Salud y Dieta

El consumo de omega-3 reduce el comportamiento violento. Sin importar la edad

Un neurocriminólogo demuestra una relación directa entre este ácido graso y la agresividad, tanto en hombres como en mujeres.

Agresivo
Sería efectivo independientemente de la edad. cre8tivehome0cre8tivehome0

Se sabe, desde hace tiempo, que la dieta influye en nuestro estado de ánimo, al igual que lo hace la microbiota de nuestro intestino. Pero poco se conoce sobre el efecto de alimentos específicos en conductas igual de determinadas, como por ejemplo la agresividad o la violencia.

Quienes consumen pescado con regularidad o toman suplementos de aceite de pescado obtienen ácidos grasos omega-3, un tipo de grasa fundamental para las neuronas. Estudios previos habían demostrado que hay una base en el cerebro para el comportamiento agresivo y violento, y que la mala nutrición es un factor de riesgo para los problemas de conducta.

El neurocriminólogo de la Universidad de Pensilvania, Adrian Raine, ha estado estudiando durante años el efecto de la suplementación con omega-3 en la disminución del comportamiento agresivo y descubrió efectos significativos. Los resultados se han publicado en Agression and Violent Behavior, y señalan al aceite omega-3 como un regulador de la agresividad.

El estudio es un análisis de 29 ensayos previos en los que se demuestra la eficacia de la suplementación con omega-3 a la hora de tratar este tipo de comportamientos, independientemente de la edad. El ácido muestra efectos modestos a corto plazo (una reducción del 30% en la agresión) en función de la edad, el sexo, el diagnóstico, la duración del tratamiento y la dosis.

"Creo que ha llegado el momento de implementar suplementos de omega-3 para reducir la agresión, independientemente de si el entorno es la comunidad, la clínica o el sistema de justicia penal – explica Raine en un comunicado -. El omega-3 no es una solución mágica que vaya a resolver por completo el problema de la violencia en la sociedad. ¿Pero puede ayudar? Basándonos en estos hallazgos, creemos firmemente que es posible y que deberíamos empezar a actuar basándose en los nuevos conocimientos que tenemos”.

El metanálisis muestra que los suplementos de omega-3 redujeron tanto la agresión reactiva (el comportamiento en respuesta a una provocación), como la agresión proactiva, que es aquella planificada. El estudio incluyó 35 muestras independientes de 29 estudios realizados en 19 laboratorios independientes entre 1996 y 2024, con 3.918 participantes. El seguimiento se llevó a cabo a lo largo de 16 semanas, por lo que el equipo de Raine busca realizar seguimientos a largo plazo para comprobar nuevos efectos.

“Como mínimo, los padres que buscan tratamiento para un niño agresivo deben saber que, además de cualquier otro tratamiento que reciba su hijo, una o dos porciones adicionales de pescado cada semana también podrían ayudar - añade Raine -. Si bien es valioso saber si el omega-3 reduce la agresión a corto plazo, el siguiente paso será evaluar si puede reducir la agresión a largo plazo”.

El artículo señala varias otras posibles vías para investigaciones futuras, como determinar si las imágenes cerebrales muestran que la suplementación con omega-3 mejora el funcionamiento prefrontal o si la variación genética afecta el resultado del tratamiento con omega-3.

“Como mínimo – concluye el estudio-, argumentaríamos que la suplementación con omega-3 debería considerarse como un complemento de otras intervenciones, ya sean de naturaleza psicológica o farmacológica, y que los responsables de salud estén informados de los beneficios potenciales de suplementación con omega-3. Creemos que ha llegado el momento de implementar la suplementación con omega-3 en la práctica y también de continuar investigando científicamente su eficacia a largo plazo".