El precio del libro sube un 2,5 por ciento
El coste energético y la inflación reemplazan a la escasez, que antes lastraba el precio del papel
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Después de la pandemia, el papel comenzó a subir de precio. Nadie lo entendía. Pero su incremento hizo saltar todas las alarmas. La Covid condujo a una reclusión de la ciudadanía en todos los países. Un enclaustramiento que, en contra de lo que muchos pensaban, hizo crecer el índice de lectura. La población, cansada de las pantallas, encontró en los libros el refugio adecuado. Un sitio hecho de historias y de imaginación contada de múltiples formas. La novela y el ensayo se dispararon. Por eso, el encarecimiento de la materia prima cortó la respiración de muchos. “Llegó a subir un sesenta por ciento. De unos 800 o 900 euros a 1.600 por tonelada”, comenta Luis Hedo, impresor del Grupo Gómez Aparicio.
Él es una de las personas invitadas a participar en “Un árbol por título”, una iniciativa organizada por Penguin Random House Grupo Editorial, en colaboración con WWF (Fondo Mundial para la Naturaleza), que tiene como objetivo de plantar un árbol por cada título lanzado en 2022, llegando a un total de 1.800 árboles plantados en una superficie de tres hectáreas en el parque natural Soto de las Juntas, en los alrededores de Madrid, un área muy afectada en el pasado por la extracción de áridos y que está protegido desde 1994. El objetivo de esta campaña es “concienciar y demostrar al mismo tiempo que producir libros más sostenibles, sin dañar la salud del planeta” es posible.
Este esfuerzo se ha centrado en el proceso industrial de la producción de libros. Cada año se innova para que la impresión no dañe el medio ambiente y que cada vez resulte más ecológico. Como el mismo grupo editorial informa, se ha trabajado en tres direcciones: la contratación de electricidad verde para todos los centros de trabajo, la eliminación de polipropileno y el retractilado de los libros, la certificación FSC (Certificación Gestión Forestal) y el compromiso de usar tintas vegetales en los títulos publicados para 2023. El problema ahora proviene desde otro costado.
Con la epidemia, los bosques dejaron de talarse y cuando la actividad industrial recobró su actividad, la demanda de papel superó con creces a la oferta, disparando el precio. A eso hubo que sumar el encarecimiento de los contenedores dedicados al traslado de mercancías por barco. Nada parecía halagüeño. Las editoriales acumularon papel para prevenir futuros problemas y, sobre todo, por la nueva perspectiva que abrían las plataformas de compra por internet: sus envíos exigen cartón y mucho papel fue destinado a este uso.
Un nuevo horizonte
Ahora, como cuenta Luis Hedo, la oferta y la demanda no es el origen del problema, sino la guerra de Ucrania, el encarecimiento de la electricidad y el transporte. “Nosotros, por ejemplo, hemos acordado un presupuesto con cierta perspectiva. Hemos negociado el gasto de electricidad. Antes de la crisis, a lo mejor nos costaba 30.000 euros en luz, ahora, alrededor de 125.000 euros. Esto afecta a cualquiera”.
Las editoriales han usado diversas estrategias para paliar este efecto y no trasladar el precio al mercado, o sea, a los compradores. Nuria Cabutí, CEO de PRHGE, ha comentado algunas estrategias, como imprimir en los países de origen para evitar el traslado (y también paliar la contaminación del transporte) y reducir todo lo posible el consumo energético. “Estamos trasladando lo mínimo al precio de los libros. Además, solo está afectando a los últimos lanzamientos. Esto sería alrededor de un tercio de la inflación (un 2,5%), pero, a pesar de todo esto, el 90 por ciento de nuestro catálogo está libre de esta subida”. A pesar de este ligero aumento, Nuria Cabutí es positiva y considera que la campaña de Navidad, una de las más importantes del año para el mercado del libro, va a ser positiva: “Queremos repetir la del año anterior. Soy optimista. Considero que los libros continúan siendo el mejor regalo. Se va a mantener la tendencia de la que veníamos”.
Luis Hedo explica un segundo frente. La crisis reciente del papel ha coincidido con el cambio de los planes de estudio educativos en los colegios. Esta reforma ha obligado a imprimir libros de texto nuevos, pero también mantener algunos del pasado. Y otro factor que hay que añadir es que el resto de los materiales que se utilizan para publicar un libro, aparte del papel, también han subido últimamente. Para él, lo extraordinario es que se haya logrado hasta hoy mantener más o menos el precio de los títulos. A pesar de su mirada, prefiere guardar una visión optimista respecto al futuro. “Ahora, el precio del papel se está estabilizando y regresando a precios más normales”.