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Misterio resuelto

Las olas fantasma han sido un misterio profundo hasta ahora, pero finalmente la ciencia ha descubierto su secreto

El misterio de las olas gigantes ha sido resuelto. Lejos de ser monstruos anómalos, un estudio en el Mar del Norte demuestra que estos muros de agua obedecen a leyes físicas, abriendo la puerta a su predicción

Olas fantasma UNSPLASH (Silas Baisch)

Las olas gigantes, esos imponentes muros de agua que durante siglos se antojaban poco menos que leyendas de marineros, no son en realidad anomalías impredecibles. Un estudio de gran envergadura ha desvelado que su formación no responde al azar ni a fenómenos extraños, sino que es el resultado de leyes físicas bien conocidas que gobiernan el comportamiento del océano. Estas conclusiones arrojan una luz definitiva sobre un misterio que ha fascinado y aterrorizado a navegantes por igual. De forma similar, la ciencia también está redefiniendo nuestro entendimiento sobre otros eventos poderosos, como cuando se ha descubierto que los terremotos submarinos sirven como una inesperada batería de vida en las profundidades.

De hecho, la investigación apunta a que el origen de estos colosos marinos reside en un mecanismo de enfoque lineal. Este fenómeno se produce cuando distintas olas convergen en un punto concreto del espacio y del tiempo, sumando sus fuerzas en una alineación casi perfecta. El resultado es una elevación del agua muy superior a la de las olas individuales que la componen, creando una cresta de proporciones extraordinarias.

Además, a esa convergencia se suma un segundo efecto físico conocido como no linealidad de segundo orden. Este proceso acentúa todavía más la altura final, provocando que las crestas sean entre un 15 % y un 20 % más altas de lo que cabría esperar por la simple suma de sus partes. Se trata de una conclusión que, según informa el medio ScienceDaily, refuta de paso una de las teorías más extendidas hasta ahora, la de la «inestabilidad modulacional», como causa principal de su aparición en mar abierto.

Del mito a la predicción: la utilidad de entender el océano

Por otro lado, la existencia de estas olas dejó de ser un mito para convertirse en una certeza científica gracias a una medición instrumental. Fue en las gélidas aguas del Mar del Norte donde la plataforma petrolífera Draupner confirmó su existencia en 1995, registrando por primera vez una de estas olas gigantes y abriendo un campo de estudio que ahora da sus frutos más importantes.

En este sentido, el nuevo hallazgo no es fruto de la casualidad, sino del análisis de un volumen ingente de información. Los investigadores examinaron 27.500 registros de oleaje, un archivo que abarca 18 años de observaciones continuas en el océano y que ha permitido construir un modelo explicativo mucho más preciso sobre su verdadera naturaleza. Precisamente, la observación directa sigue siendo clave para desvelar los secretos marinos, donde experimentos recientes han mostrado cómo incluso el cadáver de una vaca a gran profundidad puede generar un ecosistema imprevisto.

Asimismo, esta nueva comprensión de la dinámica oceánica tiene implicaciones que van más allá del ámbito académico. Entender cómo y cuándo se forman estas olas es fundamental para la seguridad marítima y para el diseño de barcos y estructuras costeras o de alta mar mucho más resistentes. De cara al futuro, los científicos ya están aplicando técnicas de aprendizaje automático para desarrollar herramientas capaces de predecir las condiciones que favorecen la aparición de estos monstruos marinos.