Opinión. A través del espejo

¿Tienen los políticos el síndrome del impostor?

En Compromís han enseñado a más de uno la casilla de salida

Pleno de Les Corts Valencianes.
Imagen del pleno de Les Corts ValencianesJosé Cuéllar/Corts ValencianesCorts Valencianes

El síndrome del impostor es un término con el que se define a aquellas personas que creen que han llegado al lugar profesional que ocupan sin merecerlo. Los que lo padecen creen que ha sido la suerte la que les ha llevado hasta un puesto de elevada responsabilidad y que realmente no están preparados para desempeñarlo. Viven atormentados temiendo que alguien descubra que debería ser otra persona la que ocupara su lugar. La teoría dice que además es más frecuente en mujeres.

A menos de cien días de la celebración de las elecciones municipales y- salvo sorpresa mayúscula- autonómicas, los partidos miran con más recelo hacia dentro que hacia fuera. Es el momento de la elaboración de las listas electorales.

En Compromís han celebrado primarias y más de uno se ha llevado una sorpresa al comprobar que ha quedado en una posición que marca la casilla de salida. ¿Son realmente un impostor o alguien se ha movido mejor que ellos?

Generalizar siempre es injusto, pero son pocos los políticos que eligen volver a sus empleos anteriores, si es que los tenían, admitiendo que no lo han hecho bien, que no estaban preparados para la gran responsabilidad que es ejercer un cargo público para el que fueron elegidos o colocados.

Lo más frecuente es que expliquen que su tiempo en política ha acabado o que ha llegado el momento de emprender nuevos proyectos profesionales. ¿Cómo sería que dijesen: «He sido un impostor»?

Hasta cierto punto son los ciudadanos los que pueden con su voto hacerles llegar este mensaje, aunque en un sistema de listas cerradas solo se examinan los primeros, los que están más expuestos, las caras conocidas de los partidos.

Harían bien en analizar si son realmente impostores- es decir no estaban lo suficientemente preparados para el cargo que les asignaron- y dejar paso a otros. Especialmente aquellos que han tenido ya varias legislaturas para darse cuenta de que lo suyo no es un síndrome.