
Planeta Tierra
China está construyendo una presa tan gigantesca que podría mover el eje de la Tierra
China impulsa la mayor presa del planeta, una obra faraónica con posibles efectos en la rotación terrestre, según expertos

China ha puesto en marcha la construcción de la que aspira a ser la mayor presa hidroeléctrica del mundo, un proyecto de proporciones colosales que busca redefinir el panorama energético global. Esta infraestructura, de un calibre sin precedentes, se erigirá en una región remota del Tíbet, con el ambicioso objetivo de eclipsar a la ya imponente presa de las Tres Gargantas.
La iniciativa, calificada por el primer ministro chino, Li Qiang, como el "proyecto del siglo", comenzó el pasado sábado en las aguas del río Yarlung Tsangpo, conocido como Brahmaputra en su curso hacia la India. Esta megapresa pretende aprovechar un desnivel natural considerable para generar una cantidad de energía que podría ser clave para las necesidades del gigante asiático.
Sin embargo, más allá de la promesa energética, esta titánica obra ha suscitado un debate en la comunidad científica. Expertos y organismos como la NASA han advertido previamente sobre cómo la acumulación y el desplazamiento masivo de agua en grandes infraestructuras hidráulicas pueden influir sutilmente en el delicado equilibrio de la rotación de nuestro planeta. Se suma este plan a la faraónica obra de bombardear la Luna para crear una base espacial.
La envergadura de una obra sin parangón
El proyecto se ubicará específicamente en el remoto condado de Medog, dentro de la región autónoma del Tíbet, un enclave geográfico que ofrece unas condiciones idóneas para una infraestructura de esta magnitud. La elección de este punto obedece a un espectacular desnivel natural de 2.000 metros de caída en apenas 50 kilómetros de recorrido fluvial, una característica geológica que potenciará su capacidad de generación. Tal y como señalan desde ScienceFocus.
La capacidad de generación de esta nueva central hidroeléctrica es de una magnitud que impresiona. Se estima que sus cinco estaciones hidroeléctricas en cascada podrán producir 300.000 millones de kilovatios-hora anuales. Esta cifra supone triplicar la energía generada por las actuales Tres Gargantas y equivale aproximadamente al consumo total anual del Reino Unido, lo que da una idea de su poderío.
En cuanto a su financiación, el presupuesto de esta infraestructura se estima en 1,2 billones de yuanes, lo que equivale a aproximadamente 142.000 millones de euros. Esta cantidad quintuplica el coste de las Tres Gargantas y supera incluso la inversión total realizada en la Estación Espacial Internacional, marcando un hito en la inversión para una obra civil.
Un impacto más allá de la energía: el eje de la Tierra en el punto de mira
Las consecuencias de proyectos de tal envergadura pueden trascender la mera producción energética, afectando a dinámicas planetarias. La ciencia ha demostrado que la acumulación de ingentes cantidades de agua en presas de gran tamaño es capaz de alterar de forma sutil la rotación terrestre, un fenómeno que ya fue señalado por la NASA en relación con la presa de las Tres Gargantas.
El Dr. Benjamin Fong Chao, del Centro de Vuelo Espacial Goddard de la NASA, ya publicó un estudio donde se detallaba este efecto. Según sus cálculos, el movimiento de los 40 kilómetros cúbicos de agua (equivalentes a 40 billones de litros) contenidos en las Tres Gargantas podría, teóricamente, desplazar el polo terrestre unos 2 centímetros y alargar la duración del día en aproximadamente 0,06 microsegundos. Este fenómeno se rige por principios físicos de distribución de masa y momento de inercia, similar a cómo una peonza modifica su giro al redistribuir su peso.
No solo las presas, sino también la extracción masiva de aguas subterráneas, está influyendo en el movimiento del planeta de maneras notables. Entre 1993 y 2010, el eje de rotación de la Tierra se inclinó casi 80 centímetros hacia el este, un desplazamiento atribuido al bombeo de agua del subsuelo para consumo, agricultura e industria.
Un estudio, publicado en la revista Geophysical Research Letters y citado por Nature, profundizó en esta cuestión. El geofísico Ki-Weon Seo, director de la investigación en la Universidad Nacional de Seúl, indicó que en esos diecisiete años se bombearon casi 2.150 gigatoneladas de agua del subsuelo. Subrayó que, entre las causas relacionadas con el clima, la redistribución de las aguas subterráneas es la que ejerce una mayor influencia en la deriva del eje de rotación.
Aunque el agua representa solo una fracción mínima, concretamente el 0,05% de la masa total del planeta, su redistribución tiene un impacto directo en el equilibrio global. Los investigadores concluyeron que la mayor cantidad de agua desplazada se localizó en el oeste de Norteamérica y el noroeste de la India, y que este efecto resultó ser más considerable que el del derretimiento del hielo glacial. La científica Surendra Adhikari, si bien apunta que los cambios por bombeo no alteran las estaciones, advierte que los 80 centímetros de desplazamiento del eje "sí pueden repercutir en el clima en la escala de tiempo geológica".
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