Opinión. A través del espejo

València (o Valencia) y los turistas que habitan sus bajos

Los bajos comerciales son los PAI del «boom» inmobiliario

El mercado municipal de San Pedro Nolasco, en el barrio de Zaidía, es el único que está cerrado de toda la ciudad
El mercado municipal de San Pedro Nolasco, en el barrio de Zaidía, es el único que está cerrado de toda la ciudadLa Razón

València (o Valencia) es mucho más que la plaza del Reina, la playa de la Malvarrosa o la Ciudad de las Artes y las Ciencias. Todas las ciudades están hechas de sus barrios, de las calles que no salen ni en la Lonely Planet ni en las «stories» de los «influencers». Valencia necesita del comercio local para ser algo más que un continente de turistas. Ellos hacen un barrio.

Digo esto con la angustia que me provoca la transformación que están viviendo los barrios que limitan con el casco histórico.

Los bajos comerciales mutan en oscuras puertas metálicas que dan paso a apartamentos turísticos. Ferreterías, panaderías, mercerías... (qué bonita palabra) echan el cierre para que los turistas tengan un lugar para vivir Valencia a su aire. Como ocurrió en el «boom» inmobiliario de la década de los 2000 cuando los agricultores esperaban que su terreno pudiese convertirse en PAI para venderlo al mejor postor, muchos comerciantes sueñan sobre el mostrador con que alguien les jubile comprando su bajo.

Imagen de uno banco convertido en apartamento turístico
Imagen de uno banco convertido en apartamento turísticoLa Razón

Ni estaba en contra de la construcción ni lo estoy ahora del turismo, pero como ocurrió entonces sabemos que algunas cosas no se hicieron bien.

Sirve como ejemplo el barrio de Zaidía, donde los vecinos contemplamos perplejos como los bajos se convierten en alojamientos turísticos día sí, día también. Su proximidad al centro histórico lo está convirtiendo en una zona apetecible para los inversores mientras se destapan las carencias de muchos años de gestión.

Es este barrio donde permanece cerrado el único mercado municipal de toda la ciudad. Alrededor del mercado de San Pedro Nolasco entran y salen turistas con sus maletas. Algunos hasta se paran para ver qué es este edificio en ruinas que ahora tiene fotografías antiguas que ilustran lo que algún día fue.

El reto no es volver al pasado, pero sí lo es encontrar un equilibrio con el presente aunque parezca que sea demasiado tarde.