Paleontología

Así caminaba "Lucy" hace 3,2 millones de años

Una reconstrucción de los músculos de este homínido revela su capacidad para mantenerse de pie casi tan erguida como los humanos actuales.

Reconstrucción de Lucy en el Museo Neandertal (Erkrath, Mettmann) con una niña.
Reconstrucción de Lucy en el Museo Neandertal (Erkrath, Mettmann) con una niña. Museo Neandertal (Erkrath, Mettmann)Museo Neandertal (Erkrath, Mettmann)

El descubrimiento de Lucy supuso una revolución en la paleoantropología. Esta hembra de la especie Australopithecus afarensis encontrada en Etiopía a mediados de los años 70 permitió ahondar en el conocimiento de la evolución humana. El fósil, hallado en la región de Afar, mostraba el homínido más antiguo jamás encontrado y, con aproximadamente el 40% de los huesos, también era el más completo. Lucy, nombrada así por la canción de los Beetles “Lucy in the Sky With Diamonds”, pasó a convertirse en uno de los homínidos más reconocidos y estudiados de la historia. Sin embargo, no ha sido hasta que la tecnología ha avanzado lo suficiente que no se ha podido replicar uno de los rasgos que la hacía más humana: caminar.

La muerte de nuestro ancestro

Varios indicios en el esqueleto de Lucy indican que debía tener alrededor 20 años en el momento en el que falleció. A esa edad, medía aproximadamente 1 metro y 5 centímetros, y debía pesar unos 25 a 37 kg. Su muerte se debió probablemente a una caída desde unos 12 metros de altura, ya que las fracturas encontradas en sus huesos muestran los patrones similares a los que se producen cuando se impacta el suelo a unos 56km/h. Se desconoce si la caída fue desde un árbol o desde un acantilado, pero debió ser brutal, ya que le produjo fracturas en las manos, hombros, costillas, rodillas y pelvis. Los huesos no muestran signos de curación, por lo que se puede inferir que la malherida Lucy murió poco después. Algo normal, ya que 12 metros es casi la altura de un quinto piso.

Tener el esqueleto de Lucy en tan buen estado de conservación no solo permite comprender su muerte, si no también parte de su vida. Su pequeño cráneo tiene aproximadamente un tercio de la capacidad de la de los Homo sapiens, y muestra algunas similitudes con las de los grandes simios. Además, su mandíbula indica que su alimentación era omnívora, y que debía consumir tanto plantas como pequeños insectos o animales que pudiese cazar o encontrar como carroña. Toda esta actividad implica una fantástica capacidad de desplazamiento, pero para confirmar capacidad de la especie de caminar erguida se necesita conocer mucho más de su fisionomía.

Un pequeño paso…

Para tratar de replicar de la manera más confiable posible el movimiento de Lucy, el Dr Ashleigh Wiseman ha conseguido recrear su musculatura empleando todos los datos que se encuentran en abierto para los investigadores. Hasta la fecha, todos los indicios mostraban que lo más probable era que Lucy tuviese la capacidad de caminar erguida, pero no existía ningún estudio que hubiese recreado su musculatura con tal grado de detalle.

Digitalización de las zonas de inserción muscular utilizadas para construir el modelo de los músculos de Lucy, junto al modelo muscular en 3D completado.
Digitalización de las zonas de inserción muscular utilizadas para construir el modelo de los músculos de Lucy, junto al modelo muscular en 3D completado. Dr Ashleigh WisemanDr Ashleigh Wiseman

En total, las piernas de Lucy cuentan con espacio para 36 músculos, la mayoría de los cuales mucho más gruesos que los nuestros. Se estima que la musculatura de la pierna de Lucy podría ocupar un 74% de la misma, contra el 50% que nuestros músculos en la actualidad. Con estos datos, el Dr Wiseman ha sido capaz de recrear con precisión el movimiento de sus articulaciones.

Las comparaciones son odiosas

Para recrear los músculos, Wiseman realizó varias comparaciones con humanos vivos. Utilizando datos de tomografía computarizada y escáneres de resonancia magnética, encontró los diferentes caminos que siguen los músculos para así construir un modelo musculoesquelético digital. Tras esto, tomó los restos de Lucy y los superpuso encima del modelo que había creado, para así rearticular la estructura ósea de nuestro antepasado. Una vez completamente creado el modelo, superpuso los músculos y pudo reconstruir la forma de caminar de Lucy.

Todo esto ha sido posible gracias a la ciencia abierta, en la que los datos de las investigaciones se encuentran accesibles para todo el mundo, lo que permite tanto seguir revisándolos, como realizar investigaciones completamente nuevas. "Las reconstrucciones musculares ya se han utilizado para calibrar la velocidad de carrera de un T-Rex, por ejemplo", afirma Wiseman. "Aplicando técnicas similares a los humanos ancestrales, queremos revelar el espectro de movimiento físico que impulsó nuestra evolución, incluidas las capacidades que hemos perdido". El estudio es muy revelador a la hora de comprender los inicios de la evolución humana, ya que en gran parte somos lo que somos debido al bipedismo, que nos ha permitido avanzar paso a paso.

QUE NO TE LA CUELEN:

  • Lucy no es un antepasado común entre los hombres y los chimpancés (como se llegó a decir en alguna ocasión) si no que es mucho más cercana a nosotros que los otros primates. Se estima que la línea evolutiva que acabó por crear a los chimpancés se separó de la humana hace unos 13 millones de años, Lucy "solo" tiene 3,2.

Referencias (MLA):

[[LINK:EXTERNO|||http://doi.org/10.1098/rsos.230356||| ]]