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Historia

Barbarroja, el primer fracaso de Hitler

En 1941, Alemania invadió la Unión Soviética. Lo que parecía ser una victoria táctica nazi fue en realidad el inicio de su derrota en la Segunda Guerra Mundial

Una columna de vehículos soviéticos destruidos sobre la carretera de Minsk a Moscú, durante uno de los contraataques soviéticos.
Una columna de vehículos soviéticos destruidos sobre la carretera de Minsk a Moscú, durante uno de los contraataques soviéticos.Desperta Ferro

A primeros de agosto de aquel año, la Wehrmacht parecía haberse impuesto una vez más sobre sus enemigos, en esta ocasión el Ejército Rojo. Tras reventar las posiciones fronterizas a finales de junio y embolsar inmensas cantidades de soldados, las puntas acorazadas alemanas habían penetrado en la profundidad del dispositivo militar soviético y destruido también a los ejércitos de reserva desplegados a toda prisa para defender la histórica localidad de Smolensko y el camino hacia Moscú. Según los primeros historiadores que narraron la Operación Barbarroja, los atacantes parecían a punto de lograr su objetivo de derrotar a la Unión Soviética en unas pocas semanas. Hoy sabemos que en realidad se estaban sembrando las semillas de la derrota.

Kursk en el verano de 1943, Stalingrado durante el invierno anterior, Moscú a finales de 1941. El debate sobre el fracaso del Ostheer en el frente del este ha hecho correr ríos de tinta mientras la fecha del mismo se ha ido acercando más y más al inicio de la invasión de la Unión Soviética. ¿Cuándo se inició en realidad la derrota? Según las teorías más recientes, enunciadas por historiadores como David Glantz o David Stahel, el momento clave fue agosto de 1941, cuando los alemanes aún tenían posibilidades de alzarse con la victoria –cosa que no sucedía en ninguna de las batallas indicadas más arriba–, pero sus decisiones y la violenta reacción de las tropas soviéticas acabaron abocándolos al desastre.

La operación en torno a la emblemática ciudad rusa comenzó con mal pie pues las fuerzas acorazadas del Grupo de Ejércitos Centro, en vanguardia, estaban demasiado lejos de las de infantería, que aún seguían reduciendo la bolsa de Minsk, como para recibir apoyo efectivo; y entre medias todavía había grandes cantidades de tropas del Ejército Rojo retirándose hacia el este. Aun así, las divisiones Panzer maniobraron excelentemente y causaron sucesivas derrotas a sus enemigos. El Segundo Panzergruppe de Guderian cruzó el Dniéper el 5 de julio y tres días más tarde el Tercero de Hoth cruzaba el río Dviná, rompiendo las barreras fluviales que defendían Smolensko por los flancos y capturándola poco más de una semana después, a la vez que rodeaban a alrededor de dieciocho divisiones enemigas.

Sin embargo, en esta ocasión los Panzer fueron incapaces de cerrar el cerco del todo. Entre Yártsevo y Solovevo quedó un estrecho pasillo por el que Stalin pudo enviar refuerzos y por el que se retiraron las unidades desgastadas en los combates en el interior del mismo. Entretanto, el Ejército Rojo, que no había dejado de acumular más y más efectivos y armamento, inició una serie de contraataques, primero desde Roslavl, al sur, a cargo del Grupo Kachalov, y luego por el norte, sobre el cauce del río Vop, a cargo de los grupos Rokossovski, Kalinin y Komenko, que, si bien apenas tuvieron éxito a la hora de modificar la línea de frente, obligaron a sus oponentes a desgastarse más todavía para contenerlos.

Entretanto, en el seno del alto mando alemán estalló una crisis que venía fraguándose desde la fase de planificación de Barbarroja. ¿Qué hacer después? En contra del criterio de sus generales sobre el terreno y en el seno del OKW, que querían continuar con la ofensiva hasta

Moscú, Hitler y el OKH querían detener al Grupo de Ejércitos Centro donde estaba para enviar a las fuerzas acorazadas que lo componían en dos direcciones: hacia el norte para ayudar en la conquista de Leningrado por su valor político como cuna de la Revolución, y en dirección contraria para acelerar la ocupación de Ucrania y sus valiosísimos recursos agrícolas y mineros. El debate que siguió fue áspero y estuvo lleno de artimañas para obligar al dictador a cambiar sus intenciones, pero sin éxito.

El 8 de agosto, muy poco después de que la bolsa de Smolensko quedara destruida por completo, el Segundo Panzergruppe empezó su avance hacia el sur, retrasando su ofensiva hacia el este hasta el mes de octubre. ¿Qué hubiera pasado si los alemanes hubieran seguido avanzando hacia Moscú en septiembre de 1941 como querían Halder, Von Bock y Guderian? Por un lado, las posibilidades de un derrumbe político militar de la Unión Soviética habrían sido mucho más elevadas pero, en caso contrario, es posible que los alemanes hubieran acabado empantanándose en una batalla urbana por la capital con el invierno a las puertas y un inmenso ejército soviético invicto, situado en Ucrania, listo para asaltar el flanco derecho del Grupo de Ejércitos Centro.

Para saber más:

Desperta Ferro Contemporánea n.º 56: Barbarroja (II). El Grupo de Ejércitos Centro

68 páginas, 7,50 euros

Portada de la revista dedicada a la Operación Barbarroja
Portada de la revista dedicada a la Operación BarbarrojaDesperta Ferro