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Antonio Pau: "Hay que volver a la vida analógica"

Ha publicado más de 50 libros y en el ensayo «Manual de escapología» plantea formas de huir del consumismo y la realidad.

Foto: Alberto R. Roldán
Foto: Alberto R. Roldánlarazon

Ha publicado más de 50 libros y en el ensayo «Manual de escapología» plantea formas de huir del consumismo y la realidad.

Escapar del mundo. Se dice rápido. Parece fácil. Y, según Antonio Pau, no es imposible. «Manual de escapología. Teoría y práctica de la huida del mundo» (Trotta) es un libro en el que este escritor y jurista reúne 30 formas de escapar y otras 30 maneras de ser felices. Unas páginas en las que el lector encontrará la forma de huir no solo de sus problemas, sino de la realidad tal como la conocemos.

–¿Qué es la escapología?

–Es una palabra que me he inventado para hablar de la necesidad que todos sentimos de escapar del mundo. Porque estamos incómodos por algo.

–¿Escapar conlleva tirar la toalla?

–Todo lo contrario. Supone ser consciente de la situación en la que uno está. Muchas veces uno tiene una vida muy complicada y no sabe desviarse de las dificultades. Hay que huir. Al revés de lo que se dice de que huir es de cobardes, huir es de valientes. No se trata de tirar la toalla, de abandonar las obligaciones, sino de a lo mejor asumir menos. Llevar una vida más lenta, más serena.

–En el libro habla sobre 30 maneras de huir y otras treinta de ser felices, ¿es una obra optimista?

–Completamente. Anima a huir, muchas veces del consumismo. Se vive más feliz con, por ejemplo, el minimalismo. Vivir con pocas cosas. Se disfruta más si se tiene poco. Lo mismo ocurre con las tecnologías modernas: ya se ha detectado una enfermedad que se llama «tecnoestrés». Está suscitada porque estamos pendientes del móvil, del ordenador, de los periódicos digitales. También hay otra cosa que se llama «síndrome de fatiga informativa»: tenemos que estar viendo continuamente los telediarios y leyendo los periódicos digitales. Lo que hay que hacer es volver a la vida analógica. No se trata de prescindir de la tecnología moderna, que es magnífica, pero que si estás con un amigo, no interrumpas la conversación y te pongas a hablar por el móvil con otra persona.

–Sin embargo, en el trabajo, hay necesidad de tecnología.

–Hace poco se ha creado un derecho a la desconexión laboral: no puedes recibir fuera de horas de trabajo un mensaje, un correo o una llamada de trabajo. Se tiene derecho a descansar.

–¿No cree que dejarlo todo puede llegar a ser triste?

–No es dejarlo todo, es cambiar el ritmo de la vida. Alomejor es tener menos ambición de dinero, de reunir cosas, y vivir más. Pensar más en la familia y los amigos. Disfrutar más de las cosas naturales, del campo.

–¿Llenar la España vaciada?

–Hay mucha gente que tiene un trabajo que lo puede desarrollar en un pueblo. La vida en el campo es muy buena, muy pacífica.

–¿En qué sentido la historia nos ha enseñado a huir?

–Las 30 huidas que estudio en el libro empiezan con la filosofía griega. Los epicúreos, por ejemplo. Y llega hasta la reinvención de la que se habla ahora. Hay que pararse a pensar y reinventarse. Pero con sinceridad, ser quién eres, no en quien te han cambiado las circunstancias. Por eso digo que son 30 huidas que ha habido en otros momentos pero que sirven en nuestra época.

–¿Alguna o algunas que hayan sido claves?

–La meditación, el yoga, el zen. Y los viajes.

–Actualmente, ¿de qué escapamos?

–Primero de la propia ambición: del dinero y de acumular cosas. Luego, de las condiciones de trabajo, en las que la sociedad no mejora, no hay progreso. Las jornadas de trabajo se convierten en inmensamente largas. Falta la conciliación familiar.

–La huida, ¿merece de un estudio más riguroso, científico?

–Es una parte de la antropología. En el libro ésta tiene un capítulo que se llama «La etiología», que es el comportamiento humano. Uno de los patrones de conducta, en el sentido de que se ha centrado siempre en la historia, es la huida. Siempre se ha sentido necesidad de huir. No de un peligro, sino de una incomodidad que estás viviendo: reflexionas sobre ella y te alejas.

–¿Cree que esto ocurre ahora con la gente joven que se marcha para buscarse la vida?

–Sí, es una manera de huir. Aquí las condiciones no son las adecuadas. Por eso se habla del neonomadismo, también lo estudio en el libro. Está muy propiciado porque la gente ya ha viajado. Por ejemplo, con el programa Erasmus. Ahora los jóvenes son más ciudadanos del mundo que los de generaciones anteriores.

–¿Deberíamos huir de la política actual?

–En la medida en que podamos participar para mejorar las cosas, que es poco más que votar, obsesionarnos con la política y saturarnos de información política no nos lleva a ningún lado más que a discutir y hacernos cada vez más fanáticos. Creo que hay que huir de la obsesión política cumpliendo los deberes del ciudadano. Ninguna huida es una evasión, es diferente desinteresarte de las cosas que huir.