«Arraianos»:Un experimento que perturba

«Arraianos» surge de la colisión de dos películas, la que retrata los paisajes forestales de Araia, entre Galicia y Portugal, y la que protagonizan unos cuantos lugareños recitando pasajes de la obra «O bosque», en una operación que parece sacada de una película de Pasolini o de Straub y Huillet. Entre el efecto documental, casi expositivo, de la naturaleza o el rostro castigado de la piel rural, y el efecto fabulador, legendario, que emana de los tótems del terruño, se produce un extrañamiento. Por un lado, son imágenes que se explican mutuamente o que añaden misterio; en pocas palabras, que logran relacionarse, establecer un vínculo. Por otro, son imágenes que contrastan, que friccionan unas con otras. Existe una armonía inarmónica, una sensación de onirismo, de mito resucitado entre las formas de la palabra y de los árboles. Eloy Enciso, el director, persigue una poética propia, entre el rigor y el enigma, siguiendo los pasos de un cine contemporáneo que ha hecho de lo elusivo y lo opaco sus normas de estilo. A veces parece que su hermetismo no fluye con espontaneidad de las imágenes sino de un libro de patrones; otras, el experimento logra perturbar y fascinar, lo que no es poco en nuestro quieto cine español.