Buscar Iniciar sesión

Isabel Arranz: «Todos hemos querido matar a alguien alguna vez»

La escritora acaba de presentar «Sin reglas» (Planeta), su primera novela de ficción y en la que, explica, hace «muchos guiños hacia la realidad, porque soy una mujer del mundo de hoy»
Ruben mondelo .La razon .

Creada:

Última actualización:

Es escritora, periodista, guionista y autora teatral. Pero, sobre todo, Isabel Arranz se proclama mujer libre y sincera. Acaba de publicar «Sin reglas» (Planeta), su primera novela de ficción cuyo título simboliza la forma de vivir de su autora: a su edad (59) no atiende ni a correcciones ni a estereotipos. La historia parte del asesinato de Luz Pavones, una famosa presentadora de televisión cuyo cuerpo aparece en su camerino del Teatro de La Latina. Será la inspectora Lola Vergara quien, con su desparpajo y sensibilidad, se encargue de resolver el crimen. Para la escritora, la novela tiene de todo un poco: es ficción, pero roza la realidad. Es «como la vida misma», celebra.
–¿Por qué decidió mezclar crimen y humor?
–Porque la vida es eso. Todos hemos querido matar a alguien alguna vez, aunque solo sea de manera metafórica. Vivimos en la sociedad del crimen, parece que el asesinato forma parte de nuestro día a día, desgraciadamente. Por su parte, el humor es mi esencia. Todos los momentos malos que he vivido los he logrado superar con humor. O haciendo autoparodia o llevándola a la situación y sus implicados. La risa es una de las mejores medicinas que hay.
–En su novela también incluye el ingrediente del amor.
–Porque está presente en todas partes. No solo el amor de pareja, sino el de los hijos, hermanos, amigos... Todo el mundo tiene en su vida esas tres herramientas: humor, amor y crímenes, que todos los días los vemos en los informativos.
–¿Es «Sin reglas» un retrato de la sociedad?
–Tiene muchos guiños hacia la realidad, porque soy una mujer del mundo de hoy. Pero la actualidad la toco un poco de puntillas. Ni abro opiniones en el libro ni doy consejos a nadie, porque no soy quien. Lo que sí he hecho ha sido observar y hacer como una ensalada: meterlo todo en un bol, agitarlo y de ahí ha salido la novela. Si pervive en alguna biblioteca en el futuro, en sus páginas se reconocerá cómo era la España del siglo XXI.
–También aparecen guiños a la televisión: ¿Consumimos más «reality show» que libros?
–La gente lee menos porque la televisión les ha convertido en vagos, nos ha atontado. Y, por favor, que me perdonen mis compañeros porque colaboro con algunas cadenas. Sin embargo, la televisión no nos ha hecho ni menos cultos ni menos inquietos. Me acuerdo de estar en un hospital de Castilla-La Mancha con mi padre, ingresado, y junto a otra pareja en la sala. Eran personas muy humildes, maravillosas y tenían puesta la televisión. De repente, apareció en un canal cantando Ainhoa Arteta y pensé que cambiarían. Pero, para mi sorpresa, subieron el volumen para escucharle cantar ópera. Ahí me di cuenta de que la gente no necesita que la televisión le dé las cosas mascadas. Aunque también es verdad que la televisión se ofrece bajo demanda. Si los «reality» funcionan más que un programa cultural, se multiplicarán. Al fin y al cabo, es una forma de distraerte. Mientras que la lectura te hace pensar y reflexionar, la televisión hace que te olvides de todo.
–¿Deberíamos vivir «Sin reglas»?
–El título hace referencia a que las mujeres de mi edad tuvimos muchas reglas: de urbanidad, para sentarte, vestirte o comer. Estábamos muy encorsetadas, teníamos que cumplir un papel sin salirnos. Entonces, ahora, a estas alturas, esas normas han saltado por los aires.
–¿Qué reglas ha roto?
–Muchas. Ahora digo lo que pienso. Lo hago con cuidado, porque la sinceridad acaba donde empieza el respeto de los demás. Pero ahora digo más cosas que antes no me atrevía a decir. Me decían «calla y escucha». Ahora escucho, pero también digo. También he roto las reglas del atuendo. ¿Crees que una mujer de mi edad hace unos años vestiría con pantalones? No. Iba de negro, con falda, tacones, se pintaba... Y también me alegro de dejarme el pelo blanco. Las mujeres estamos reivindicando, porque a los hombres, hace unos años, les decían, «qué interesante te hacen las canas», mientras que a nosotras nos decían «qué dejada estás». Llegó un momento en el que me negué a teñirme más, quise ser lo que mi cabeza me pedía. Basta ya de imposiciones estéticas.

La lectora

Arranz tiene una costumbre a la hora de leer un periódico que «no sé si es buena o mala»: «Siempre lo hago desde atrás hacia adelante». Le interesan «la cultura y la actualidad nacional, pero, últimamente, conforme está el mundo, me inquieta la situación internacional».