean dos bultos en la superficie de la Tierra, en las partes más cercana y más alejada de la Luna. Pero, cuando la Tierra rota, se rompe la alineación de estos bultos con la Luna. La gravedad del satélite vuelve a tirar de los océanos y provoca fricción entre el agua y el suelo oceánico. A modo de enormes pastillas de freno, los bultos de marea acaban ralentizando la rotación de la Tierra a lo largo de los siglos, y los días duran cada vez más segundos.

Mediodía a la 1

Por eso, si nos guiáramos solo por los relojes atómicos, dentro de 800 años el sol estaría en su punto más alto a la 1 de la tarde en lugar de a mediodía. Para compensar esta diferencia, desde los años 1970 se han ido añadiendo segundos progresivamente a la hora oficial. El primer “segundo bisiesto” o “segundo intercalar” de los 27 que se han sumado hasta ahora se incluyó en 1972, y el último, en 2016. La humanidad puede respirar tranquila de que el mediodía sigue en su sitio.

Pero este cambio no sienta tan bien a los ordenadores. Un fin de semana de 2012, el segundo bisiesto que se añadió causó fallos en Mozilla, Reddit y LinkedIn. Más de 400 vuelos se quedaron en tierra en Australia porque el sistema de check-in de la aerolínea Qantas se estropeó y hubo que realizar el proceso a mano. Los ordenadores no están preparados para este tipo de operaciones: sería muy difícil incorporar los segundos bisiestos en la programación, ya que ocurren con tan poca frecuencia. Por eso, cuando se añaden, los sistemas que requieren que el tiempo fluya ininterrumpidamente pueden fallar.

Un constante fluir del tiempo

La BIPM es la institución responsable del tiempo universal coordinado o UTC, el horario de referencia en todo el mundo. La semana pasada, su órgano de decisión (la Conferencia General de Pesas y Medidas) convino en acabar con los segundos bisiestos a partir, como tarde, de 2035. El objetivo es lograr que el tiempo fluya de manera continua y evitar las irregularidades que aportan los segundos bisiestos.

Entonces, ¿se retrasará el mediodía? Por ahora, los segundos bisiestos se seguirán añadiendo. Pero, desde 2035 o incluso antes, se dejará que crezca la diferencia entre la hora astronómica y la atómica más allá de un segundo. Queda por decidir el margen exacto y cómo se gestionará, pero una propuesta es esperar entre 50 y 100 años hasta que la diferencia alcance un minuto y, en lugar de añadirlo de golpe, distribuirlo en el último minuto del día haciendo que dure 120 segundos. Al realizar estos ajustes de manera aún más esporádica, es de suponer que serán más manejables.

Probablemente la ciudadanía no sienta este cambio, como tampoco nos dimos cuenta de los 27 segundos bisiestos que ha habido hasta ahora. Pero esto es lo mejor que podría suceder, ya que significaría que los ordenadores tampoco habrían acusado el cambio. Porque no se trata solo de integrar la astronomía con la física atómica, sino, sobre todo, de no desbaratar la tecnología por el camino.

QUE NO TE LA CUELEN:

  • La rotación de la Tierra no solo se ralentiza, también puede acelerarse. Por ejemplo, el terremoto ocurrido en 2011 en Japón pudo haber reducido la duración de un día en 1,8 microsegundos. Por eso no es fácil saber exactamente cuándo la diferencia entre la hora astronómica y la atómica alcanzará un minuto de duración.

REFERENCIAS (MLA):