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Salud

Ni reposo ni pastillas: la superarma para aliviar la artrosis de rodilla que siempre tuviste delante

Una de las dolencias más extendidas encuentra su mejor alivio en el gesto más simple: caminar, nadar o montar en bicicleta es la terapia más eficaz y segura para combatir el dolor de la artrosis de rodilla

La artrosis produce dolor desde el principio. La osteoporosis, no DREAMSTIMELA RAZÓN

El temor a agravar el dolor o a provocar una lesión mayor ha sido, durante mucho tiempo, un freno para los pacientes con osteoartritis de rodilla. Sin embargo, una de las revisiones científicas más completas hasta la fecha desmonta este mito y confirma que el ejercicio físico pautado es una estrategia segura y eficaz. El análisis concluye que ninguno de los distintos tipos de actividad física estudiados provocó un mayor número de eventos adversos que la inactividad, aportando una tranquilidad fundamental para quienes conviven con esta dolencia crónica.

De hecho, la solidez de esta afirmación se apoya en los datos de uno de los análisis más amplios jamás realizados en este campo. Los investigadores han compilado y estudiado los resultados de 217 ensayos clínicos diferentes, que en conjunto suman una muestra de más de 15.000 personas. Un volumen de información de tal envergadura ha permitido trazar un mapa claro sobre qué terapias funcionan mejor para aliviar el dolor, mejorar la movilidad y, en última instancia, devolver la calidad de vida a los afectados.

Así pues, este macroestudio ha coronado a una disciplina por encima de las demás, tal y como han publicado en ScienceDaily: el ejercicio aeróbico. Actividades tan accesibles como caminar a buen ritmo, montar en bicicleta o nadar han demostrado ser la herramienta más potente para combatir los síntomas de la osteoartritis de rodilla, superando a otras modalidades en la mejora de la función física general del paciente.

Un abanico de opciones más allá del ejercicio aeróbico

Asimismo, aunque la actividad aeróbica se alza como la opción principal, el estudio subraya que no es la única vía para mejorar. Otras prácticas como las rutinas de fortalecimiento muscular, los entrenamientos neuromotores o las disciplinas que conectan mente y cuerpo también reportaron beneficios también considerables. Esto ofrece un abanico de posibilidades que permite a los pacientes complementar su terapia y encontrar las actividades que mejor se adapten a sus gustos y capacidades.

En definitiva, la contundencia de la evidencia ha llevado a los expertos a recomendar el ejercicio como un tratamiento de primera línea. Esta nueva perspectiva es crucial, sobre todo si se tiene en cuenta que la osteoartritis de rodilla es una patología de alta prevalencia, que llega a afectar a casi un 30 % de la población adulta mayor de 45 años, limitando de forma notable su autonomía en el día a día.