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El Rey inaugura el pasado y el presente de Joana Vasconcelos
Felipe VI, junto a la artista, presidió ayer la inauguración de la muestra

Ganchillo, vasos de whisky, botes de colonia, cacerolas... Todo tiende al arte, según Joana Vasconcelos. Sus obras se mimetizan con el entorno hasta en su versión más clásica, sin provocar extrema extrañeza ni servir de estorbo, sino más bien de atracción, de imán hacia una atención que necesita de estímulos que sepan combinar novedad y tradición. De eso va el arte de Vasconcelos: un trabajo inmersivo que descontextualiza objetos cotidianos para volver a significarlos desde un prisma cotidiano y popular. Y así lo demuestra hasta el 31 de julio con «Flamboyant», en el Palacio de Liria de Madrid. El Rey Felipe VI inauguró ayer, en el marco del 50 aniversario de la constitución de la Fundación Casa de Alba, una exhibición organizada por ésta y el Atelier de Vasconcelos. Se exponen más de cuarenta obras de la artista portuguesa que se han integrado con maestría y sentido a lo largo de las emblemáticas salas, dialogando y contrastando con piezas de Velázquez, Zuloaga, Tiziano o Goya.
A lo largo de los históricos espacios del edificio, Vasconcelos reivindica el grado de «convivencia entre pasado y presente. Mis obras forman parte del edificio», así como combina culturas, como la suya propia y la española. Ejemplo es «Coraçao Independente Preto» (2006), una obra realizada con tenedores de plástico y que se instala en la sala donde, con fado de fondo, cuelgan las pinturas de Velázquez. «Este corazón es un pendiente gigante que usan las mujeres portuguesas el día del matrimonio, y hace referencia a la perfección, a la pureza. Forma parte de la tradición de mi país, y al estar en esta sala, la más bella donde he expuesto esta pieza, permite transportar una cultura hacia otra», expresa Vasconcelos.
Destacan, de entre las sugerentes obras, dos creadas ex profeso para la ocasión: «Velázquez y Goya» (2024) son dos figuras de lobos recubiertos con ganchillo, que dialogan con los retratos que Zuloaga realizó a varios miembros de la Casa de Alba. Así como «La Théière» (2025), una obra hecha con hierro forjado e instalada en los jardines del Palacio. «Es un homenaje a Catalina de Braganza, e invita al espectador a entrar y a interactuar con la obra, que he realizado a gran escala para jugar con la perspectiva», apunta la artista.
Arte contemporáneo y entorno histórico se fusionan, asimismo, con «Carmen» (2001), lámpara de hierro con pendientes de aro flamencos adquiridos por Vasconcelos en Valencia, y que se instala en la biblioteca del Palacio, donde se conserva la carta manuscrita que Prosper Mérimée, autor de la novela homónima que Bizet adaptó a ópera, envió a la condesa de Montijo. Y cabe señalar asimismo «Flaming Heart» (2019-2024), ya no solo por ser un corazón rojo gigante y que casi parece latir, sino porque se ubica en una de las salas que se abrirán por primera vez al público con motivo de esta exposición. La obra se ha instalado en la capilla del Palacio, rindiendo así, explica la artista, «homenaje a María Magdalena, y hablando del amor a través de un corazón en llamas».
Una mujer contemporánea
El arte de Vasconcelos, además de rendir homenaje a la tradición a través de una visión moderna, también cuestiona roles de género, y ejemplo de ello es una de las más impresionantes obras de la exposición: «Marilyn» (2011). Se trata de unos zaptos de tacón gigantes hechos con cacerolas, con los que «hago un guiño al ambiente doméstico, al perfil de la mujer cuidadora, en la cocina, que a la vez se transforma en la que va al baile, pues lo he ubicado en el salón de baile del Palacio. Los muebles se quedan pequeños a su alrededor, y evoco a una mujer contemporánea en diálogo con una tradicional», explica la creadora.
La singularidad de la muestra, además, reside en que se desenvuelve en un espacio vivo, pues el Palacio de Liria se trata de la residencia actual del dque, Carlos Fitz-James Stuart. «Es casi un deber abrir mi casa al arte contemporáneo con una de las artistas de referencia mundial», ha expresado el conde, mientras que Vasconcelos fija su objetivo en mostrar «cómo el arte contemporáneo puede reavivar espacios históricos, acogiendo una apreciación más profunda de su relevancia y vitalidad. Tendiendo puentes entre lo clásico y lo contemporáneo, esta exposición aspira a honrar el doble rol del Palacio de Liria como guardián de la historia y como espacio de reinvención cultural».
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