Espacio
China ya no tiene rivales: así se está hundiendo el futuro espacial de Estados Unidos
Los recortes anunciados para la NASA y el último fracaso de Japón consolidan el liderazgo de China en la nueva carrera espacial por la Luna.
Hace algo más de medio año argumentamos que el auge de las empresas espaciales privadas no pondría en jaque a la NASA, porque, aparte de explorar el espacio, realiza labores de investigación más fundamentales. Poco después, todo empezó a oscurecerse. Durante los meses siguientes Elon Musk fue elegido para liderar el Departamento de Eficiencia Gubernamental de EE.UU., Jared Isaacman fue nominado como director de la NASA y Trump se erigía como mesías cósmico apelando a la doctrina del Destino Manifiesto. Estábamos equivocados.
Puede que las empresas espaciales privadas no cumplieran todas las funciones que realiza la NASA, pero el ya panorama auguraba la asfixia de la agencia espacial norteamericana. Se dejaban entrever posibles recortes para priorizar la colonización de Marte o, para ser más pragmático: el desarrollo de la tecnología que granjeara a Estados Unidos una hegemonía en la exploración de recursos espaciales. Desde el presente podemos añadir que Isaacman no llegó a dirigir la NASA y que Musk ha abandonado el gobierno de Trump. No solo eso: la pelea pública entre ambos, desatada por una ley fiscal que Musk calificó de "abominación repugnante", ha terminado con Trump amenazando con cancelar contratos gubernamentales con SpaceX. Sin embargo, el recorte presupuestario que esperábamos para la NASA ya se está materializando y esta semana, la agencia espacial ha publicado la propuesta presupuestaria para 2026: recortes que implican la cancelación de más de 40 misiones espaciales. Ahora bien… ¿qué misiones? ¿Ha condenado EE.UU. su futuro en el espacio?
41 misiones menos
Muchas de las misiones canceladas no cuentan con una alternativa privada o internacional. Es el caso de New Horizons, que iba más allá de Plutón para explorar los límites del sistema solar; Juno, que aún recopilaba datos sin precedentes sobre el campo magnético y la atmósfera de Júpiter; o las misiones DAVINCI y VERITAS, que pretendían desentrañar la historia geológica de Venus y compararla con la Tierra. También se cae la participación en EnVision, misión liderada por Europa. Estas no tenían vínculos directos con la minería espacial ni con planes de colonización, pero eran piezas clave en la construcción del conocimiento necesario para entender cómo operan los mundos más allá del nuestro.
En otra categoría más vinculada a los recursos espaciales se encuentran misiones como OSIRIS-REx, que se dirigía a Apofis tras completar con éxito la recogida de muestras de Bennu. Esta misión encarnaba el vínculo más claro entre ciencia e industria: estudiar asteroides ricos en metales y, tal vez, reunir conocimiento para plantear futuras misiones de minería automatizada. Un ejemplo más evidente es la eliminación gradual del proyecto Space Launch System (SLS), la cápsula Orión y la estación Gateway comprometen el acceso autónomo y sostenido a la órbita lunar y sus recursos. Sin ellas, EE.UU. podría dar la nueva carrera lunar por perdida frente a China, en especial tras el último fracaso de Japón, que acaba de perder su última misión lunar durante el aterrizaje. Se trataba de la sonda japonesa Resilience, desarrollada por Ispace, que intentaba posar el rover europeo Tenacious en el Mar del Frío. La pérdida de comunicación durante la maniobra final, provocada por un fallo en el altímetro láser, ha puesto fin a la misión y enterrado su prometedor cargamento científico, que incluía experimentos para extraer oxígeno del hielo lunar y un cultivo de algas. China, mientras tanto, sigue cumpliendo sus metas con prudencia mediática.
Marte tampoco se libra
Y, tal vez lo más sorprendente, es que las misiones marcianas también han sido víctimas de esta escabechina presupuestaria. El fin del Mars Sample Return borra la misión más ambiciosa de retorno de muestras, y con ella, el ensayo más avanzado de una cadena logística interplanetaria. También se cancelarían MAVEN y Mars Odyssey, orbitadores esenciales para la comunicación, el mapeo y la climatología marciana. Decisiones que dejan la potencial explotación de recursos espaciales en manos privadas, como las de Space X o Blue Origine. Trump les prometió a sus votantes el planeta rojo, pero, ante estos recortes cabe preguntarse a quién se lo está prometiendo realmente.
Estamos hablando de un recorte del 25% del presupuesto general y, si solo tenemos en cuenta las partidas dedicadas a investigación científica, el recorte es mucho mayor, rozando el 50% respecto a 2025. Un tercio de los funcionarios con financiación directa que trabajan en la NASA podrían ser despedidos y, aunque la propuesta tiene que pasar por el Congreso y el Senado, es mucho más que una bravata. La cancelación de estas misiones coincide con el avance constante de China, que el pasado abril lanzó su misión tripulada Shenzhou-20 hacia la estación Tiangong. Mientras EE.UU. recorta, China lanza. Mientras Trump y Musk se enzarzan en disputas públicas, Pekín consolida su presencia orbital. La pregunta no es si China está bien posicionada para ganar esta carrera espacial, es si compite con Estados Unidos o con un puñado de multimillonarios.
QUE NO TE LA CUELEN:
- Es imposible saber qué ocurrirá durante esta carrera por los recursos espaciales, pero el recorte en las iniciativas públicas de Estados Unidos y los inexorables éxitos de China definen un terreno de juego bastante claro donde la relación entre los magnates espaciales americanos y la administración Trump puede determinarlo todo.
REFERENCIAS (MLA):
- NASA. FY 2026 Budget Request. NASA, 30 May 2025, https://www.nasa.gov/fy-2026-budget-request/.
- ispace, inc. "Status Update on ispace Mission 2 SMBC x HAKUTO-R Venture Moon." ispace, 6 June 2025, https://ispace-inc.com/news-en/?p=7664.
- The New York Times. "Trump and Elon Musk Clash in Public Feud." The New York Times, 5 June 2025, https://www.nytimes.com/live/2025/06/05/us/trump-elon-musk.