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Carmen Thyssen: “Estoy escribiendo mis memorias, nadie sabe mejor que yo lo que he vivido”

La baronesa pasa su confinamiento en Andorra junto a sus hijas. Adelanta que ha decidido extender cuatro meses más, hasta finales de septiembre, la prórroga de su colección de arte
CARMEN THYSSENLA RAZON

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Andorra. Ahí es donde Carmen Thyssen pasa su confinamiento, este encierro casi a puerta cerrada que llevamos viviendo casi dos meses. Su familia está bien de salud y eso la tranquiliza. «Paso este tiempo como todos, muy preocupada por aquellos que se han ido sin poder ser despedidos por sus familias. Es una marcha cruel. Solo deseo que encuentren pronto una solución», dice nada más empezar a hablar. Ve aún la solución a este virus mortal lejana. Y pone el dedo en la llaga. Lo dice ella sin necesidad de preguntar: «En Andorra sí tenemos test. Nosotros nos lo hemos hecho y estamos sanos, nos da tranquilidad. Imagino que cuando llegue el momento de abrir las fronteras con España nos tomarán la temperatura. Nosotros, gracias a Dios, estamos aquí muy bien. Las autoridades lo están haciendo muy bien», comenta.
Y mira con mucha preocupación hacia España: «Teníamos que haber tenido test y mascarillas, las adecuadas, como debe ser. Y guantes. No entiendo lo que ha sucedido y pasa aún con los sanitarios. Esa falta de protección me parece terrible. Y desde aquí quiero dar las gracias a todos, a los médicos, las enfermeras, a todos los que se están jugando la vida cada día. Están cada día en mis rezos». Y confiesa que se desarma cuando advierte que la «lucha terrible» en su país aún no ha terminado. «¿Cómo puede haber trabajadores que aún no tengan protección?. No lo puedo entender. Es necesario extremar el cuidado».
–¿Cómo vamos a salir de esta pandemia?
–España se está arruinando. Creo que saldremos bastante mal. Hay que saber tomar decisiones importantes. Pero al tiempo sé que España es un país grande y deseo todo lo mejor porque es el mío. Yo lo adoro. Rezo cada día porque vaya a mejor, porque conozco el sufrimiento que está viviendo mi tierra.
–En este tiempo la naturaleza parece que hasta nos ha plantado cara...
–Está harta de que se la pisoteara. Hemos tenido tiempo para tener tiempo y para poder pensar en lo que de verdad es la esencia de la vida, que lo habíamos olvidado. Es ahora cuando podemos darnos cuenta del valor de la vida. ¿Sabes cuál creo que es futuro? Plantar. Abonar. Cultivar. Deberíamos volver a los entornos rurales y abastecerlos y dotarlos con la infraestructura necesaria para que estuvieran conectados con el mundo. Que el wifi llegara a cada rincón, que no faltaron los ordenadores para que estuvieran perfectamente comunicados. Regresar a lo que era la verdadera vida, a ese tiempo en que se podía vivir y pensar.
Madre, coleccionista, mujer de negocios, pintora. Y escritora, también. Ya verán. Y con orgullo de sus dos hijas pequeñas, las mellizas Carmen y Sabina. La primera ha acabado el curso con sobresaliente y la segunda con notable. Estudian de 9 a 13, después hay que parar para comer y volver a las tres de la tarde hasta las cinco y media. Ella ha estado muy encima. «Han estudiado bastante», dice.
–Entremos en materia artística. El día 31 de mayo expira la nueva prórroga de cesión de la colección Carmen Thyssen al Estado español. ¿Y después de esa fecha que va a pasar?
–No quiero entrar en polémicas y ante una situación tan complicada como la que tenemos encima pensamos que lo mejor es prolongar durante un tiempo más el préstamo, porque la salud ahora mismo es lo fundamental y a lo que hay que atender y no quiero interferir ni crear un problema más tal y como veo la situación. Ya hablaremos más delante de lo que tenemos que hacer. El préstamo se va a alargar de momento cuatro meses más. Lo importante aquí y ahora es salir de esta situación que estamos sufriendo.
–¿Pero hasta cuándo?
–Se trata de esperar un poco de tiempo más para ver cómo evoluciona todo. No sé lo que sucederá en el futuro pero es España mi meta y donde quiero que estén mis obras y donde deseo que se queden. Yo no puedo pedir ahora mismo esto o aquello ni exigir. En este momento no puedo, de ahí que hayamos decidido extender la prórroga.
–¿Ha vuelto a pensar en vender?
–No voy a vender, no, aunque fíjate que por prestar gratuitamente mis obras desde el año 92 he renunciado a tener dinero. Lo único que poseo son cuadros, obras de arte y mis cuatro casas hipotecadas. La colección Carmen Thyssen genera a la ciudad de Madrid anualmente entre 7 y 8 millones de euros al año, así lo recoge el BOE. Y jamás he percibido un solo euro ni tampoco lo he pedido. De lo que se vende, por ejemplo, en la tienda del museo tampoco recibido nada. Nunca he faltado a un solo patronato, siempre he estado encima de mis museos, sabiendo lo que sucede en cada uno. Y nunca, tampoco, he hecho menos de lo que debería. De mi marido recibí sus cuadros y renuncié a todo lo demás. Luché durante ocho años contra los herederos.
–¿Qué pensaría el barón de la situación que estamos viviendo?
–Él se amoldaba perfectamente a todo lo que ocurría, fueran las circunstancias las que fuesen. No era de tener miedo ni de hacer dramas. Tenía la cabeza muy clara siempre y era humano por encima de todo.
Tiene el día repleto de trabajo las veinticuatro horas. Por la mañana atiende sus citas con los abogados, ayuda a las niñas con sus estudios. También pasa tiempo con sus perros y sale al jardín a ver a los loros, «que no paran de gritar», asegura. Confiesa un indisimulado gusto por la cocina, pero ya hay una persona que guisa cada día y lo hacer perfectamente «y yo no puedo perder tanto tiempo, pero de vez en cuando cocino algo». No es mujer de series y suele ver las noticias tres veces al día para saber exactamente qué es lo que está pasando: «Sigo la CNN Internacional y también me entero por el móvil de cómo va evolucionando esta crisis».
–El tiempo de las exposiciones estrellas, de los mega muestras puede pertenecer ya a al pasado, a la otra realidad que no será esa nueva que llaman. ¿Qué opina?
–Así es. Esas aglomeraciones no se van a dar, esas citas con cantidades de personas esperando para poder entrar a un museo. Yo creo que es otra etapa la que vamos a empezar a vivir. Partamos de la base de que cada museo alberga joyas y muchas de ellas no sabemos ni que existen, las desconocemos. Tenemos artistas y obras de primer nivel y es ahora cuando podemos volver los ojos hacia ellos y detenernos en las colecciones. Los fondos que poseemos son riquísimos. Es tiempo de descubrir o de redescubrir todo aquello que es nuestro. Es tiempo de mirar en las colecciones. Antes nos quejábamos de falta de tiempo, pero a partir de ahora vamos a tener bastante más y las cosas van a tardar en volver a ser lo que eran. Aprendamos de nuevo a saber mirar un cuadro y no pasemos por alto la belleza de las obras. Dejemos las muestras temporales y concentrémonos en los fondos, organicemos visitas, que sean guiadas o no, con todas las pautas sanitarias que sean necesarias y que en mis tres museos vamos a establecer para que haya seguridad total tanto en visitantes como en los trabajadores del centro. Poder mirar y poder ver. Vayamos a eso. O disfrutemos solos del paseo.
–¿Usted cómo visita sus museos?
–Entre la gente, al lado del público. Y siempre descubro algo. Hay cantidad de artistas que me parecen fabulosos. Me detengo, observo la obra, disfruto de ella.
–Y pinta...
–Claro, desde hace tiempo. Me encanta y lo paso bien, que es de lo que se trata. Cada artista es diferente, no existen dos iguales. Y diría que la abstracción es el motor de la pintura, pues desde el mismo momento que uno de coloca delante de una tela ya se abstrae, se evade, se queda ahí, colgado de la obra. Toda la pintura es abstracción. Y también escribo.
–¿También escribe?
–Sí. Estoy escribiendo mis memorias. Y las estoy escribiendo yo. Nadie mejor que una para saber lo que ha vivido y querer contarlo. Y te diré que no está mal lo que llevo, que no es mucho, pero está bien. Vamos poco a poco porque no tengo todo el tiempo que quisiera, pero salen de mi mano. No quiero que otra persona lo haga por mí, que luego ya sabemos lo que sucede. Me gustaría poder leer más, que me gusta muchísimo, pero me faltan las horas.
–¿Usted cree que de esta crisis saldremos cambiados?
–No. Somos como somos. Y nadie cambia de forma radical, me lo dice la experiencia. Hace días leía unos diarios míos escritos de jovencita y ya era tal cual soy ahora. Nacemos así y seguimos siendo iguales, yo, tan cabezota como he sido siempre, aunque con una diferencia, que adquieres experiencia y disciplina, y eso es fundamental.

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