Cambio climático
Alicante planta cara al cambio climático
La ciudad es una de las el arco mediterráneo que más ha acusado los extremos del clima, calor excesivo y precipitaciones torrenciales
En pleno debate sobre cómo se gestionan las emergencias y los avisos a la población en caso de que una gota fría, ahora llamada DANA, se produzca en la Comunidad Valenciana, la ciudad de Alicante se plantea medidas para combatir los fenómenos meteorológicos extremos -calor excesivo y lluvia, también excesiva- provocados a su vez por el cambio climático. Algo que constata el II Informe de la Cátedra Aguas de Alicante de Cambio Climático de la Universidad de Alicante, (UA), titulado «Análisis estadístico de datos hidrometeorológicos locales y regionalización de los efectos del cambio climático aplicados a la ciudad de Alicante», y que resume el catedrático de Análisis Geográfico Regional de la Universidad de la UA, Jorge Olcina, que dirige dicha cátedra.
«Alicante es una de las ciudades de todo el Mediterráneo en las que más se está manifestando el cambio climático, algo que, ha provocado a su vez, la subida de temperaturas y que llueva menos días al año, pero de forma más intensa o torrencial», comenta Olcina.
Con este diagnóstico sobre la mesa, y una DANA -acrónimo de depresión aislada en niveles altos- que en 2019 evidenció su poder destructivo en la Vega Baja, al sur de la provincia de Alicante, y que ahora ha arrasado, y sin piedad, la provincia de Valencia, sin duda hay que replantearse cómo se preparara el territorio para el nuevo escenario meteorológico. El cambio climático ha venido para quedarse, añade Olcina, para insistir que en que «el discurso negacionista solo provoca muertes», en alusión a los fallecidos tanto en Valencia como en la Vega Baja.
Casas en zonas inundables
Alicante debe, como otras ciudades, adaptarse a las nuevas condiciones de precipitaciones y de calor extremo. De momento, y a raíz de la trágica DANA de Valencia del 29 de octubre, el Ayuntamiento de Alicante ha comenzado a revisar cauces y barrancos; a actualizar los mapas de zonas inundables y a tomar medidas contra posibles crecidas de ríos o inundaciones por precipitaciones torrenciales.
Para ello, el equipo de gobierno ha constituido la Mesa técnica de evaluación de riesgos para emergencias climáticas. Dicha mesa tiene como primer objetivo ejecutar un plan de limpieza de las infraestructuras, ramblas, barrancos y cauces del término municipal, una competencia que comparten entre el propio Ayuntamiento, la Mancomunidad de L’Alacantí y la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ), de la que depende Alicante.
Entre las medidas previstas, según anunció el propio equipo de gobierno, está eliminar construcciones, definidas como ilegales, en zonas inundables. Otra línea de trabajo es educar a la ciudadanía en la prevención y en la forma de actuar en una situación de emergencia.
Además, y para dotar a la ciudad de infraestructuras antirriadas, el citado informe cita como ejemplo a seguir el Parque Inundable La Marjal que, al usarse pocas veces al año, es un espacio de expansión para ciudadanos y turistas.
El estudio tiene un fin práctico, dado que, según Olcina, «hay que tener en cuenta las proyecciones climáticas a futuro. Algo que, en el caso de las precipitaciones -lloverá menos días al año pero de manera torrencial- se materializa en la construcción de infraestructuras como depósitos de acumulación de agua de lluvia. De hecho, en el barrio de San Gabriel de Alicante ya existe uno».
Combatir el calor extremo
Y para combatir el incremento de temperaturas, consecuencia también del cambio climático, Alicante colocará toldos o lonas en tres barrios de la ciudad, Casco Antiguo, Rabasa y San Agustín. Se trata de una iniciativa que se llevará a cabo por petición expresa de los vecinos del Distrito 1, según informó el equipo de gobierno local, y se materializará en las calles Bailén o Castaños así como en las plazas del Abad Penalva, San Nicolás o la calle Labradores; todas muy concurridas.
Algo que hará la vida más agradable a ciudadanos y turistas, dado que que el calor aparece ahora en mayo, si no antes, y continúa hasta octubre e incluso noviembre.
Así las cosas, y con un ascenso de las temperaturas de 1,7 grados, en el caso de las mínimas, y 1,3 grados, en el caso de las máximas, desde el año 1970, Alicante también creado el primer refugio climático de la ciudad en los Pozos de Garrigós. Ahí está el Museo de Aguas, unos aljibes que, por sus características, tienen la misma temperatura todo el año.
Así, Alicante da pasos al frente para paliar, en la medida de lo posible, los fenómenos meteorológicos extremos.