Genética

Llevaba 46.000 años congelado, pero seguía vivo y tiene la clave para resolver nuestras preguntas sobre la genética

Científicos en Alemania han revivido un gusano que llevaba 46.000 años congelado en el permafrost de Siberia, un organismo de una nueva especie que, tras ser descongelado, ha comenzado a reproducirse

Llevaba 46.000 años congelado, pero seguía vivo y tiene la clave para resolver nuestras preguntas sobre la genética
Llevaba 46.000 años congelado, pero seguía vivo y tiene la clave para resolver nuestras preguntas sobre la genéticaWikimedia

Su viaje en el tiempo ha terminado. El diminuto gusano que asombró al mundo científico tras despertar de un letargo de 46.000 años bajo el hielo de Siberia ya ha muerto. Sin embargo, su final no es más que el principio de una nueva línea de investigación, pues este organismo prehistórico ha dejado tras de sí una herencia biológica única: una descendencia que ahora se estudia con lupa en los laboratorios para desentrañar los secretos de una supervivencia que desafía toda lógica. Este tipo de hallazgos son cruciales, ya que, de forma similar, el estudio de material biológico antiguo ha permitido reescribir la historia de las primeras pandemias que asolaron a la humanidad.

Y es que, tras ser reanimado con sumo cuidado, el nematodo no solo recuperó sus funciones vitales, sino que comenzó a reproducirse asexualmente, un hito que ha proporcionado a los investigadores una oportunidad sin precedentes. La posibilidad de analizar una línea genética que ha permanecido inalterada desde la era de los mamuts abre una ventana directa a los mecanismos evolutivos de la resistencia extrema. Este análisis genético podría, además, arrojar luz sobre cuestiones más fundamentales, como el mecanismo que dio origen a las primeras proteínas y que fue el pistoletazo de salida para la vida.

En este sentido, la proeza de este organismo se explica por un fenómeno conocido como criptobiosis. Tal y como han publicado en la revista especializada PLOS, se trata de un estado de animación suspendida en el que el metabolismo se detiene casi por completo. Esta increíble capacidad biológica permite a ciertas formas de vida soportar condiciones letales, como la congelación profunda o una deshidratación severa, durante periodos de tiempo inconcebibles.

Un hallazgo a 40 metros bajo el hielo siberiano

Por otro lado, el descubrimiento de este viajero del Pleistoceno tuvo lugar en un entorno tan remoto como extraordinario. El equipo de investigación lo encontró a unos 40 metros de profundidad en el permafrost de la región de Kolimá, en Siberia, dentro de los restos fosilizados de la madriguera de una ardilla ártica. Para certificar su asombrosa antigüedad, científicos de la Universidad de Colonia recurrieron a la datación por radiocarbono del material vegetal que lo rodeaba.

Asimismo, los análisis posteriores confirmaron que no se trataba de una especie ya catalogada. El organismo fue bautizado formalmente como Panagrolaimus kolymaensis, pasando a ser el miembro más antiguo conocido de su género en ser devuelto a la vida. Su estudio no solo redefine los límites de la supervivencia, sino que también aporta una nueva pieza al rompecabezas de la evolución de la vida en nuestro planeta y, potencialmente, en otros mundos.