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Historia

Sexo

Las prácticas sexuales más aterradoras de la Historia

Aunque ahora vivamos en un mundo aparentemente sin tabúes en lo que al sexo se refiere, muchas cosas ya se hacían en la Antigüedad

Jeroglífico egipcio
Jeroglífico egipciolarazonFoto de archivo

A lo largo de la Historia, la sociedad ha ido evolucionando a la par que el sexo. Muchas de las costumbres en este ámbito que ahora nos parecen modernas ya se hacían hace 500 años, 1000 años o, incluso, antes de Cristo. No hay más que echar un vistazo al Antiguo Egipto o a Roma para ver como ya en aquellos entonces se trataba de romper con los tabúes de la sociedad. Hoy vamos a repasar algunas de las costumbres más curiosas e incluso aterradoras de la época.

El Antiguo Egipto: el incesto, la necrofilia y las orgías, a la orden del día

El objetivo principal de los faraones era el de preservar el linaje. Es por esto que se permitía el incesto entre hermanos y, en ocasiones, entre padre e hija. Únicamente se permitía esta condición a los monarcas, con la finalidad de proteger la organización familiar. Esta práctica luego sería adoptada por las monarquías europeas, aunque siendo más habitual el casamiento entre primos.

Curioso resulta saber que los egipcios realmente tenían una visión pragmática del sexo, es decir, veían más el sentido práctico que el placer a la hora de mantener relaciones sexuales. Por ello, a los violadores se les castraba, porque se consideraba que actuaban bajo sus instintos más bajos, incapaces de controlarlos.

Las orgías eran bastantes comunes en su cultura. De hecho, fue un historiador de la Antigua Grecia, Herodoto, quien descubrió muchos de estos rituales. Él describió con todo lujo de detalles algunas de las orgías que se practicaban en los barcos, mientras navegaban por el río Nilo.

Una de las leyendas más conocidas es la existencia de las felatrices, prostitutas expertas en hacer felaciones, y que destacaban por llevar los labios pintados de rojo. Un acto que, por ejemplo, los romanos veían como algo impuro. Otra tradición que ha despertado curiosidad es que los faraones acudían una vez al año al río Nilo a masturbarse, en honor al Dios Atum. Se decía que este ser surgió de la “nada” y que se masturbó, brotando de su semen todos los dioses que le ayudarían a gobernar. Por ello, los faraones y sus invitados practicaron esta tradición, asegurándose que el semen cayese en el agua y no en la orilla.

Sin embargo, una de las costumbres más perturbadoras era la necrofilia, o sexo con los muertos. Aunque mal visto en la sociedad, no estaba castigado con cárcel, ni de ninguna otra forma. Así, muchos embalsamadores de momias aprovechaban el momento en el que se encontraban a solas con los cuerpos para realizar tales actos. Es más, una de las historias de la mitología egipcia habla precisamente sobre como el Dios Horus nació precisamente por este acto. Hijo de Osiris e Isis, fue engendrado con un pene de arcilla fabricado por su madre, ya que Osirias había sido asesinado y descuartizado por su hermano Seth.

Antigua Grecia: oscura iniciación a la adolescencia

Ha sido muy discutido a lo largo del tiempo como los griegos iniciaban a los jóvenes en la vida adulta. Todos recibían formación militar, académica y sexual. Era habitual que un mentor mantuviese relaciones sexuales con sus pupilos para iniciarles en la vida adulta, lo que hoy en día llamaríamos pederastia. Hasta este momento, ninguno era considerado hombre ni legalmente, ni socialmente. En Atenas, la capital, era bastante habitual y aceptada la pederastia, especialmente, entre la aristocracia.

Por su parte, Esparta veía las relaciones con menores como algo necesario para formar a un hombre como soldado. Tanto era así esta creencia que llegó a existir un batallón formado por 150 hombres, todos ellos amantes. Su nombre era el de “El Batallón Sagrado de Tebas”.

Las orgías tampoco podían faltar, aunque se hacían con la excusa de buscar la fertilidad. Todo esto no quiere decir que estuviese bien visto. En muchas ocasiones, los plebeyos se reían de estas costumbres y criticaban y perseguían las actitudes y comportamientos homosexuales.

Roma: el culmen de las orgías

En Roma, las relaciones homosexuales ya no estaban tan bien vistas como en la Antigua Grecia, aunque en determiandas situaciones se contemplaba la posibilidad. Sin embargo, no era en sí el acto homosexual lo criticable, sino que los romanos se fijaban en quien era el sujeto activo y quien el sujeto pasivo. Muchos detractores de Julio César llegaron a acusar al emperador de haber mantenido relaciones homosexuales con el Rey de Bitinia, pero criticando por encima de todo que Julio fue el miembro pasivo del acto. En cualquier caso, el emperador también fue conocido por sus numerosas amantes, algunas de ellas esposas de sus senadores.

Sería otro emperador, Calígula, quien nos haría conocer el verdadero significado de lo que es una orgía. Su historia de gobierno se baso en estas ceremonias sexuales en las que todos los invitados se acostaban los unos con los otros, mientras comían y bebían.

Extrañamente, la prostitución sí estaba permitida y, a veces, vista como algo necesario, ya que muchos jóvenes podían dar rienda suelta a sus pasiones sin molestar a las mujeres de otros.

El sexo en la Edad Media

Entramos en una época un poco más oscura, al menos, en lo referido al sexo. El lesbianismo, el adulterio y la masturbación eran algunas de las razones por las que podías llegar a ser condenado a muerte. Curiosamente, la homosexualidad entre hombres era castigada pero con menor severidad.

La prostitución no era respetada, pero tampoco perseguida del todo. La razón es porque los clérigos veían en este oficio una forma de mantener a los fieles concentrados en Dios, sin reprimir sus deseos más ocultos. Estos clérigos ademas debían conocer todas las posturas sexuales para poder castigar en función de la realizada por todos los que iban a confesarse, ya que cada postura requería un castigo. Solo había una permitida por la Iglesia, la postura del misionero, la más eficaz para embarazar a la mujer.