Carmen Posadas: «Lo que estamos viviendo es un auténtico sainete»
La escritora confiesa que la literatura es para ella una terapia con la que se ha ahorrado «mucho psicoanálisis».
La escritora confiesa que la literatura es para ella una terapia con la que se ha ahorrado «mucho psicoanálisis».
Posadas afila cada palabra con suavidad, acaricia sus argumentos con delicadeza y una voz sosegada, herencia de una timidez, pone vida a cada pensamiento. Mientras tomamos un té con menta en «El viajero» antes de que la escritora ponga rumbo a su retiro portugués («donde sigo trabajando pero bajo una palmera y al lado de un chiringuito»), confiesa que la literatura es para ella una terapia con la que se ha ahorrado «mucho psicoanálisis».
Analizamos la actualidad a modo de novela de ciencia ficción y nos descubre si para ella, en los tiempos que corren, es más importante el relato o el relator.
¿Cuál será el epílogo de esta legislatura?
Complicado, creo que sería algo así como «Condenados a entenderse», pero que no tarden mucho en hacerlo porque nos va a dar a todos un ataque. Lo que estamos viviendo es un auténtico sainete. In extremis se llegará a un acuerdo, parece que aquí gusta dejar todo para el final. No es mi solución preferida, porque pienso que lo que está ocurriendo es una irresponsabilidad por parte de todos los partidos políticos, de derecha e izquierda.
En este caso, ¿la realidad supera a la ficción?
Yo que llevo 40 años en esto, siempre me sorprendo de lo buena guionista que es la vida, por qué no se me habrá ocurrido esta situación tan rocambolesca. La realidad supera a la ficción siempre.
¿Se ha diluido el arte de la oratoria y la dialéctica en pro del insulto?
Antes, los parlamentarios se decían cosas brutales, pero con ironía e inteligencia. Ahí está la anécdota de dos políticos ingleses en el siglo XVIII cuando uno le dice al otro: «Usted morirá en la horca o de peste». Y la respuesta fue: «Eso depende de si abrazo sus principios o a su amante». No dijo ninguna palabrota pero la respuesta es demoledora. Se pueden decir cosas duras, pero con altura.
Vamos, que se ha bajado el listón..
Si vas al Congreso en vaqueros y chanclas, ya estás bajando el listón de la exigencia general. No puedes esperar que una persona vaya vestido de esta guisa hable como Castelar porque es imposible y porque no va con el personaje. Todo es una cadena de degradación.
¿El lenguaje cotiza a la baja?
El habla de la calle es cada vez más ramplona. Si lo haces con un vocabulario rico te llaman pedante, carca e imbécil. La tendencia es a usar cada vez menos palabras.
O comunicarnos a través de emoticonos...
Sí, nuestro lenguaje es cada vez más pobre y los emoticonos suplen la falta de elocuencia de la gente. Pero casi prefiero los emoticonos que las faltas de ortografía. De hecho ya hay libros solo de emoticonos, lo que no sé es cómo habrán ido de ventas.
¿Qué es más importante el relato o el relator?
Hoy en día el relato. Sin embargo, todo el relato en este momento consiste en cómo cuento una mentira para que parezca una verdad sabiendo tú y yo que es mentira. Esto forma parte de la falta de lenguaje porque para qué te vas a molestar escribiendo un discurso si con un tuit ya vamos servidos.
Usted es «Maestra de títeres», no le faltará trabajo si decide dejar la escritura...
Yo veo más marionetas que buenos maestros de títeres, porque esto segundo requiere inteligencia y también un poco de maldad.
¿Utiliza la literatura como terapia?
Siempre digo que me ahorro mucho dinero en psicoanálisis dedicándome a la literatura.
¿Le resulta más fácil escribir lo que piensa y siente que verbalizarlo?
Escribir es ordenar lo que ni siquiera sabes tú que estás pensando. Las ideas son como moscardones que cobran sentido cuando lo escribes. Además, llegan en el momento más inesperado, son muy indiscretas. El otro día iba por la autopista y me vino una idea buenísima, pero no podía parar en el arcén porque te multan, así que durante 40 km fui repitiéndola para que no se me olvidara.
¿Existe demasiada verborrea social?
Hay sobredosis de expresión. Todo el mundo dice que te quiere con demasiada facilidad lo que hace que esta expresión pierda significado. La sobredosis de palabras es una pobreza del lenguaje y los sentimientos.