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Crítica de “Nadie logrará conocerse”: pentagramas y esvásticas ★★★★

Xavier Güell enfrenta a Richard Strauss a su época y al nazismo en un libro notable donde ahonda en las ideas y personalidad del músico

Richard Strauss dirigiendo a la Banda Municipal en 1925
Richard Strauss dirigiendo a la Banda Municipal en 1925larazon

El compositor de «Electra» y «Ariadna en Naxos» tuvo una vida también mítica, recreada ahora de forma sugerente en la nueva obra de Xavier Güell. La unión entre literatura y música es vital. Y se refleja aquí con el músico acaso más importante del siglo XX: Richard Strauss. Puente entre lo antiguo y lo moderno, a veces calificado como el último romántico y otras como pionero de lo porvenir, la cultura del siglo XX le adeuda mucho. De su colaboración con Hofmannsthal surgen enormes adaptaciones de la mitología. De su torturada peripecia en una época intensa y oscura, las sinuosidades de sus «lieder» y poemas sinfónicos. Filológico, filosófico y psicoanalítico, a Strauss le faltaba quizá una gran novela. Helo aquí. El magno proyecto tetralógico de Güell, escritor y músico, una combinación tan necesaria como rara, es único en nuestra literatura.

Se publica ahora la segunda parte de su imprescindible «Cuarteto de la guerra», centrado en los músicos que hicieron grande el siglo XX. Aquí lo literario y lo musical se funden de manera indisoluble y precisa, tomando la voz del propio Strauss. No puedo dejar de recordar a Hermann Broch y su Virgilio. Monólogo interior, poesía y reflexión sobre la labor del creador. Arte y política, en el caso de Virgilio a la sombra de Augusto, en el Strauss bajo el Tercer Reich. Dejemos por ahora las modernidades de «Salomé» o la vuelta al clasicismo de «El caballero de la rosa».

Recomendaría vivamente leer este magnífico libro mientras se escuchan los poemas sinfónicos: acaso también los crepusculares «Vier letzte Lieder». Pero sobre todo pienso en «Una vida de héroe», esa especie de fresco nietzscheano. También la inolvidable «Así habló Zaratustra», otra vez Nietzsche. Pero sobre todo «Metamorfosis» y «Muerte y transfiguración» se me antojan básicas para entender su potencia poética. Su alma enorme, atormentada y heredera de la gran Mitteleuropa –que se desvanecía en un sueño de sinrazón–, su controvertido papel en la Alemania nazi, el viejo debate entre arte, poder, deber y prestigio. Los últimos años de Strauss son clave. Unir su vida y su música –ahora en esta excelente recreación literaria– permite justipreciar la enorme dimensión de su figura.

▲ Lo mejor

La reinterpretación de la figura de Strauss al hilo de su relación con el Tercer Reich

▼ Lo peor

Que algunos piensen que al final del libro va a haber un juicio, porque el autor deja eso al lector