Sociedad

El experimento de las Fallas valencianas, primera fiesta nacional en pandemia

Con el doble de contagios y el triple de muertos que hace un año, la Comunitat Valenciana se enfrenta a su gran desafío: “Nos jugamos nuestra imagen”

Un artista fallero coloca la cabeza del remate de la falla de la sección especial Sueca Literato Azorín que se desplomó tras la gran tromba de agua que descargó en Valencia el pasado lunes
Un artista fallero coloca la cabeza del remate de la falla de la sección especial Sueca Literato Azorín que se desplomó tras la gran tromba de agua que descargó en Valencia el pasado lunesBiel AliñoAgencia EFE

Ni Feria de Abril, ni Semana Santa, ni San Fermines... España entera lleva sin celebrar fiestas populares prácticamente desde que el 13 de marzo del año pasado el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, nos alertó de lo que venía. Ninguna ciudad hasta el momento se ha atrevido a celebrar un evento popular en el que miles de personas, durante días, en una misma ciudad, estén congregadas en unas circunstancias que, desde luego, no invitan a la precaución.

Pero Valencia y sus Fallas tenían que cerrar un ciclo que dejaron abierto el año pasado cuando, pocos días antes del arranque oficial de las fiestas, el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, anunciara su cancelación. El mundo fallero colapsó, lo tenían todo listo para arrancar las fiestas el día 15 de marzo (aunque ya se venían celebrando mascletás desde el día 1) y de repente, todos los sectores que dependen de esta fiesta -que no son pocos- quedaron paralizados.

Los artistas falleros, en pleno montaje de sus monumentos, tuvieron que guardarlos a la espera de una nueva oportunidad para mostrarlos, que se dará precisamente esta semana. Los pirotécnicos, el mundo de la indumentaria fallera, cuya facturación depende al 100 por cien de estos días, peluqueros, floristas, hosteleros,... todos quedaron congelados por una pandemia que nadie esperaba.

Pero desde entonces no han parado de reivindicar la necesidad de acabar lo que habían empezado. Sobre todo desde los sectores más pegados a las Fallas. Los pirotécnicos realizaron una protesta el pasado 1 de marzo en la Plaza del Ayuntamiento de Valencia, el mismo día en el que se debería de haber celebrado la primera mascletà, para recordar que las Fallas suponen un 30% de su facturación anual.

Por ello pedían que, en caso de celebrarse finalmente las Fallas en 2021, no se eliminaran los espectáculos pirotécnicos.

Y se les ha escuchado. A pesar de que la Comunitat Valenciana cuenta en estos momentos con el doble de contagios que hace un año y el triple de muertos, las Fallas de Valencia se celebrarán. El alcalde de Valencia, Joan Ribó, insiste en no llamarlas “Fallas”, sino “actos falleros”, para intentar restar carácter festivo a la celebración y evitar desmadres.

Para contentar a los pirotécnicos, las Fallas tendrán mascletàs y castillos de fuegos artificiales que se realizarán en puntos dispersos de la ciudad y, en teoría, sin avisar previamente del sitio para evitar aglomeraciones.

Pero será difícil que el público no acuda puesto que algunos de estos enclaves se han filtrado en prensa. Este es uno de los “agujeros negros” de unas Fallas en las que, como advertía ayer el edil de Protección Ciudadana de Valencia, la ciudad y la Comunitat Valenciana “se juegan su imagen”.

Al ser la primera gran fiesta popular que se celebra en España desde el inicio de la pandemia, el resto de capitales tendrán sus ojos puestos en las Fallas para examinar sus errores y sus aciertos.

Aunque la Conselleria de Sanidad publicó la semana pasada una resolución que contempla las restricciones sanitarias de cumplimiento durante las Fallas, a nadie le sorprendería que se produjera un repunte de contagios tras la celebración de las fiestas, es decir, dentro de dos semanas, coincidiendo además con el inicio del curso escolar y con el fin -supuestamente- de las actuales restricciones.

El peligro de un repunte

Precisamente el riesgo de que se produzca un aumento de contagios tras la celebración de las Fallas es uno de los motivos argumentados por la patronal hotelera de la Comunitat Valenciana (Hosbec) en contra de estas fiestas en este momento tan delicado, en el que 68 municipios de la región cuentan todavía con toque de queda y limitaciones a las reuniones sociales.

“Nos exponemos a que las restricciones se prorroguen más allá del 6 de septiembre por un repunte de los contagios, con el perjuicio que ello supondría para el sector turísticos”, alertan. Explican además que las fiestas no han supuesto un aumento de visitantes a la ciudad.

Incluso gran parte del mundo fallero está en contra de la realizar la fiesta “a medias”. El 50 por ciento de los propios falleros han decidido este año no participar en uno de los actos más emotivos e importantes de la fiestas josefinas, la Ofrenda de flores a la Virgen.