Álvaro Rico: “No soy hipócrita, la fama te puede llevar a tentaciones que no te van a hacer bien”
El actor deja aparcada la televisión un rato para hacer su debut profesional en el teatro con “Dribbling”, una pieza de Ignasi Vidal en la que se convierte en una estrella de fútbol para hablar de las miserias del deporte rey y de sus abusos
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Ha sido el malo malísimo de “Élite” y el escudero del Cid en la televisión, entre otros, pero su toma de tierra, sus orígenes, están en ese teatro que comenzó haciendo en La Puebla de Montalbán (Toledo), su casa. Dice Álvaro Rico que necesitaba subirse a un escenario para encontrarse consigo mismo, aunque esta vez lo haga por primera vez de forma profesional. “Un debut a lo grande”, dice del estreno de “Dribbling” en el Teatro Marquina, escrita y dirigida por Ignasi Vidal. Pieza en la que tocan la fama y las miserias del deporte rey, el fútbol, y, sin embargo, “de lo que menos se habla es, precisamente, de fútbol”.
–Vuelta a los orígenes, ¿no?
–Es cierto que no he hecho teatro de forma profesional. Pero es que todo me ha pasado muy joven. Todo el teatro hasta ahora siempre había sido a nivel de pueblo, “amateur”. En la Resad también hice mucho, pero dentro del paraguas de la escuela. Nada grande. Aun así, es curioso porque yo no vengo de la tele, sino del teatro, es lo que he hecho de pequeño y de adolescente. Es la televisión la que me ha adoptado. Después de todos estos años en “Élite”, estando mucho tiempo fuera y de varios rodajes necesitaba encontrarme a nivel personal, subirme a un escenario, salir de la zona de confort en la que estaba y en la que parece que todo va rodado. Llevaba tiempo pidiendo un montaje de teatro, debutar a lo grande.
–Un debut muy futbolístico...
–Sí. “Dribbling” cuenta la historia de un futbolista de éxito internacional. Un tipo Neymar, Cristiano, Mbappe... Una estrella del momento que se llama Javi Cuesta. Está en París, en mitad de un traspaso convulso porque quiere regresar a España, pero una lesión complica el fichaje. Digamos que esos son los ingredientes del plato, la gran columna vertebral de una obra que toma otro rumbo cuando se le acusa de una posible agresión sexual. Casos que han pasado en la realidad. He bebido mucho de ahí. Contamos la vida de excesos y de presión social de los chavales jóvenes que viven en una burbuja, cómo se les manipula y hasta qué punto es real.
–¿Es él el culpable de todo o solo es una víctima más de todo ese entorno?
–Cuando se ve el cartel parece una pieza comercial que habla del fútbol y punto, que tampoco es mentira, pero aquí este deporte es solo la excusa. La obra va del “no es no”, y, si seguimos arañando, trata de la destrucción del ser humano y cómo puede llegar a destruirse a sí mismo. Pasan cuatro minutos y de lo que menos se habla es de fútbol. Aquí nos metemos en los entresijos, en ese “backstage” que nunca se cuenta y tiene una parte curiosa, misteriosa, de juegos de poder y ambiciones desmesuradas. Tenemos a un chaval de 24 años en uno de sus momentos de más éxito de su carrera y el personaje de Nacho (Fresneda) hace a veces de padre, aunque sea su mánager, pero es que el protagonista está alejado de su familia. Cuando pasó todo esto de Messi me parecía gracioso porque no había mejor publicidad para el montaje. La burbuja del fútbol se está rompiendo. No se pueden cobrar esas cifras desmesuradas. Hay una red perversa.
–Parece que la pandemia ha descolocado las cuentas de muchos clubes...
–Porque se vive en una burbuja como fue la inmobiliaria. Se hablan de 200 millones como si fueran 5 céntimos.
–¿Se puede ser normal con tantos millones y apenas 20 años?
–Es una pregunta que hay que resolver viendo la obra. Pero lo que más me gustó al leer el texto no fue el mundo del futbol, sino que me he podido sentir identificado. No a esos niveles extremos, pero sí hay frases como la que le dice el mánager: “No eres un ser normal”. El jugador solo quiere hacer cosas normales que hacía antes de toda la fama. “Que la gente no piense que soy de su propiedad”, dice. Yo lo he vivido. Y nunca se piensa en cómo se gestiona todo ese nivel de exposición.
–¿Ha sufrido el peso de la fama?
–Yo soy actor y quiero desarrollar mi carrera como uno más. “Élite” ha sido maravilloso, he aprendido mucho de un buen trabajo, pero no soy hipócrita, hay otra parte que se cuenta menos y en la que puedes caer en tentaciones que no te van a hacer bien. No es fácil gestionar que ir al restaurante ese al que ibas siempre con tu hermano ahora se ha vuelto pesado porque te miran, te piden una foto... La gente dice que eso “está en tu contrato”, pero yo no firmé todo eso. No venía en la letra pequeña. Es un debate profundo. Y en la obra hay mucho de eso. Me ha servido para cerrar heridas. Aquí el jugador está en un momento de mucha presión e intenta escaparse en la noche y las drogas, otros niveles, pero para mí era trepidante meterme en ese lado oscuro.
–¿Es futbolero?
–En casa siempre han sido muy madridistas y lo he heredado. Pero tambien me gusta el basket, el tenis, la Premier... Aunque cada vez practico menos fútbol y me jode mucho. Ahora hago boxeo.
–¿De qué jugaba el Álvaro de La Puebla y de qué juega Cuesta?
–Álvaro era una especie de comodín, era muy fino y solo corría. Era lateral o extremo, y Javi Cuesta es delantero.
–¿Le molesta que se diga Álvaro Rico “el de ‘Élite’”?
–No me afecta. Está bien dicho. Lo importante es que luego hagas tu carre. No tengo ningún miedo a que me pongan esa coletilla. En dos o tres años vendrá otra.
- Dónde: Teatro Marquina, Madrid. Cuándo: hasta el 4 de octubre. Cuánto: desde 12 euros.