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Astronomía

La NASA aumenta la posibilidad de impacto de 2024 YR4 a 4,3%, el más alto hasta la fecha

De acuerdo con su Centro de Estudios de Objetos Cercanos a la Tierra, el impacto se produciría en 2032.

Simulación de la NASA de la posibilidad de impacto NASA/JPL Centro de Estudios de Objetos Cercanos a la TierraNASA/JPL Centro de Estudios de Objetos Cercanos a la Tierra

Vuelve un viejo conocido. A principios de año, la NASA proyectó que el riesgo máximo de colisión del asteroide 2024 YR4 con nuestro planeta sería de un 3,1% en su próximo acercamiento orbital, en 2032. Se trata de un cuerpo de más de 50 metros, un tamaño que según la agencia espacial lo sitúa en el espectro de aniquilador de cuidades. Las alarmas se redujeron con las semanas y el riesgo pasó a ser decimal. Y nos olvidamos de él.

Ahora, la NASA ha aumentado su potencial de impacto a un 4,3%, el más alto hasta la fecha. La buena noticia es que no sería con la Tierra, sino con la Luna. No es un nivel particularmente alto, claro. Pero es lo suficientemente alto como para señalar algunas alertas. Este impacto no destruiría la Luna ni afectaría su órbita; pero sería científicamente interesante observar el proceso de formación de un gran cráter.

Los cálculos iniciales de su trayectoria indicaron que podría colisionar con la Tierra en diciembre de 2032. El riesgo no era enorme, pero un 3,1 % sigue siendo alarmantemente alto para un evento que podría destruir una ciudad: el fragmento de roca mide entre 53 y 67 metros, comparable al tamaño del asteroide que devastó Tunguska en 1908.

Gracias a nuevas observaciones del Telescopio Espacial James Webb obtenidas en mayo de 2025, astrónomos dirigidos por Andy Rivkin, del Laboratorio de Física Aplicada de Johns Hopkins, han llegado a la nueva cifra del 4,3 %.

Probablemente, esa no sea la última palabra al respecto; rastrear la trayectoria de un asteroide requiere observaciones repetidas, y 2024 YR4 está ahora demasiado lejos para que podamos verlo.

Este cuerpo rocoso pasa cerca de la Tierra cada cuatro años, por lo que los astrónomos tendrán otra oportunidad de observarlo de cerca en diciembre de 2028. Sabremos con mayor precisión la probabilidad de que el trozo de roca espacial impacte contra nuestro satélite y nos ofrezca un espectáculo increíble y una gran oportunidad para los científicos.