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Fher Olivera (Maná): «La música fue mejor que el Prozac»

El cuarteto mexicano Maná regresa tras cuatro años con nuevo álbum, «Drama y luz», canciones que ya han sonado en cuatro históricas noches de lleno consecutivo del colosal Staples Center de Los Ángeles.

El grupo, esta semana, en Madrid. Olivera es el segundo por la derecha
El grupo, esta semana, en Madrid. Olivera es el segundo por la derechalarazon

Maná repiten el «sold out» en el Palacio de los Deportes de Madrid, uno de los siete conciertos que ofrecen en España. Fher, cantante y compositor de la banda, suelta algún «bródel» antes de contar la historia de su nuevo trabajo.

-Han sido cuatro años muy duros.

-Sí. Sucedió que en medio del proceso creativo mi mamá falleció. Y para mí ella era mi mamá y mi papá, porque él murió cuando yo tenía seis años. Y un mes después se fue mi hermana mayor. Y las canciones surgieron de forma tan natural como cuando se me salieron las lágrimas, así salió la música. Es bien curativo crear. Me lo dijo Carlos Santana. Y eso reconforta. Fue mejor que el Prozac, porque yo estuve tomándolo un tiempo para poder seguir adelante, y también pastillas para dormir, pero la música es mejor. Lo que me queda es que a mi madre la viví plenamente y no escatimé nada para que estuviera feliz y cerca de mi. Estoy «okey» con la vida, pero ese hecho está claro que sí baña el disco. Es como un tinte.

-Al final, el proceso ha desembocado en un sonido muy cuidado.

-Es la primera vez que lo hacemos de esta forma tan tallereada. Álex utilizó más de 100 platillos para ver cuál combinaba mejor con los siete u ocho bajos que suenan. ¿Quién se iba a dar cuenta...?, nadie, pero queremos lo mejor para cada canción. Sergio compuso los arreglos para violín y cello y una orquesta sinfónica los ha tocado.

-Hay un himno de estadio que apela al orgullo hispano: «Latinoamérica».

-Sí, esa canción tiene hasta una puesta en escena bien bonita, con banderas. En España haremos un discurso antes de cantarla porque no sé si concierne mucho a la realidad española... aunque los países que hablamos español estamos pagando más la crisis que los que hablan inglés.

-¿Les molesta que hablen de ustedes como «rock latino» y no como «rock» simplemente?

-Hay cierta segregación: están los Grammy y los Grammy Latinos... Cuando nos han nominado a Grammy americano, nos dijeron que la fiestita de ustedes no iba a ser en el «main edificio», sino... y se me pone la carne chinita de la rabia... sino al ladito. ¡Chinguen a su madre!, no vamos a ir a recoger ese premio, porque si a ti te invitan a una casa a una fiesta vas con todo el mundo, no te dejan en el jardín.

-¿México tiene solución?

-Es un país de buena madera, hecho por españoles e indígenas y ha pasado por momentos muy críticos. No quiero sonar político pero hay que mirar a la sociedad civil. El Gobierno es un desmadre. Soy partidario de legalizar la marihuana y financiar programas de prevención. La idea no es que todo el mundo fume mota como locos, yo rechazo ser dependiente de todo, pero quitamos las mafias y el dineral que se gasta en seguridad. Porque la marihuana se fuma en EE UU. En México el problema es el alcohol. Las mafias la sufren los mexicanos y las armas, ¿sabes de dónde vienen, no? De EE UU. Hay contrabando de cientos de miles de armas. El estado del norte arma a los que se matan en el sur y desde el sur pasa la droga. No es justo.

Toledo y la Inquisición

Una de las piruetas creativas del disco la forman dos temas, «El espejo» y «Sor María», ambientados en tiempos de la Inquisición en Toledo, con un protagonista común: el padre Aurelio. «Surgieron de repente y no se planearon. Tienen tintes de gótico y nos gusta el juego de los espejos, la religión, las posesiones, el amor», cuenta Olivera, que se queda con un verso que dice: «Si la luz entra en el agua, olvida el cielo», que «es como decir que si te enamoras, no regresas, ya estás en otra dimensión».