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Entrevista

"El correo": Arón Piper le pone sonrisa de canalla al pelotazo inmobiliario

El actor se reencuentra con María Pedraza, seis años después de "Élite", en "El correo", la nueva película de Daniel Calparsoro sobre la corrupción urbanística en España

Hace ya años que el cine español, en un intento por explicarnos a nosotros mismos y a las generaciones futuras qué demonios pasó, viene intentando cercar la crisis del ladrillo que casi tira el país abajo tras haberlo cimentado durante décadas como un castillo de naipes. Uno de los ejemplos más brillantes fue "El reino", de Rodrigo Sorogoyen, aunque hay descripciones igual de ilustres y menos celebradas, como "B, la película", de David Ilundain o "Murieron por encima de sus posibilidades", de Isaki Lacuesta. En esa tradición, la de sintetizar el genoma de la corrupción endémica de los pelotazos inmobiliarios, se inserta "El correo", último trabajo en la dirección de Daniel Calparsoro ("Cien años de perdón") y el debut en un papel protagonista de cine para Arón Piper ("Élite") que aquí se reencuentra con María Pedraza y un elenco de secundarios de lujo que incluyen a Luis Tosar o Luis Zahera.

"La corrupción yo la conocía, obviamente, pero lo que no conocía era este método en concreto, el de los diamantes. Es algo que he aprendido con la película y que me ha fascinado, la verdad. El ver también la mafia a gran escala, a escala mundial, con la política de por medio. La película tiene mucho de realidad y es muy impactante", explica Piper a LA RAZÓN, uno de los intérpretes de moda entre la juventud y aquí un canalla simpático, un chaval de barrio al que, de pronto, la pelota le queda botando frente al área. Como conductor, o como el correo del título, su Iván Márquez es la materialización de uno más de esos numerosos peones que le hacían el trabajo sucio a los políticos y empresarios de turno, llevando dinero negro hasta Bélgica para regularizarlo fiscalmente mediante la compra de diamantes que jamás existieron.

Arón Piper en "El correo", la nueva película de Daniel Calparsoro
Arón Piper en "El correo", la nueva película de Daniel CalparsoroVACA FILMS / UNIVERSAL

Lo que los ricos no se atreven a hacer

"La idea era hacer una película trepidante, disfrutona y canalla, que toca un tema delicado pero de una forma ligera, para que llegara más al público. La película te va mostrando esa galería de personajes de una forma en la que hasta quieres que les salgan bien las cosas. Y yo, entonces, pregunto: ¿Por qué quieres que les salgan bien las cosas, si sabes que lo que están haciendo está mal? No intentamos darle a nadie una lección de nada, porque la película no es un panfleto", explica meridiano Calparsoro, que firma aquí su cuarto estreno en apenas un puñado de meses, tras la reciente "Todos los nombres de Dios", las series "Hasta el cielo" (derivada de su propio filme) y "Operación Marea Negra", y "Centauro", en la que colaboraba con Netflix. Y sigue: "La película también habla de cuando se coge a gente de baja estofa y se les viste de ricos para que hagan lo que los ricos no tienen arrestos de hacer. Aunque luego se lleven el 50%. No existen ideologías, solo existe dinero y más dinero, que solo genera impunidad", apunta el director.

A su lado, un reflexivo Piper aporta luz sobre la responsabilidad del papel protagónico, unas lides para las que parece adaptarse bien en el thriller: "Efectivamente, he notado (la responsabilidad). Agota en todos los sentidos, un protagonista. Pero me gusta, también. Hay una responsabilidad no solo con el proyecto, sino con el equipo con el que estás trabajando 24/7. Si tú estás mal, afecta a los actores que vienen a rodar menos veces que tú. Se contagia. Me gusta mucho el set de rodaje y acepto encantado esa responsabilidad", confiesa, antes de que su director le de la alternativa en vivo: "Es muy importante el carisma que tenga el actor, como tiene Arón, como María (Pedraza) o Luis Tosar. Ahí te juegas, realmente, el 70 o el 80 por ciento de la película. Luego, también es importante que la cuentes desde su punto de vista. Si ya tienes ese carisma conseguido, a través de los actores, te pone a su favor de alguna manera. Era muy importante contar todo desde dentro, porque así no les juzgas, les acompañas", completa Calparsoro.

En "El correo", Calparsoro narra la historia de uno de los peones del pelotazo inmobiliario en España
En "El correo", Calparsoro narra la historia de uno de los peones del pelotazo inmobiliario en EspañaVACA FILMS / UNIVERSAL

Narrada a un ritmo vertiginoso, la película intercala la ficción con los elementos documentales, con un Piper narrándonos en primera persona tanto su historia como la de un país consumido por las corruptelas. Quizá el trabajo menos sesudo de Calparsoro, en el mejor sentido de la expresión, "El correo" es un artefacto que funciona a las mil maravillas no tanto para entender la España de las comisiones sino para dejarnos llevar por sus derivadas, por ese lujo hortera y ese desenfreno que no podía tener más salidas que la ruina. "Tiene mucho ritmo y pasas de una cosa a otra continuamente. Eso habla también de lo efímero, de que las cosas pasaban muy rápido. Y es que el propio personaje protagonista se forra un par de veces y luego se vuelve a forrar. No es un tío que se hace rico y lo pierde. Se hace rico, lo pierde y luego lo vuelve a recuperar y a perder varias veces. Me gusta mucho el concepto este que tiene del carpe diem. En lugar de decir “bueno, me voy con lo que tengo ahorrado y tal”, coge y se lo gasta todo de fiesta, se funde hasta los calcetines", reflexiona el director antes de que añada Piper: "Eran muy horteras y lo siguen siendo, toda esta gente".

Pero si hay algo que hace funcionar "El correo", más allá de ciertos manierismos de un Arón Piper que aún se siente verde en la gran pantalla, es su química con María Pedraza. A seis años de su primer encuentro en "Élite", ambos intérpretes recrean su propio universo de la dama y el vagabundo, dando vida al chaval sin nada que perder y a la heredera de un reino de malversación. La historia de amor (o de lo que sea que a ustedes les conduzca al sexo) de ambos es en realidad la gasolina, también eróticofestiva en tiempos de recatamiento cinéfilo, que prende la trama: "Me encantan todos los personajes que me llegan la verdad, y cómo lo transformamos un poco. No es solo pija y ya está. Estoy ahí pero detrás hay mucho, por eso me quedo medio colgada por Iván. Realmente, protejo a mi familia, que es mi padre, pero me toca el ego porque empatizo con su vida. No se queda en un personaje superficial", confiesa Pedraza antes de citarnos en los cines desde el 19 de enero.