“Ataque a los titanes”, o cómo hacerse adulto matando gigantes
Netflix y Amazon Prime Video se suben al carro del último fenómeno mundial del “anime”
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Desde la última gran crisis económica, los dramas distópicos en los que la Humanidad, como alegre concepto genérico, tenía que ser salvada por adolescentes no han hecho más que florecer. Quizá el germen haya que ir a buscarlo en el «Crepúsculo» de Stephenie Meyer que hizo sonar la caja registradora entre los jóvenes, o quizá haya que irse hacia su materialización más seria, con esos «Juegos del Hambre» que pusieron a Jennifer Lawrence en el disparadero del estrellato. Algo estrictamente objetivo es que, tanto editoriales como productoras de cine se han dado cuenta de la veta dorada que pasa por cargar el peso de la Historia, con mayúscula, y de la historia, con forzado y obvio rizo romántico, en los púberes.
Bebiendo de esa tradición puramente occidental pero insertándola en el ánimo japonés de espera ante el siguiente e inevitable desastre natural, el guionista e ilustrador Hajime Isayama empezó a publicar, en 2009, el manga «Shingeki no Kyojin», o en su traducción al español, «Ataque a los titanes». Como no podía ser de otra manera debido al éxito, su inevitable adaptación a serie animada («anime», si gustan de lo purista) llegó en la primavera de 2013.
Filosofía a espadazos
Tan solo cuatro temporadas después, la serie no solo se ha vuelto un fenómeno mundial que convoca a millones cada domingo para esperar un nuevo capítulo, sino que también se puede entender como la primera ficción cuya explosión queda fuera de los canales hegemónicos, recomendándose por el boca-oreja y por su popularidad entre usuarios de, por ejemplo, la red social Tik-Tok.
Netflix y Amazon Prime Video se han lanzado a la caza de los titanes y puesto a disposición de sus suscriptores los capítulos de las tres primeras temporadas doblados ya al español. La cuarta, que ofrece a razón de capítulo por semana la plataforma especializada SelectaVisión, se puede ver de forma totalmente gratuita. La maniobra, aunque pueda parecer inusual en primera instancia, no lo es tanto si consideramos que se trata de una efectiva forma de lucha contra la «piratería».
«Ataque a los titanes», además de los maniqueísmos propios del «anime» que suele conectar con los grandes públicos, ofrece, eso sí, una pequeña revolución en el medio. Con base en su reparto coral, la serie evoluciona desde planteamientos coyunturales (¿por qué la humanidad está confinada tras unos muros? ¿A quién obedecen los gigantes que no les permiten ser libres?) hasta alcanzar preceptos más complicados (¿debe primar la seguridad por encima de la libertad? ¿Son los ejércitos más necesarios en tiempos de paz o de guerra?). A través de la adultez forzada por la tragedia de Eren, Mikasa y Armin, Isayama se las arregla para trazar un hilo de universalidad sobre el sufrimiento común de todos los estratos ante una fuerza mayor, y quizá ahí radique su extraordinaria resonancia con las nuevas generaciones.