Crítica de "Políticamente incorrectos": Te quiero, odioso rival ★★★
Directora: Arantxa Echevarria. Guion: Olatz Arroyo. Intérpretes: Adriana Torrebejano, Juanlu González, Gonzalo de Castro, María Hervás, Elena Irureta, Raúl Cimas. España, 2024. Duración: 91 minutos. Comedia romántica.
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Bienvenidos, o no, porque la cosa está que arde de nuevo, al primer acto de campaña para las próximas elecciones generales en España, un país totalmente polarizado y, por ello, como una olla a presión a punto de soltar garbanzos (y chorizos...) hasta que lleguen al techo. Los partidos en liza se llaman Nueva Izquierda y España Liberal, y van a verse las caras inaugurando, todos a una, el mayor pantano de Castilla-León en algún rincón de esa comunidad.
Y allí conoceremos a los protagonistas de esta comedia romántica, pero, también, tan sarcástica, es decir, Laura, una progre perroflauta (los pintalabios responden al código sexista más añejo, dice), encargada de las redes sociales del grupo socialista, y Pablo, un pijo de chaleco y camisa, o sea, como Dios manda («¿Los rojos os creéis que podéis volar?») que proviene del campo e intenta abrirse camino en el de derecha. En el fondo, un par de becarios pringados a los que nadie presta especial atención hasta que acaban perdidos en el bosque y, tras el rescate, se convierten de la noche a la mañana en los números dos de dichas formaciones.
Entre comentarios sobre los ERE, otros casos de corrupción variopintos y la demagogia que los bandos fomentan, Laura y Pablo acaban liándose bien que les pese y aunque sus «jefes», Alfonso Bravo (el estupendo Gonzalo de Castro, que arregla casi cualquier cosa con el «todes» de las narices) y Victoria Silvela (una antológica Elena Irureta clavadita a Esperanza Aguirre; hasta está el detalle de la media), no sepan de qué va la película. El epílogo de esta, por cierto, se nos antoja lo más increíble de la cinta por muy buenistas que nos pongamos. Ya saben, si pueden, hagan el amor, no la guerra, que ya están los políticos para liarla parda.
Lo mejor:
Sus intérpretes están bastante bien, en especial, una «esperanzada» Elena Irureta
Lo peor:
Que quizá la escena postcréditos sea lo menos creíble de toda la película