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La gran mentira: el día que Hitler fulminó el Tratado de Versalles

Un día como hoy de 1935, el líder nazi anunciaba la creación de la Wehrmacht, las fuerzas armadas alemanas que sembraron el terror en el mundo durante la Segunda Guerra Mundial
 Miembros del Heer, el ejército de la Wehrmacht, ejecutan a 56 judíos cerca de Cracovia
Miembros del Heer, el ejército de la Wehrmacht, ejecutan a 56 judíos cerca de CracoviaArchivo

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La primera Gran Guerra acabó con miles de vidas. La sangre se derramó entre trincheras como quien vierte agua en un vaso y el odio se extendió en forma de bandos. Pero, afortunadamente en este caso, todo tiene un fin, y el de la Primera Guerra Mundial sucedió el 11 de noviembre de 1918. Se produjo el ansiado cese de las armas y las hostilidades, las batallas terminaron y el interior de un frío vagón en Compiègne (Francia) fue testigo de un acuerdo histórico. Se reunieron en aquel lugar representantes alemanes y austro-húngaros, así como de la Triple Entente, y firmaron los armisticios que daban un soplo de esperanza a los países y ciudadanos que, durante años, se habían visto sumidos en una trágica guerra. Poco después, el 28 de junio de 1919, llegó el Tratado de Versalles: más de cincuenta países firmaron un tratado de paz, con el fin de terminar con la que sería "la última guerra". Fue entonces cuando la Sociedad de Naciones, precursora de Naciones Unidas, tomó forma, de la mano del presidente estadounidense Woodrow Wilson, y cuando una promesa de un futuro pacífico, lejos de toda contienda, se generalizó en forma de ilusión por todo el mundo. No obstante, de lo que no eran conscientes en Versalles era de que estaban sentando las bases de la que sería la Segunda Guerra Mundial, más inhumana, trágica, catastrófica y sangrienta que la anterior, si cabe.
Recreación artística de la firma del Tratado en la sala de los Espejos del palacio de Versalles el 28 de junio de 1919
Recreación artística de la firma del Tratado en la sala de los Espejos del palacio de Versalles el 28 de junio de 1919Archivo
Años más tarde de la reunión en el "Vagón del armisticio", Hitler se encargó de dinamitarlo, temeroso de que se volviera a firmar una rendición de Alemania. Y no era el único símbolo de paz que el Führer eliminaba, pues antes se encargó de demostrar cómo la gran promesa de paz firmada en Versalles no era más que una gran mentira. El 16 de marzo de 1935, hace hoy 88 años, y menos de 20 después de haber firmado el Tratado, que contemplaba que cada país también asumiera sus responsabilidades por haber causado la guerra, Alemania comenzó a violar las condiciones acordadas. Aquel día, el líder nazi anunciaba que iba a crear la Wehrmacht, las fuerzas armadas alemanas, lo que incumplía el fallido Tratado. A ello se le sumó que el país presidido por Hitler se anexionó Austria y trazó un mapa político que haría inevitable una nueva gran guerra. En pocas palabras, Hitler no hizo otra cosa que mirar hacia su propio interés, violando todo propósito de paz duradera y haciendo augurar que miles de muertes más estaban por llegar. Con el tiempo, pagaron por ello: aunque los daños de la Segunda Guerra Mundial eran ya irreversibles, y aunque las heridas que abrieron formasen cicatrices imborrables, Alemania sí tuvo que pagar la indemnización de estos destrozos, y no fue hasta 2010 cuando el país liquidó los 125 millones de euros que debían.
Infantería de la Wehrmacht, 1942
Infantería de la Wehrmacht, 1942Archivo
Versalles, por tanto, no pudo con la imparable ambición y sed de poder de Hitler, y fue la creación de la Wehrmacht la que hizo temblar de nuevo a los países del mundo. Según el libro de Rolf-Dieter Müller, "Hitler's Wehrmacht", durante la guerra fueron más de 18 millones los hombres que sirvieron en estas fuerzas armadas. Estas fuerzas armadas operaron entre 1935 y 1945, y estaban formadas por el ejército, "Heer", la armada, "Kriegsmarine", y la fuerza aérea, o "Luftwaffe". Y el peligro aumentó considerando la cada vez mayor modernización de las armas: ya no era tiempo de trincheras, pues eso parecía ser tan solo "un juego" al lado de la estrategia que llevarían a cabo los ejércitos de Hitler. Se trata de la "Blitzkrieg" o Guerra Relámpago, que, como su propio nombre indica, consistía en arrasar con el mayor territorio posible en el menor tiempo posible, en sembrar el miedo de una guerra por sorpresa y a la velocidad que un relámpago rompe en la oscuridad del cielo. Con esto, la primera gran derrota de la Wehrmacht no ocurrió hasta 1941, en la Batalla de Moscú, mientras que su debilidad se hizo patente en la batalla de Kursk, en 1943. Desde entonces, la formación se debilitó, hasta terminar desapareciendo casi al mismo ritmo que lo haría la Segunda Guerra Mundial.
Se podría resumir, por tanto, que una gran mentira y una gran traición desembocaron en una gran pesadilla. Alemania y Hitler dieron las espaldas a la paz que se comenzaba a respirar en el mundo, y sembraron a partir de la violación del Tratado de Versalles las bases de la guerra que acabó con la vida de entre 40 y 50 millones de personas. Una contienda terrorífica, y no hace falta ni mencionar la tragedia del Holocausto para medir las dimensiones de sus consecuencias.