Sociedad
Con motivo del Día Internacional del Buitre el Bioparc ha denunciado la acción humana como la principal amenaza a este animal: las torres eléctricas, los parques eólicos, la carencia de alimento y el envenenamiento.
Como todos los años, el primer sábado del mes de septiembre se conmemora el Día Internacional del Buitre para advertir de la necesidad de conservar estas aves en todo el mundo, debido a que su población se encuentra en una situación de decrecimiento.
Los buitres son uno de los grupos más amenazados del planeta, de las 23 especies que existen en el mundo 11 son africanas, y 7 de estas últimas están en peligro de extinción según la lista roja de la UICN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza).
El 80 por cien de los buitres leonados y negros de Europa viven en España y el principal peligro al que se enfrentan se deriva de la acción humana: las colisiones con torres eléctricas y aerogeneradores de parques eólicos, la escasez de alimento en el campo por el declive de vida silvestre, el envenenamiento de animales muertos y el diclofenaco, un medicamento veterinario antinflamatorio.
Ante esta situación, se debe “pasar a la acción” con medidas que eviten la desaparición de estos gigantes del cielo cuya actividad es vital en los ecosistemas, informan desde Bioparc, pues al eliminar del medioambiente los restos de animales muertos obstaculizan la propagación de todo tipo de bacterias, impidiendo así la propagación de enfermedades.
Los buitres integran el “equipo de limpieza” natural y son claves en nuestra salud ya que son capaces de descomponer algunas bacterias como las esporas de ántrax. Del mismo modo que es imposible concebir el equilibrio de la biodiversidad sin su función.
Bioparc Valencia alberga cinco de las 11 especies africanas de buitre, las tres primeras en peligro crítico de extinción: el dorsiblanco, cabeza blanca, leonado, palmero y encapuchado.
Estas se pueden observar en la exhibición educativa “El ciclo de la vida” para comprender su papel en el equilibrio natural, lo que provistos de un robusto pico, son capaces de abrir los cadáveres hasta introducir su cabeza para alimentarse, evitando ensuciarse con su peculiar cuello desprovisto de plumas.