Subasta

Da Vinci rompe el mercado

La Razón
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«La obra se ha podido estudiar y así despejar dudas sobre sus posibles compradores».

Hay cosas que no ocurren todos los días, como vender un Leonardo da Vinci por 450,3 millones de dólares (382 al cambio en euros). La justificación puede parecer fácil: no hay leonardos en el mercado; la tabla contaba con el parecer favorable de la mayoría de los expertos; se había mostrado en 2011 en una exposición en la National Gallery de Londres... Pero en el mundo del mercado del arte la sorpresa ha sido mayúscula. Otros indicadores eran peores: los maestros antiguos cotizan a la baja; algún experto mantenía aún sus dudas y, sobre todo, se había vendido en 2013 en menos de la tercera parte: 108,3 millones de euros. Recuerdo que entonces los expertos justificaron la cifra diciendo que el comprador –el magnate ruso Dmitry Rybolovlev– estaba blanqueando dinero, y que lo mismo que hacía con su equipo de fútbol, el Mónaco de la Liga francesa, lo aplicaba a sus compras de arte. Hace unos meses, cuando el mismo millonario vendió al futbolista Kylian Mbappé al París Saint Germain (PSG) por 180 millones de euros, algunos ya pensaron que lo siguiente sería el cuadro. Un divorcio millonario parecía tener la culpa. Sin embargo, hay que reconocer lo hábil que ha sido con la venta del Leonardo: ha sacado más beneficios que con el futbolista. ¿Y por qué? Pues a todo lo dicho al comienzo de estas líneas habría que añadir lo que el experto mundial en Leonardo, Martin J. Kemp dijo en «Ars Magazine» y que tan bien recogió Javier Ors en este mismo diario: «El caso del ‘‘Salvator Mundi’’ fue manejado de manera brillante. Creo que se va a vender ahora y todavía no sé quién es su propietario. La National Gallery, antes de exponerlo en Londres, lo mostró a muchos historiadores. Yo aproveché la oportunidad para desarrollar un trabajo específico; incluso uno de mis alumnos hizo importantes hallazgos sobre su procedencia. Cuando se presentó al público, todos los especialistas habían podido estudiarla y nadie estaba desprevenido». Es decir, que este Leonardo, además de tener una magnífica procedencia, se pudo estudiar y así despejar las dudas de los posibles compradores. Una venta bien hecha. Y sobre el misterioso comprador me atrevo a proponer un nombre: Bill Gates. Es ya propietario del Códex Leicester, también de Leonardo, sobre el que el propio Kemp trabaja ahora. Además, tiene dinero para comprarlo... El tiempo lo dirá.